Un d¨ªa en la m¨ªstica del Raval
La monja Mar¨ªa Victoria Molins, autora del libro que inspir¨® 'Camino', de Javier Fesser, cuenta sus experiencias en el antiguo barrio chino de Barcelona
Mar¨ªa Victoria Molins camina muy r¨¢pido. "Me lo dicen mucho", se excusa, y estalla en carcajadas, mientras deja atr¨¢s a sus acompa?antes por las calles del barcelon¨¦s barrio del Raval. Lleva forro polar, fular azul celeste, pantalones y zapatos c¨®modos. Imposible imaginarse que en marzo cumplir¨¢ 73 a?os. Anda en zigzag, obligada por la gente que le saluda en ambas aceras: ex yonquis, prostitutas, vecinos espa?oles e inmigrantes, ni?os... Molins almacena centenares de historias en su memoria, dramas humanos que ella, did¨¢ctica, cuenta con sentido del humor. Culpa de lo que define como "la m¨ªstica de la calle", vivir la fe a trav¨¦s del cuarto mundo, los abandonados por una sociedad opulenta.
"Admir¨¦ la fuerza de la madre ante la muerte de Alexia", recuerda Molins
Defiende a Fesser: "La pel¨ªcula me impact¨®, vi su humanidad"
Viqui, as¨ª le llaman sus amigos, es monja teresiana. Vive con tres compa?eras en pleno Raval. Ya ha cumplido 52 a?os en la Compa?¨ªa de Santa Teresa de Jes¨²s y, en ese tiempo, ha escrito m¨¢s de 40 libros y ha sufrido -no le gustan- un par de encuentros con la fama. El ¨²ltimo le ha llegado inesperadamente: Molins es la autora de Alexia, experiencia de amor y dolor vivida por una adolescente, la primera biograf¨ªa de Alexia Gonz¨¢lez-Barros, el libro que inspir¨® a Javier Fesser su pel¨ªcula Camino. "En los setenta", recuerda, "yo dirig¨ªa en Madrid el colegio Jes¨²s Maestro y di clase a la hermana mayor de Alexia. Me llamaba la atenci¨®n aquel retaco encantador que, con cinco a?os, me dijo: 'Yo har¨¦ siempre lo que Jes¨²s quiera'. No conoc¨ª mucho a su padre, pero s¨ª a Moncha, su madre, de gran religiosidad, con cierto tono Opus, que adoraba a sus hijos. Admir¨¦ su fuerza al afrontar la muerte de Alexia con 14 a?os. Ten¨ªa que escribir sobre eso. Y reproduje lo que me cont¨® Moncha, di forma a sus palabras. No pod¨ªa intuir el fen¨®meno: hubo cuatro ediciones del libro en tres meses".
A Fesser, la monja le ha cambiado dos veces la vida. Primera ocasi¨®n: "En 1987 me qued¨¦ encerrado en una habitaci¨®n con un mont¨®n de armarios con cajones, y hab¨ªa un caj¨®n que me estaba diciendo ¨¢breme, y en ese caj¨®n un libro que estaba diciendo l¨¦eme, y en ese libro alguien me dec¨ªa esc¨²chame". La segunda fue hace pocos meses, cuando la conoci¨® en el estreno en Barcelona. "Se acerc¨® al final de la proyecci¨®n y pens¨¦: 'Qu¨¦ alegr¨ªa que esta se?ora est¨¦ aqu¨ª y qu¨¦ verg¨¹enza que no fuera yo quien la invitara". Esa noche pudieron cruzar unas palabras, quedaron despu¨¦s y desde entonces ha surgido una amistad que llev¨® al cineasta a dedicarle los Goya que Camino obtuvo hace 14 d¨ªas. "En la pel¨ªcula planteo una visi¨®n de la fe que la coherencia de Mar¨ªa Victoria me ha reafirmado".
A su pesar, la teresiana se ha visto envuelta en los desencuentros que el director ha tenido con los Gonz¨¢lez-Barros. "En parte hay que comprender a la familia, por c¨®mo queda la madre... Pero Javier les prometi¨® que nunca har¨ªa propaganda con el nombre de Alexia, y lo ha cumplido. Entiendo que dedique el filme a la ni?a, su inspiradora". Molins apoya el filme, que ya ha visto dos veces. "?Mi relaci¨®n actual con la familia? Desde que enferm¨® la madre, nada. Hasta Camino. La pel¨ªcula me impact¨®. Entend¨ª que no era Alexia, que Javier no quer¨ªa hacer una tesis, sino una hip¨®tesis, y vi su humanidad. Intent¨¦ explic¨¢rselo a Mar¨ªa Jos¨¦ [hermana de Alexia]".
A Molins le gusta el cine. Su pel¨ªcula favorita es Tierras de penumbra. "?C¨®mo describe el dolor de la p¨¦rdida!". Tambi¨¦n La misi¨®n y Pena de muerte. "Me atraen sus visiones de la religi¨®n". Por su labor como acompa?ante de un violador, a Molins le hicieron varios reportajes cuando se estren¨® el filme de Tim Robbins. El otro roce inesperado con la fama.
Hoy, jubilada, mantiene una actividad impresionante. Martes y jueves va a dos c¨¢rceles, a talleres de presos con problemas psiqui¨¢tricos, donde hace un peri¨®dico, y a acompa?ar a violadores. Los mi¨¦rcoles escribe. Los lunes acude a Cintra, un colegio fundado por varias asociaciones religiosas en los bajos de un edificio en el Raval. Sesenta ni?os bulliciosos y que se sorprenden cuando le hacen fotos a su Viqui. Los viernes da un taller de teatro en la Obra Social Santa Llu?sa de Marillac, en la Barceloneta, de las Hijas de la Caridad. En el edificio, cuatro luminosas plantas en donde desarrollan labores de acogida o un programa de integraci¨®n para todos aquellos excluidos socialmente, a Molins la reciben con alborozo. "Viven un s¨ªndrome de hijo ¨²nico, todos te quieren para ti", comenta divertida, y se abraza a su amiga Noem¨ª, un elegante travesti que prepara su sombrero de carnaval.
Y a¨²n queda Itaca, un piso de acogida a ex toxic¨®manos que se reincorporan a la sociedad. Diego lleva ya un a?o all¨ª: "Siempre quise tener una familia y aqu¨ª nos ayudamos unos a otros, luchamos contra nuestra inestabilidad social". Molins naci¨® cerca, en la Rambla de Catalu?a. "Soy de una familia religiosa, ten¨ªa nueve hermanos y dos de ellas ya eran teresianas cuando tom¨¦ los h¨¢bitos. En mi evoluci¨®n religiosa he llegado a hacer de la humanidad el centro de mi entrega a Dios".
A¨²n recuerda c¨®mo le marc¨® su primer viaje a Suram¨¦rica. "Estuve en Nicaragua en 1981. Aqu¨ª los ricos van a la iglesia y los pobres piden en la puerta. All¨ª los pobres est¨¢n dentro. ?Qu¨¦ tipo de fe hemos creado?". No quiere nada con la pol¨ªtica como estructura, "porque, aunque todos somos pol¨ªticos, a m¨ª s¨®lo me interesa lo social. Probablemente me colocar¨ªa m¨¢s cerca de la izquierda que de la derecha". Cuestionada sobre la estructura de la Iglesia, responde: "Vivo una Iglesia estupenda aqu¨ª. Una Iglesia base que vive el Evangelio, cercana al necesitado". En la despedida, insiste: "Yo no soy interesante". Y sigue trotando.
Babelia
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