Tras las huellas de los ta¨ªnos
El Museo de Am¨¦rica abre sus puertas al arte del Caribe precolombino
?dolos sombr¨ªos, objetos rituales, arcanos de civilizaci¨®n ignota... la fascinante impronta de la cultura ta¨ªna aterriza en el Museo de Am¨¦rica de Madrid con un bot¨ªn de 55 piezas, 55 representaciones de un legado sin parang¨®n... pero sin demasiada publicidad en la historia del arte y de las civilizaciones.
La cultura ta¨ªna, una de las m¨¢s desconocidas de la Am¨¦rica precolombina, se extend¨ªa entre las zonas de poblaci¨®n que rodean el Caribe (Antillas Mayores, Cuba, Rep¨²blica Dominicana, Jamaica y Puerto Rico). Sus primeras noticias arrancan del primer viaje de Crist¨®bal Col¨®n a tierras americanas. El notario de todo lo que all¨ª se encontr¨® fue fray Ram¨®n Pan¨¦, considerado el primer alfabetizador, etn¨®logo y antrop¨®logo del Nuevo Mundo, quien acompa?¨® a Col¨®n en su segundo viaje. Sus escritos son pr¨¢cticamente el ¨²nico testigo que aporta luz sobre la peculiar concepci¨®n de este misterioso pueblo. La exposici¨®n El Caribe precolombino. Fray Ram¨®n Pan¨¦ y el universo ta¨ªno constituye, con piezas procedentes en su mayor parte del British Museum de Londres, un repaso sin precio a las creencias, los rituales y los mitos del pueblo ta¨ªno.
Todas las piezas de la muestra est¨¢n vinculadas a la vida cotidiana de un pueblo profundamente ligado a las leyes de la tierra. Manos de mortero, hachas, recipientes y esculturas est¨¢n inspirados en los productos del campo. Los artesanos trabajaban la piedra y la madera hasta conseguir impresionantes piezas antropom¨®rficas. Las obras que se exponen no conservan metales ni piedras preciosas, aunque, seg¨²n los comisarios de la muestra, Colin McEwan y Ana Casas, seguramente se utilizaron y posteriormente fueron destruidos por los misioneros colonizadores o saqueados.
Una de las piezas m¨¢s espectaculares del conjunto es un d¨²ho (asiento ceremonial) realizado en madera con forma de hombre tumbado y que seguramente inspir¨® algunas de las piezas maestras de Brancusi.
El comisario Colin McEwan explica que muchas de estas piezas se utilizaban en la llamada ceremonia de la cohoba; en ella los asistentes inhalaban alucin¨®genos para atraer a los seres sobrenaturales y preservar el equilibrio social manteniendo la armon¨ªa del entorno. McEwan destaca de manera especial las piezas escult¨®ricas con rostro de animal que eran adoradas por los pueblos caribe?os y a ellos se les ofrec¨ªan los ruegos.
A diferencia de otras culturas, la mujer ten¨ªa una gran importancia entre el pueblo ta¨ªno. Se la vinculaba a la riqueza de la naturaleza y se la consideraba imprescindible para la fertilidad de la tierra. La mujer gozaba de un respeto que choc¨® radicalmente con el criterio de los colonizadores. Los p¨¢jaros de pico largo, como los tucanes, fueron utilizados para representar el mundo femenino porque se consideraba que hab¨ªan utilizado sus picos para tallar la vulva de la mujer.
Colin McEwan explic¨® ayer que las piezas ahora expuestas no fueron encontradas en sus lugares de origen. Se salvaron porque fueron enviadas por algunos de los colonizadores como piezas de regalo a Europa. Lament¨® que la mayor parte acabara destruida. "El encuentro fue tan terrible como desigual", explic¨®. "Los europeos buscaban nuevas tierras y recursos y las culturas nativas fueron destruidas sin contemplaciones. Lucharon y se escondieron en cuevas y subterr¨¢neos, pero el encontronazo fue brutal y poco se pudo rescatar".
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