Activos t¨®xicos
De la operaci¨®n G¨¹rtel emprendida por el juez Baltasar Garz¨®n y desvelada por este rotativo quedan todav¨ªa muchas preguntas por responder e imputaciones por sustanciar. Esto es, que no est¨¢n empapelados por ahora todos los que son ni seguramente son todos los que est¨¢n. En consecuencia, a pesar de la abundante y consistente informaci¨®n conocida, ser¨ªa temerario evaluar el alcance penal y pol¨ªtico de esta convulsi¨®n delictiva que tiene sus epicentros en las comunidades auton¨®micas madrile?a y valenciana. Por el momento, junto a los graves cargos que se formulan -cohecho, fraude, blanqueo de capitales, asociaci¨®n il¨ªcita y etc¨¦tera-, resulta l¨®gica, al tiempo que tan desmelenada como en ocasiones pat¨¦tica, la exculpaci¨®n de los gobernantes populares involucrados. En el caso de la Generalitat merecen glosarse algunos de estos aspectos mientras llega la hora de establecer responsabilidades.
Algo m¨¢s que amenazar habr¨¢n de hacer para persuadirnos de que no son una 'calamity'
En tal sentido, resulta llamativo por su hallazgo metaf¨®rico que el vicepresidente del Consell, Vicente Rambla, haya descrito como "relaci¨®n tangencial" la mantenida con la empresa Orange Market y sus administradores, cuando, a la vista de tanta familiaridad, s¨®lo le ha faltado a la Generalitat cohabitar con los encausados y ni se sabe la cantidad de millones del erario que se ha embolsado esta firma y sus asociadas debido a las relaciones privilegiadas con los entes p¨²blicos. Un entramado mercantil con aires brit¨¢nicos -la coentor no es patente nuestra- por la denominaci¨®n inglesa de sus compa?¨ªas y que m¨¢s parece un enjambre de p¨ªcaros, par¨¢sito de la Administraci¨®n all¨ª donde tiene vara de mando la derecha. En cierto modo este episodio ha venido a ser para el PP lo que los activos t¨®xicos para las finanzas: un negocio facil¨®n aparentemente sin riesgos que, sin embargo, bien puede acabar con su cr¨¦dito.
Ante un estallido tan escandaloso los prohombres del PP, en sinton¨ªa con sus cofrades de Madrid, han amenazado con sentar en el banquillo a quien ose mancillar la honorabilidad del partido o de alguno de sus miembros. No creemos que nadie se aventure a desafiar las iras de tan honorables siglas y gentes siendo as¨ª que, en este trance y como observa la diputada de Comprom¨ªs, M¨®nica Oltra, ellas mismas, mediante sus gestores, se est¨¢n socavando el prestigio. S¨®lo falta que se alumbre una n¨®mina beneficiaria de las "d¨¢divas y sobornos" que el mentado magistrado menciona en sus diligencias. Por el momento ¨²nicamente hay unos cuantos encausados y los "cuatro chorizos" a que alude el ex consejero Esteban Gonz¨¢lez Pons en un intento de separar el trigo de la paja. Pero solo se est¨¢ al comienzo de las averiguaciones y las sospechas se acrecen en proporci¨®n al hermetismo que practican los jerifaltes populares, a quienes no debe llegarles la camisa al cuerpo.
Pero lo m¨¢s grave de este asunto a nuestro entender no son las irregularidades y complicidades que puedan darse -y que de hecho se han constatado- sino el papel de paletos que ha desempe?ado el PP valenciano, desde su presidente Francisco Camps hasta el ¨²ltimo de los implicados, rendido a las zalamer¨ªas de unos conseguidores que encontraron en esta comunidad su tierra de promisi¨®n. Algo m¨¢s que callar, amenazar y sacudirse las pulgas habr¨¢n de hacer para persuadirnos que no son una calamity o algo peor.
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