Fin de ¨¦poca, desaparece un generaci¨®n
Paul Nizan no tuvo una juventud feliz: ten¨ªamos 20 a?os y no dejar¨¦ a nadie decir que fueron los mejores a?os de nuestra vida, escribi¨® el autor de Chiens de garde y Aden Arabia, dos libros escritos en la d¨¦cada de 1930 y muy actuales. El segundo incluye, adem¨¢s, una estremecedora introducci¨®n de Sartre. Los que ten¨ªamos 20 o 25 a?os a finales de la d¨¦cada de 1960 fuimos afortunados. La historia avanzaba cuando nosotros inici¨¢bamos nuestra carrera de adultos, progres¨¢bamos a la vez, pod¨ªamos sentirnos protagonistas, la ¨¦pica no se reduc¨ªa al Bar?a. Ahora cuando se cumplieron ya 40 a?os del m¨ªtico 68 y van a cumplirse 30 de las primeras elecciones municipales es inevitable asumir que es el fin de una ¨¦poca y de una generaci¨®n. De una generaci¨®n privilegiada, la que vivi¨® intensamente entre los a?os sesenta y el final de siglo el largo proceso de resistencia ascendente y pudo luego contribuir a crear, con todas las limitaciones que quieran, las bases de una democracia que no quisimos que fuera ¨²nicamente formal.
En la crisis actual los nuevos equipos tendr¨¢n que enfrentarse a nuevas situaciones que exigir¨¢n fuerza, coraje, y sensibilidad
Toni Farr¨¦s acaba de morir. Elegido alcalde de Sabadell en las primeras elecciones municipales (1979), reelegido continuamente con m¨¢s del 50% de los votos, hasta que decidi¨® que 20 a?os es m¨¢s que nada y se retir¨® discretamente en 1999. Hab¨ªa nacido en 1945, lo conoc¨ª en 1968 cuando yo regresaba discretamente de una obligada (pero feliz) estad¨ªa de algunos a?os en Par¨ªs. Somos la generaci¨®n del 68. ?l, ex estudiante de Derecho, se hab¨ªa ido a trabajar a Unidad Herm¨¦tica. Fue destacado sindicalista de CC OO, luego termin¨® la carrera, hizo de abogado laboral, m¨¢s tarde fue un alcalde emblem¨¢tico no s¨®lo del PSUC, tambi¨¦n de toda una generaci¨®n de alcaldes y concejales que pasaron de la militancia clandestina al Gobierno de unas ciudades en crisis. Nunca cambi¨® de barricada, estuvo siempre al lado de los trabajadores, pero entendi¨® que mal servicio les dar¨ªa si s¨®lo se ocupaba de hacer programas sociales, que se hicieron y muchos en unos a?os en los que se perdieron varios centenares de miles de puestos de trabajo s¨®lo en la provincia de Barcelona. Toni recuerdo que me dijo poco despu¨¦s de ocupar la alcald¨ªa y discut¨ªamos sobre c¨®mo plantear la cuesti¨®n metropolitana: quiero cambiar la ciudad, atraer actividades, arreglar los barrios. No estoy en contra de Barcelona, pero me temo que si nos acercamos demasiado seremos siempre una periferia. Si tenemos que ser como Barcelona quiero que seamos como el Eixample, no como Nou Barris (NB ahora se ha convertido en una estupenda parte de la ciudad, pero en la d¨¦cada de 1960 era donde la ciudad pierde su nombre).
Toni Farr¨¦s fue un gran alcalde que hered¨® una ciudad en crisis, tanto econ¨®mica, hundimiento del textil local, como urbana, m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n viv¨ªa en barrios degradados o marginales. ?l con un equipo liderado por el hist¨®rico PSUC la cambi¨®. Poco despu¨¦s del inicio de su alcald¨ªa, un diputado convergente originario de Sabadell me dec¨ªa: qu¨¦ mala suerte, con la grave situaci¨®n de la ciudad ha sido elegido un alcalde comunista, nos acabar¨¢ de hundir. No lo creo, contest¨¦, Farr¨¦s ser¨¢ muy bueno para la ciudad y ya veremos si en otras ciudades vosotros lo hac¨¦is mejor. Es suficiente visitar el Eix Maci¨¤, una obra ambiciosa que se invent¨® un alcalde con ideas radicales pero sin prejuicios, con prioridades sociales a favor de la mayor¨ªa, pero que pensaba para toda la ciudad, en su econom¨ªa, urbanismo e imagen. Al inicio del proyecto me dijo: ahora estoy seguro de que ir¨¢ adelante y r¨¢pido, hemos conseguido convencer al Banc de Sabadell y a El Corte Ingl¨¦s de que se instalen en los dos extremos del Eix.
Nos ve¨ªamos s¨®lo de vez en cuando, hace unos meses compartimos unos d¨ªas en Buenos Aires, ¨¦l me coment¨® que quer¨ªa pasar una parte de la semana en Torredembarra y poder escribir un libro sobre los alcaldes, los de ahora y de ma?ana. Antes de Navidad acordamos vernos en enero cuando ¨¦l supon¨ªa que se habr¨ªa recuperado bastante. No ha sido posible. Nos queda una tristeza melanc¨®lica, por la p¨¦rdida de una persona querida. Pero tambi¨¦n, me parece, porque nos hace m¨¢s conscientes de que desaparece tambi¨¦n toda una generaci¨®n, como me dec¨ªa el viernes, en el ayuntamiento, muy cerca del cuerpo presente de Toni, la amiga Dolors Calvet, la que por unas decenas de votos no pudo sucederle en la alcald¨ªa. El cambio de siglo coincide con el fin de una ¨¦poca.
En los pr¨®ximos meses celebraremos los 30 a?os de los primeros ayuntamientos democr¨¢ticos, tras las elecciones del 3 de abril de 1979. Un mes despu¨¦s de las elecciones generales las municipales depararon un resultado que significaba un viraje a la izquierda. Los socialistas catalanes fueron los m¨¢s votados y en segundo lugar lo fue el PSUC. En la gran mayor¨ªa de los municipios grandes y medianos se constituyeron gobiernos de izquierda, en algunos casos con participaci¨®n de Convergencia. Los nuevos alcaldes y regidores tuvieron que aceptar el desaf¨ªo de hacer funcionar una maquinaria deteriorada, con muy escasos recursos y a la vez responder con eficacia a las demandas sociales acumuladas a las que se a?adieron las que generaba la crisis econ¨®mica que desindustrializ¨® una parte importante de la econom¨ªa del pa¨ªs. Los equipos de gobierno del 79, con la colaboraci¨®n de equipos de profesionales-militantes y el di¨¢logo con las entidades ciudadanas y vecinales, cumplieron una obra inmensa, que consolid¨® la democracia y evit¨® que se produjeran reacciones sociales violentas que la hubieran, quiz¨¢, hecho naufragar. Estos equipos se hab¨ªan forjado en la lucha antifranquista y entonces estuvieron a la altura de las circunstancias. En la crisis actual los nuevos equipos, que no tienen culpa alguna de haber vivido tiempos m¨¢s f¨¢ciles, tendr¨¢n que enfrentarse a nuevas situaciones que exigir¨¢n, como ocurri¨® entonces, fuerza, coraje, imaginaci¨®n y sensibilidad. Les deseamos sinceramente suerte.
Jordi Borja es profesor de la UOC
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