El recuerdo de Machado moviliza a los hijos de los republicanos
Los versos del poeta sonaron en Collioure a los 70 a?os de su muerte
Paco Ib¨¢?ez ped¨ªa ayer permiso a Antonio Machado para apoyar su pie sobre la l¨¢pida del cementerio de Collioure (sur de Francia) y dar as¨ª sustento a la guitarra. Luego se arranc¨® con "Ya hay un espa?ol que quiere / vivir y a vivir empieza...", de Proverbios y cantares. Apenas se le o¨ªa, la tramontana soplaba con fuerza y sacaba brillo al cielo. Pero cuando lleg¨® a la estrofa de "Espa?olito que vienes/ al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Espa?as / ha de helarte el coraz¨®n", la consigna se extendi¨® como reguero de p¨®lvora entre las 300 personas reunidas y fue un canto un¨¢nime y entra?able para recordar al poeta muerto hace 70 a?os y a los ideales republicanos a los que fue fiel hasta el ¨²ltimo d¨ªa.
Por el campo de Argel¨¨s pasaron cerca de 100.000 refugiados
El cantante cerr¨® su recital con un emotivo '?Ay, Carmela!'
Ha sido un fin de semana muy activo para la memoria hist¨®rica en la zona del Rosell¨®n franc¨¦s. El s¨¢bado por la ma?ana hubo una marcha desde la alcald¨ªa de Argel¨¨s hasta la entrada norte de lo que fue el campo de refugiados -a 2,5 kil¨®metros- en la que tomaron parte unas 1.500 personas, convocadas por la modesta -350 afiliados- pero muy activa asociaci¨®n FFRREEE, siglas francesas de Hijos e Hijas de Republicanos Espa?oles y Ni?os del ?xodo. Al frente la teniente de alcalde de Par¨ªs, Anne Hidalgo, hija ella misma de refugiados espa?oles, la marcha ganaba la playa y colocaba un moj¨®n para marcar el acceso m¨¢s septentrional del campo, abierto a mediados de febrero de 1939. La apertura de fronteras el d¨ªa 5 de ese mes propici¨® que entraran en el departamento de los Pirineos Orientales m¨¢s de 350.000 personas, entre civiles y militares, de los cuales se calcula que unos 100.000 pasaron por Argel¨¨s. Un drama humanitario de dimensiones colosales.
Josep Umbert, 85 a?os, lo vivi¨® en directo. Ten¨ªa 17 a?os y trabajaba en la f¨¢brica Hispano-Suiza de Barcelona. Los fascistas tiraban ya desde el Tibidabo cuando a ¨¦l le dieron orden de cargar maquinaria en el cami¨®n y salir hacia Francia. Pas¨® la frontera a pie, por Espolla, y camin¨® hasta Argel¨¨s, a unos 35 kil¨®metros al norte. Lleg¨® cuando el campo a¨²n no estaba montado, si campo puede llamarse a una playa peinada por el fr¨ªo viento y cercada por alambradas, sin barracones ni letrinas. "Los que m¨¢s suerte tuvieron fueron los paracaidistas, que pudieron hacerse tiendas de fortuna. Los dem¨¢s nos junt¨¢bamos para compartir las mantas. Ech¨¢bamos a suerte los que dorm¨ªan en los extremos, que eran los que pasaban m¨¢s fr¨ªo". Los gendarmes senegaleses les trataban a patadas. La frase que m¨¢s repet¨ªan era "Allez, allez!". Umbert recordaba toda esta epopeya ante un cami¨®n quemado y dos barracones de attrezzo, montados por TV-3 para un reportaje que ha acabado de grabar y que emitir¨¢ el pr¨®ximo mayo.
Pero no todo hab¨ªan de ser malos tratos. Est¨¢ por ejemplo la edificante historia de la maestra suiza Elisabeth Eidenbenz, la cual mont¨® en un cas¨®n modernista de las afueras de Elne una maternidad para las refugiadas en la que nacieron cerca de 600 ni?os. La historia, publicada en 2006 por Assumpta Montell¨¤, ha dado pie a un montaje teatral y a una pel¨ªcula que se rodar¨¢ pr¨®ximamente, dirigida por Manuel Huerga.
El coraz¨®n de este intenso final de semana dedicado al recuerdo hab¨ªa de ponerlo Paco Ib¨¢?ez en un recital celebrado la noche del s¨¢bado en Argel¨¨s. Que la memoria republicana est¨¢ muy viva en la zona volvi¨® a demostrarlo el hecho de que se movilizaran cerca de 1.300 almas, por encima del aforo previsto. Paco, acompa?ado en algunas canciones por el guitarrista Mario Mas y en algunas otras por su hija Alicia, fue desgranando, en medio de un silencio conmovedor, el repertorio habitual de sus exilios po¨¦ticos, de Alberti a Goytisolo, pasando por Le¨®n Felipe, G¨®ngora, Neruda, Garc¨ªa Lorca, Blas de Otero y Gabriel Celaya (canturreado t¨ªmidamente por el p¨²blico cuando lleg¨® al m¨ªtico "estamos tocando el fondo"). Ya en los bises le pidieron que cantara A galopar y ¨¦l dijo que la cantar¨ªa, aunque le sonaba un poco a "florero", pero al final cambi¨® de idea y en su lugar coloc¨® un ?Ay, Carmela! que, esa s¨ª, fue coreada por el auditorio puesto en pie. "Es que este s¨ª es de verdad su himno", razonaba el cantante mientras daba cuenta tras el concierto de un buen plato de cus-cus, montado all¨ª mismo por los infatigables hijos de los republicanos.
Ayer por la ma?ana, sin afeitar, pero con el esp¨ªritu de servicio a la memoria intacto, ah¨ª volv¨ªa a estar Paco Ib¨¢?ez en el peque?o cementerio de Collioure, junto al alcalde de Soria, Carlos Mart¨ªnez, y la consejera de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa, Rosa Torres, escuchando poemas recitados, antes de intervenir ¨¦l. Un equipo de Canal Sur le pregunt¨® si le parec¨ªa bien que los restos del poeta, que yacen junto a los de su madre, muerta cuatro d¨ªas despu¨¦s, permanecieran en Francia. "No s¨¦, preg¨²ntenselo a ¨¦l", fue su c¨¢ustica respuesta.
Trasladar esos restos ser¨ªa sin duda hacerle un flaco favor a la memoria de Francisco Ortiz, que se alist¨® el 24 de julio de 1936 en contra del parecer de su padre -"m¨¢s vale morir de pie, con las armas en la mano", le dijo-, luch¨® en Brunete y Guadalajara y pas¨® la frontera por el Caning¨®, el imponente macizo blanco que se?orea el llano. Ortiz pas¨® por Argel¨¨s, m¨¢s tarde los alemanes le deportaron a Mauthausen, donde fue liberado por los sovi¨¦ticos casi tres a?os despu¨¦s y a¨²n encontr¨® fuerzas para unirse a la divisi¨®n del general Leclerc y liberar Par¨ªs en junio de 1944, la primera victoria que pod¨ªa contar en muchos a?os de vida militar. Hoy es un anciano bien trajeado que vive en Perpi?¨¢n, con la familia de su hijo. Esa memoria nadie est¨¢ autorizado a arrebat¨¢rsela. Las movilizaciones para que perdure son numerosas, a uno y otro lado de la frontera y eso le da paz, tras tanta, tanta guerra.
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