"Necesitamos pautas claras para que no se traspase la frontera del maltrato"
El reciente informe del Defensor del Pueblo sobre los centros de menores con problemas de adaptaci¨®n social en Espa?a muestra una realidad arbitraria y desoladora. Enrique M¨²gica ha urgido a las Administraciones a tomar cartas en el asunto y arreglar lo que el diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares compar¨® el martes, cuando se present¨® el informe a diputados y senadores, con la situaci¨®n de los psiqui¨¢tricos espa?oles en los a?os setenta.
Pregunta. ?C¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n? ?Es culpa de la privatizaci¨®n de los centros?
Respuesta. La gesti¨®n puede ser privada, pero con control. La Administraci¨®n no puede externalizar la gesti¨®n y desentenderse. Ni tampoco los fiscales de menores. Pero hemos apreciado que as¨ª como los suelen visitar los reformatorios, no hacen lo mismo con los centros de protecci¨®n a pesar de al menos semestralmente.
"Claro que hablamos con los menores, como obliga la ley. Hay que darles voz"
"Los mayores de 16 a?os tienen que permitir que se les d¨¦ medicaci¨®n"
P. ?Qu¨¦ deber¨ªa contener la regulaci¨®n que usted propone?
R. Qu¨¦ debe hacerse en los centros, c¨®mo y cu¨¢les deben ser los mecanismos de control obligatorios. Ahora mismo nadie sabe a qu¨¦ atenerse. Tiene que haber un acuerdo entre el Gobierno y las comunidades aut¨®nomas. Es imprescindible un reglamento nacional con pautas iguales para todos. No puede ser que cada entidad que gestiona un centro decida c¨®mo tratar a menores que est¨¢n tutelados por la Administraci¨®n. Los ni?os inadaptados no son distintos en Asturias o en Canarias.
P. ?Han detectado diferencias entre comunidades en la supervisi¨®n que ejercen?
R. S¨ª. Hay comunidades que tienen una relaci¨®n muy directa con los centros. Depende mucho del tama?o. En el Pa¨ªs Vasco, por ejemplo, son las diputaciones forales las que tienen competencias, y as¨ª es m¨¢s f¨¢cil mantener una buena relaci¨®n y una coordinaci¨®n permanente. Lo m¨¢s importante es que el ni?o tenga canales para comunicaro tenga canales para comunicarse con los t¨¦cnicos de la comunidad, que pueda expresarse, pero esto a veces se da, y otras no.
P. Se ha cuestionado desde algunos sectores que en su denuncia hace mucho caso de los menores, que han aprovechado para quejarse injustamente.
R. ?C¨®mo no vamos a hablar con ellos? La ley nos obliga a escucharlos, y hablar con ellos era una parte fundamental de la investigaci¨®n. Algunos tienen 16 y 17 a?os y no son menores que no puedan hablar o que no tengan uso de raz¨®n. Tambi¨¦n hablamos con educadores para compensar las posibles quejas caprichosas de los ni?os o los excesos verbales. Quer¨ªamos tener la opini¨®n de todas las partes. Por otro lado, muchos hablaban bien de sus centros y educadores. No siempre se quejaban. Y no es tan dif¨ªcil saber cu¨¢ndo un menor miente o exagera.
P. El Fiscal Jefe de Madrid compareci¨® con la consejera de Asuntos Sociales asegurando que el funcionamiento de uno de los centros, sobre el que hab¨ªa muchas quejas, era correcto.
R. Es una comparecencia ins¨®lita. Es como si hablan juntos el Fiscal General del Estado y el ministro de Justicia. Dicen que no han visto el maltrato. Nosotros tampoco. ?C¨®mo vamos a ver que retuercen a un ni?o, o qu¨¦ ha pasado para que decida ahorcarse o autolesionarse? Pero s¨ª hemos hablado con todas las partes y ¨¦stas son nuestras conclusiones. Todo esto empez¨® cuando un grupo de educadores vino aqu¨ª hace a contar lo que estaba pasando en su centro porque se hab¨ªan compadecido de los ni?os.
P. Medicaci¨®n sin control, salas de aislamiento como cuchitriles, contenciones con violencia f¨ªsica. ?La situaci¨®n que describe es generalizada?
R. Esto no sucede en todos los centros, ni mucho menos. Pero si no se ataja puede contaminarlo todo. Hay salas de aislamiento totalmente impropias y hay quien utiliza la violencia f¨ªsica m¨¢s all¨¢ de lo debido. Tenemos partes de lesiones de hospitales de algunos ni?os. No los hemos incorporado al informe, pero los tenemos.
P. Algunos educadores sostienen que estas contenciones f¨ªsicas son imprescindibles para tranquilizar a chicos nerviosos que pueden lesionarse a s¨ª mismos o a los dem¨¢s.
R. Pues en ese caso har¨¢ falta un protocolo, y un protocolo de aplicaci¨®n general, no unas normas internas que decide cada centro. Cualquiera no puede actuar como le venga en gana ni cualquiera puede hacer una contenci¨®n f¨ªsica. Habr¨¢ que preparar a los educadores y establecer unas pautas claras para que no se traspase la frontera entre el correctivo y el maltrato.
P. Sobre las salas llamadas "de aislamiento" oe las fundaciones que las usa dice que no pueden tener ventanas porque ¨¦stas tambi¨¦n pueden servir al menor para lesionarse; que estas condiciones son necesarias.
R. El 68% de los centros tiene salas de este tipo, muy distintas entre s¨ª. Hay centros que ni las usan y las tienen de almac¨¦n. Otros tienen cuartos razonables, de colores claros y agradables. Y son s¨®lo dos centros los que tienen estos cuchitriles sin ventilaci¨®n, con mal olor y recubiertos de goma negra, que producen una sensaci¨®n de opresi¨®n muy fuerte. Cuando comenzamos a visitar los centros y las vimos pensamos que quiz¨¢ eran imprescindibles, pero despu¨¦s de visitar 25 centros m¨¢s que no las tienen, pensamos que hay una alternativa. De alguna forma solucionan los problemas de nerviosismo de los menores los centros que han optado por prescindir de este tipo de habitaciones.
P. ?C¨®mo les explicaron los psiquiatras la abundante medicaci¨®n que se da a los chicos, muchos de los cuales no tienen patolog¨ªas psiqui¨¢tricas?
R. Nosotros no somos m¨¦dicos, y no podem somos m¨¦dicos, y no podemos juzgar las prescripciones, pero s¨ª denunciamos que en Espa?a no haya una especialidad en psiquiatr¨ªa infantil. Somos, junto con Rumania, el ¨²nico pa¨ªs de Europa que no dispone de estos estudios espec¨ªficos. Y tambi¨¦n pedimos que se cumpla la Ley de Autonom¨ªa del Paciente. Los chicos mayores de 16 a?os tienen que prestar su consentimiento para recibir medicaci¨®n. Si se niegan, el centro tendr¨ªa que acudir al juez. No pueden obligarles a tomar ning¨²n otro f¨¢rmaco
P. Seg¨²n lo que dispone el informe, hay dos modelos de intervenci¨®n con estos ni?os. Unos centros optan por un sistema represivo basado en la sanci¨®n y el castigo y otros buscan otras f¨®rmulas menos agresivas para reeducar ?Deber¨ªan unificarse?
R. Con las din¨¢micas de mayor afectividad los ni?os se sienten m¨¢s arropados, mientras que se rebelan contra la dureza. Nosotros no podemos decir si esa disciplina es absolutamente necesaria, pero lo que pedimos es que se abra un debate cient¨ªfico de verdad para saber cu¨¢l es el tratamiento adecuado y qu¨¦ f¨®rmulas est¨¢n aplicando en otros sitios. Y, aunque no nos pronunciamos por ning¨²n modelo, s¨ª denunciamos que en algunos centros no se considera al ni?o sujeto de derechos y deberes. Hay que superar este sistema porque los centros no est¨¢n para anular con castigos a menores que no han cometido ning¨²n delito, sino para formar a personas aut¨®nomas que puedan enfrentarse a la vida cuando cumplan la mayor¨ªa de edad.
P. ?Notaron alguna diferencia entre las visitas que hicieron por sorpresa y las que hab¨ªan avisado?
R. Todas fueron por sorpresa salvo en uno de los casos, por problemas de horario. Y, efectivamente, en ese centro estaban haciendo una obra. La directora dijo que era una obra programada, pero los ni?os dijeron que el d¨ªa antes se hab¨ªan puesto las pilas y que los alba?iles estaban abriendo una ventana que antes estaba tapiada. No sabemos si estaba programada o no, pero esto es lo que dec¨ªan los chicos.
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