La soledad del hombre ca¨ªdo en desgracia

El ¨²ltimo esca?o. El m¨¢s alejado de la presidenta. En la ¨²ltima fila y escorado a la izquierda, casi en la tierra de nadie que queda entre la bancada popular y la socialista. Con la ¨²nica compa?¨ªa de un diputado -y alg¨²n otro que se acerc¨® a hablar con ¨¦l durante el receso- y el refugio intermitente de la pantalla de su m¨®vil. Ah¨ª coloc¨® el PP en el pleno de ayer al diputado y ex consejero de Deportes Alberto L¨®pez Viejo. Lo m¨¢s alejado posible del Gobierno. Un hombre de Esperanza Aguirre se?alado por la fiscal¨ªa en la investigaci¨®n del juez Baltasar Garz¨®n y cuya gesti¨®n la presidenta no quiso avalar de forma expresa.

Fue probablemente el pleno m¨¢s largo de quien fue durante a?os el escen¨®grafo electoral del PP madrile?o. Un mal trago que sorbi¨® con dificultad. Aunque los flases tambi¨¦n se cebaron con los otros dos diputados populares supuestamente implicados en la trama de corrupci¨®n: Alfonso Bosch y Benjam¨ªn Mart¨ªn Vasco.

La jefa de Gobierno solt¨® que entre los socialistas hab¨ªa un imputado

Al o¨ªrlo, los diputados del PSOE exigieron una rectificaci¨®n

Una decena de veces aplaudi¨® la bancada del PP las intervenciones de su presidenta y de alg¨²n parlamentario. Ni una sola lo hizo L¨®pez Viejo, pese a que Aguirre estaba respondiendo preguntas sobre ¨¦l. Frunc¨ªa el ce?o, beb¨ªa agua. No quiso, ¨¦l que fue maestro en el arte de la inauguraci¨®n y los aplausos, participar en el teatro parlamentario. Ni en las muecas, ni en los bramidos de desaprobaci¨®n de ambos bandos. "Es una situaci¨®n muy dura para ¨¦l. Le est¨¢n haciendo un juicio paralelo en los medios", se apiadaba del ex consejero una diputada.

Los compa?eros de penitencia de Alberto L¨®pez Viejo aguantaban cada uno a su manera. Alfonso Bosch, hier¨¢tico. Casi como un mu?eco de cera. Benjam¨ªn Mart¨ªn Vasco, muy activo, muy cerca de la presidenta, seguro de s¨ª mismo. En¨¦rgico en el aplauso y con una perenne media sonrisa cuando hablaba la oposici¨®n, como si le hiciera gracia lo que estaban diciendo. La v¨ªspera, Mart¨ªn Vasco se hab¨ªa visto obligado a dimitir como presidente de la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el espionaje por su presunta vinculaci¨®n con otra trama: la de corrupci¨®n que investiga el juez Garz¨®n.

La presidenta luc¨ªa un jersey rojo con estrellas blancas. Bandera de su Comunidad con mangas que compr¨®, dijo luego, en H&M. Y as¨ª ataviada, y llamando "secta" al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, al juez de la Audiencia Nacional y a los medios que, seg¨²n ella, reciben sus filtraciones, estuvo atacando al PSOE y revolvi¨¦ndose a su vez a cada uno de sus ataques. Citando incluso la sentencia que atribuy¨® a Bertolt Brecht -"Primero fueron a por los comunistas, y yo no hice nada..."-, y que ahora parece que sirve para todo: por la ma?ana la hab¨ªa citado Francisco Camps, el presidente valenciano se?alado por la fiscal¨ªa. Y un mes atr¨¢s, el vicealcalde Manuel Cobo, ¨¦ste por causa bien distinta: hab¨ªa sido espiado y reclamaba el apoyo de los suyos.

De pronto, a Aguirre le dio por soltar que en las filas socialistas hab¨ªa un imputado. Sin dar m¨¢s datos. Como dando a entender que en todas las casas cuecen habas -y que de devolver el acta de sus tres penitentes, nada de nada-. Sus colaboradores aclararon m¨¢s tarde -ella no lo hizo- que el aludido era el diputado socialista Jos¨¦ Luis P¨¦rez R¨¢ez, ex alcalde de Legan¨¦s y con una causa abierta -distinta a la de la trama de la que se hablaba- en el Tribunal Superior de Justicia.

Y enfureci¨® el PSOE. Algunos se cebaron entonces con L¨®pez Viejo. "??se s¨ª est¨¢ imputado!", grit¨® un socialista. ?l (que no est¨¢ imputado) no se inmut¨®. Alargaba un poco el cuello y torc¨ªa el gesto. Elvira Rodr¨ªguez, la presidenta de la Asamblea, tuvo que suspender el pleno casi veinte minutos. Tiempo muerto.

A la vuelta, los tres penitentes se centraron en sus m¨®viles y ordenadores. El ex consejero de Deportes mascaba chicle. Bosch segu¨ªa r¨ªgido. Mart¨ªn Vasco continuaba aplaudi¨¦ndolo todo en¨¦rgicamente. "La verdad es que, al principio, cuando estall¨® todo esto, estaba abatido. Pero en las ¨²ltimas horas se ha venido bastante arriba", se coment¨® en un pasillo.

Poco a poco se fue vaciando la sala. Apenas quedaban diez diputados del PP. Pero L¨®pez Viejo resist¨ªa. Un inc¨®modo esca?o que, al menos, le manten¨ªa a salvo de los pasillos donde aguardaban los periodistas. Mart¨ªn Vasco y Alfonso Bosch se hab¨ªan largado a mitad del pleno. Cada uno a sus cosas, seg¨²n una portavoz. El segundo volvi¨® de vez en cuando, pero el ya ex presidente de la comisi¨®n de investigaci¨®n se esfum¨® y s¨®lo regres¨® para la votaci¨®n final.

A las 19.20, tras tres largas horas de penitencia, Alberto L¨®pez Viejo se cans¨®, se levant¨® y abandon¨® el sal¨®n de plenos. Pero ¨¦l, que dos semanas atr¨¢s se sentara junto a la presidenta Aguirre, no regres¨® al final de la sesi¨®n. Su voto no era necesario.

Bronca en la Asamblea de Madrid