El sexo desgasta a la CIA
Las perversiones de un esp¨ªa de EE UU en Argel da?an la imagen del pa¨ªs en el mundo ¨¢rabe
Cuando estuvo sentada en el sof¨¢ de su sal¨®n, Andrew Warren, de 42 a?os, director de la oficina de la CIA en Argel, pregunt¨® a V2 si le dejaba hacerle una foto con su m¨®vil. Despu¨¦s le sirvi¨® un vermut con sabor a manzana y al poco rato se fue a prepararle otro en la cocina, pero esta vez ella le sigui¨®. Warren puso entre sus manos una bandeja de galletas saladas y le pidi¨® que las llevase al sal¨®n mientras ¨¦l acababa de verter la bebida.
V2, el nombre que los investigadores dan a la v¨ªctima, hab¨ªa trabado amistad con Warren meses antes en El Cairo, la ciudad en la que reside junto con su marido, un espa?ol. Por eso posee la nacionalidad espa?ola adem¨¢s de la argelina. El estadounidense era el jefe de la CIA en Egipto hasta que en septiembre de 2007 fue trasladado a Argel. Antes hab¨ªa estado destinado en Kuwait y en Washington, donde trabaj¨® para el servicio de escuchas de la National Security Agency.
El agente acud¨ªa los viernes a las mezquitas radicales de Argel y pulsaba el ambiente departiendo con los fieles
Se form¨® en las universidades de Indiana y Norfolk State estudiando la historia de Oriente Pr¨®ximo y el ¨¢rabe. Es afroamericano y afirmaba haberse convertido al islam. Los viernes acud¨ªa a las mezquitas m¨¢s radicales y pulsaba el ambiente discutiendo con los fieles, seg¨²n la prensa argelina. Cuando le preguntaban de d¨®nde era daba el nombre de alg¨²n pa¨ªs subsahariano. Es "una persona incre¨ªble", declar¨® William Alexander, un antiguo profesor, al semanario Newsweek.
Tras beber el segundo martini, V2 se mare¨® y tuvo necesidad de vomitar. Despu¨¦s se acuerda de haber estado tumbada en el suelo del ba?o y a su lado estaba su anfitri¨®n intent¨¢ndole quitar los pantalones. No pod¨ªa resistirse f¨ªsicamente a los intentos de Warren, pero era capaz de hablar y le pidi¨® que se fuera del cuarto. ?l sigui¨® desvisti¨¦ndola mientras le aseguraba que se encontrar¨ªa mejor despu¨¦s de darse un ba?o.
La mujer recuerda que m¨¢s tarde estaba en la cama de Warren y ¨¦l acab¨® de desnudarla. "Nadie puede estar con ropa entre unas s¨¢banas tan caras", pretext¨® el agente. V2 estaba a veces consciente, y paralizada de m¨²sculos, y otras veces inconsciente. Guarda im¨¢genes de Warren desnudo, de rodillas y con su pene en erecci¨®n, y otras de la penetraci¨®n de su vagina.
V2 no recuerda c¨®mo sali¨®, ese 17 de febrero de 2008, de la residencia del esp¨ªa, en el c¨¦ntrico Chemin d'Hydra, pero dos d¨ªas despu¨¦s le envi¨® un correo acus¨¢ndole de haber abusado de ella. "Lo siento", le respondi¨® escuetamente. La mujer cont¨® lo sucedido a su marido y acudi¨® a la consulta de un psic¨®logo, pero no se decidi¨® a denunciarle hasta siete meses despu¨¦s durante su siguiente visita a Argel.
Thomas Daughton, el n¨²mero dos de la Embajada de EE UU en Argel, recogi¨® el testimonio de V2. No debi¨® de sorprenderle demasiado. Tres meses antes, otra mujer, esta vez una germano-argelina, se hab¨ªa presentado en la Embajada para denunciar a Warren. Daughton traslad¨® el relato de V2 al responsable de Servicio de Seguridad Diplom¨¢tica (DSS, seg¨²n sus iniciales en ingl¨¦s), que abri¨® una investigaci¨®n.
Scott Banker ha coordinado las pesquisas del DSS, que implicaron viajes de sus agentes a Alemania y a Egipto para entrevistar con profundidad a las v¨ªctimas, interrogatorios a Warren en Washington -fue apartado del puesto y repatriado a Langley en octubre pasado-, el registro de su domicilio en Argel y la incautaci¨®n de su m¨®vil, su ordenador personal y los discos duros en su poder. Todo se hizo con mandato judicial.
El testimonio de V2 ante los investigadores del DSS que se recoge en este reportaje est¨¢ extra¨ªdo de un escrito que Scott Banker envi¨® a finales de 2008 al tribunal del distrito de Columbia. En ¨¦l recoge las pruebas que apuntan a que el jefe de la CIA en Argel cometi¨® "graves abusos sexuales" en territorio bajo jurisdicci¨®n de EE UU -la residencia goza de inmunidad diplom¨¢tica-, pero el agente alega que las relaciones que mantuvo fueron consentidas. Un fiscal federal coordina la investigaci¨®n. A¨²n no ha presentado cargos.
Entre el material incautado se hallaron numerosas fotos de las dos denunciantes, as¨ª como de otras mujeres, toda una farmacopea y un libro sobre agresiones sexuales. Scott imparte de paso, en el documento remitido al juzgado, una clase magistral sobre la utilizaci¨®n de drogas para ablandar a mujeres que se resisten a mantener relaciones y sobre la permanencia en el ordenador de archivos que han sido en teor¨ªa borrados, pero pueden ser recuperados.
Warren ya plasm¨® su afici¨®n por las mujeres argelinas en una novela de espionaje The people of the veil (Las gentes del velo) que public¨® en 2002, cuando a¨²n no se hab¨ªa instalado en Argel. En ella, un diplom¨¢tico de EE UU, con el que se deb¨ªa de identificar el autor, y Mariam, su novia argelina, luchan por poner a salvo a los residentes estadounidenses en un Argel en plena revoluci¨®n isl¨¢mica. La guerra civil larvada que vivi¨® Argelia en los noventa y que se cobr¨® casi 200.000 muertos.
Toda la investigaci¨®n del Departamento de Estado habr¨ªa permanecido en secreto de no ser porque la cadena de televisi¨®n ABC la revel¨® el 29 de enero. Su divulgaci¨®n ha tenido efectos devastadores para la reputaci¨®n de EE UU en el mundo ¨¢rabe cuando parec¨ªa que el nuevo presidente, Barack Obama, iba a poder enderezarla. "Esa conducta sexual inapropiada tendr¨¢ un impacto desastroso sobre la imagen de Am¨¦rica", prev¨¦ el diario argelino El Watan.
El flujo de comentarios en los foros de Internet y en los titulares de algunos rotativos dan la raz¨®n al vaticinio. Diplomacia del secuestro, de las violaciones, del terror y del espionaje, titulaba el diario Echourouk, el de mayor difusi¨®n. "La violaci¨®n de mujeres honorables no difiere en nada de la violaci¨®n de una naci¨®n", a?ad¨ªa resumiendo un sentimiento extendido entre los argelinos.
La revelaci¨®n de ABC puso tambi¨¦n en apuros al Gobierno argelino. Detr¨¢s de una ret¨®rica impregnada de nacionalismo y de defensa del Tercer Mundo, desarrolla una estrecha cooperaci¨®n con Washington para luchar, entre otras cosas, contra el terrorismo islamista. El periodista Robert Kaplan cont¨® en 2007 en su libro (Hog Pilots, Blue Waters Grunts) c¨®mo las fuerzas especiales estadounidenses se entrenaban con las argelinas cerca de Tamanrraset, en el desierto. Desde entonces han surgido otros testimonios.
En la coalici¨®n de partidos que apoya la reelecci¨®n del presidente Abdelaziz Bouteflika, que el 9 de abril lograr¨¢ un tercer mandato, no hubo voces cr¨ªticas, pero los islamistas moderados de Ennahda se apresuraron en exigir el cierre de la oficina de la CIA porque "pone en gran peligro los intereses supremos de Argelia".
La mayor andanada contra Bouteflika parti¨® de la rama local de Al Qaeda, cuyo l¨ªder, Abdelmalek Droukdel, se explay¨® con un comunicado colgado en webs radicales. "?No demuestra este esc¨¢ndalo que Bouteflika es como Hamid Karzai en Afganist¨¢n y Nouri al Maliki en Irak?", se pregunt¨®. "Querida naci¨®n: ?qu¨¦ m¨¢s deben hacer estos dirigentes para que habl¨¦is con una sola voz y dig¨¢is: '?Basta!?". Los "cr¨ªmenes" de Warren y el "silencio" oficial argelino legitiman, seg¨²n ¨¦l, la violencia "contra los ap¨®statas".
Las autoridades argelinas no han dicho "basta", pero han insistido en que es un "caso muy grave que no puede ser ignorado", seg¨²n repet¨ªa el mi¨¦rcoles Abdal¨¢ Baali, el embajador de Argelia en EE UU. No han roto relaciones con la Embajada de EE UU, pero, desde que se hizo p¨²blico el esc¨¢ndalo, s¨ª han reducido sus contactos con los diplom¨¢ticos norteamericanos hasta que, preve¨ªa uno de ellos, "pase la tormenta". El enfriamiento no ir¨¢ muy lejos. EE UU es el primer cliente de los hidrocarburos argelinos. -
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