Cruzada contra Eluana
Los derechos de los ciudadanos no deben someterse a los fundamentalismos religiosos
Eluana Englaro fue enterrada este jueves despu¨¦s de que muriera el lunes tras serle suspendido el tratamiento que la manten¨ªa en vida vegetativa desde hace 17 a?os. Nada hay que afecte m¨¢s profundamente a los hombres que el paso de la vida a la muerte y, en el caso de Eluana, su derecho a hacerlo de manera digna ha sido obstaculizado y demonizado por el Gobierno de Silvio Berlusconi y por la Iglesia cat¨®lica. Tras 11 a?os de lucha en los tribunales, la familia de la joven italiana consigui¨® la autorizaci¨®n de la Corte de Apelaci¨®n de Mil¨¢n para que se desconectara la sonda que la manten¨ªa en estado vegetativo tras el accidente de coche que sufri¨® cuando ten¨ªa 19 a?os.
A Silvio Berlusconi, ese fallo le sirvi¨® para poner en jaque al Estado de derecho, despreciando la sentencia del Tribunal Supremo y mostrando su falta de respeto por la Constituci¨®n, al forzar la aprobaci¨®n de un decreto urgente que impidiera la desconexi¨®n de la sonda. Cuestion¨® la autoridad del presidente Giorgio Napolitano, que se neg¨® a firmar el decreto, y convoc¨® al Senado para que debatiera esa ley que el Gobierno improvis¨® para que Eluana se mantuviera con vida. La Iglesia cat¨®lica, por su parte, orquest¨® una campa?a radical llena de descalificaciones e insultos a la familia de Eluana, y abiertamente rebelde contra la sentencia judicial que iba a permitirle a la joven dejar de vivir una vida sin capacidad de entender y de querer, sin libertad.
Ni leyes, ni Parlamento, ni Tribunal Supremo, ni Constituci¨®n, ni jefe del Estado: nada ha servido de freno a la cruzada ideol¨®gica que desencadenaron Berlusconi y la Iglesia contra una familia que luch¨® para que Eluana pudiera dejar de vivir respetando de manera escrupulosa la legalidad y evitando en todo momento la morbosa tentaci¨®n de mostrar las terribles condiciones en que la joven segu¨ªa con vida.
Los avances tecnol¨®gicos permiten actualmente prolongar la vida de manera artificial durante muchos a?os. Las leyes deben ajustarse a esa nueva realidad cuanto antes, y establecer con extrema claridad los derechos de los ciudadanos y los protocolos que deben seguir los m¨¦dicos ante situaciones tan dram¨¢ticas como las que ha vivido la familia Englaro. Es algo de lo que deber¨ªa tomar muy buena nota el Gobierno espa?ol, para evitar que los excesos doctrinales de la Iglesia puedan llegar a afectar el normal funcionamiento de un Estado de derecho, como ha ocurrido de manera bochornosa en Italia.
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