?Deflaci¨®n, inflaci¨®n o ducha escocesa?
La perspectiva de que el pr¨®ximo verano se alcancen tasas negativas de variaci¨®n de los precios en las econom¨ªas estadounidense y europea ha alimentado en los ¨²ltimos tiempos el debate sobre la deflaci¨®n. Tras el paso a la flotaci¨®n, en los a?os setenta y ochenta, se pensaba que la deflaci¨®n era un problema del pasado, propio del patr¨®n oro o del sistema de tipos de cambio fijos. La crisis japonesa de los a?os noventa sirvi¨®, sin embargo, como recordatorio de que su amenaza no se hab¨ªa eliminado. Lo m¨¢s sorprendente no fue que Jap¨®n cayera en la deflaci¨®n, sino que las pol¨ªticas econ¨®micas no sirvieran para sacar a la econom¨ªa de esta situaci¨®n. Algunos pensaron que se trataba de errores o incompetencia de las autoridades japonesas. Pero en todo caso, el mito de que resulta f¨¢cil crear inflaci¨®n (o combatir la deflaci¨®n) en un mundo de dinero fiduciario se hab¨ªa derrumbado.
El est¨ªmulo fiscal y monetario actual no tiene precedentes desde la posguerra mundial
El hecho de que se alcancen tasas negativas de inflaci¨®n durante varios meses no significa, obviamente, que estemos en una situaci¨®n deflacionista. La deflaci¨®n es un proceso persistente de ca¨ªda de los precios, y lo que prev¨¦n la mayor¨ªa de los analistas es que los ¨ªndices de precios de consumo de los principales pa¨ªses se sit¨²en temporalmente en valores negativos, debido a la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo, en tanto que la inflaci¨®n subyacente se espera que se mantenga en valores positivos, aunque moderados. Pero existe un riesgo de que la ca¨ªda de los precios y la recesi¨®n se realimenten en una espiral deflacionista.
Si la preocupaci¨®n a corto plazo es la deflaci¨®n, a medio y largo plazo crece la inquietud por la inflaci¨®n. El est¨ªmulo fiscal y monetario que los Gobiernos de los principales pa¨ªses est¨¢n imprimiendo a sus econom¨ªas no tiene precedentes desde la posguerra mundial. Adem¨¢s, los problemas de sobreendeudamiento -como los actuales- se han corregido hist¨®ricamente mediante el aumento del nivel general de precios, que reduce el valor real de las deudas y limita el riesgo de impago, mucho m¨¢s perturbador. Resulta dif¨ªcil pensar que pueda salirse de esta situaci¨®n sin unas tasas de inflaci¨®n significativamente m¨¢s elevadas a un horizonte de cuatro o cinco a?os.
Hace unos a?os, en el apogeo de la fama de Alan Greenspan como presidente de la Fed, se acu?¨® la expresi¨®n Goldilocks Economics para definir lo que parec¨ªa un nuevo paradigma: la econom¨ªa de Ricitos de Oro, donde las variables macroecon¨®micas clave no estaban ni muy fr¨ªas ni muy calientes, sino en su punto justo. Ahora parece que la econom¨ªa mundial se encamina, por el contrario, a un tratamiento de ducha escocesa. Aunque inicialmente desagradable, la sucesi¨®n de fr¨ªo y calor reactiva la circulaci¨®n sangu¨ªnea y tiene efectos tonificantes y estimulantes sobre el organismo humano; pero su impacto sobre la econom¨ªa mundial no est¨¢ contrastado.
Santiago Fern¨¢ndez de Lis y Javier Paredes son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Afi).
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