La nueva vestimenta del capitalismo
Es la crisis financiera mundial una oportunidad para crear una nueva forma de capitalismo basado en valores racionales?
Eso es lo que parecen pensar el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el ex primer ministro brit¨¢nico Tony Blair. En un simposio, celebrado en Par¨ªs el mes pasado, Sarkozy calific¨® el capitalismo basado en la especulaci¨®n financiera de "sistema inmoral", que "ha pervertido la l¨®gica del capitalismo". Sostuvo que el capitalismo necesita nuevos valores morales y aceptar un papel m¨¢s fuerte de los gobiernos. Blair hizo un llamamiento en pro de un nuevo orden financiero basado en "valores diferentes del m¨¢ximo beneficio a corto plazo".
Resulta asombroso lo f¨¢cilmente que los pol¨ªticos de todas las orientaciones -incluso los firmes partidarios ideol¨®gicos del mercado desregulado- han aceptado la idea de que el Estado deb¨ªa rescatar a los bancos y las compa?¨ªas de seguros cuando se encontraran con problemas. Pocos han estado dispuestos a correr los riesgos inherentes a la decisi¨®n de dejar desplomarse a bancos importantes. Muchos tem¨ªan un desempleo a gran escala, un maremoto de quiebras, millones de familias expulsadas de sus casas, la red de seguridad social tensada hasta el punto de desbaratarse y tal vez disturbios y un resurgimiento del extremismo pol¨ªtico que llev¨® a Hitler al poder en Alemania durante la depresi¨®n del decenio de 1930.
?Qu¨¦ sentido tiene el lujo en un mundo en el que mueren de pobreza 10 millones de ni?os al a?o?
La opci¨®n de salvar a los bancos de las consecuencias de sus propios errores indica un cambio de valores, alejado de la creencia en la idoneidad m¨¢xima del mercado. Pero ?producir¨¢ tambi¨¦n la recesi¨®n un cambio profundo en los valores de los consumidores?
No es casualidad que el simposio en el que participaron Sarkozy y Blair se celebrara en Francia, donde algunos han considerado necesaria la crisis financiera mundial precisamente porque est¨¢ produciendo ese cambio de valores. En una secci¨®n de Le Figaro sobre c¨®mo reducir los gastos propios se predijo una "revoluci¨®n en los valores" y se afirm¨® que la gente dar¨ªa prioridad a la familia por encima del trabajo. (Los norteamericanos consideran que los franceses, con su horario laboral m¨¢s corto y sus vacaciones m¨¢s largas, ya conceden esa prioridad a la familia frente al trabajo).
Los franceses siempre han tenido menos tendencia a endeudarse: cuando pagan con tarjetas, suelen hacerlo con las de d¨¦bito, con las que recurren a fondos que ya tienen, en lugar de a las de cr¨¦dito. Ahora ven la crisis actual como una confirmaci¨®n del valor que supone no gastar un dinero que no se posee.
Eso significa menos gastos lujosos, cosa que resulta dif¨ªcil de conciliar con la fama de Francia como pa¨ªs de la moda, el perfume y el champa?a, pero el exceso ya no est¨¢ de moda y hay noticias de que en todas partes se est¨¢n reduciendo las compras de art¨ªculos lujosos. Richemont, la empresa suiza de art¨ªculos de lujo propietaria de las marcas Cartier y Montblanc, ha dicho que est¨¢ afrontando "las m¨¢s duras condiciones del mercado desde su creaci¨®n hace 20 a?os". Ahora bien, ?se trata de un cambio duradero de valores o de una simple reducci¨®n temporal, impuesta a los consumidores por las p¨¦rdidas en las inversiones y una mayor incertidumbre econ¨®mica?
En su discurso de toma del poder, Barack Obama, dijo: "Ha llegado el momento de dejar de lado las puerilidades" y optar, en cambio, por la noble idea de que "todos son iguales y libres y todos merecen la oportunidad de perseguir plenamente su aspiraci¨®n a la felicidad". Ser¨ªa excelente que la crisis financiera mundial restableciese una conciencia adecuada de lo que es importante. ?Podr¨¢ la crisis recordarnos que compramos art¨ªculos lujosos m¨¢s por el rango social que representan que por su valor intr¨ªnseco? ?Podr¨¢ ayudarnos a apreciar que muchas cosas son m¨¢s primordiales para nuestra felicidad que nuestra capacidad para gastar dinero en moda, relojes caros y restaurantes de primera? ?Podr¨¢ incluso, como propone Obama, volvernos m¨¢s conscientes de las necesidades de quienes est¨¢n viviendo en la pobreza real y en condiciones mucho peores que las que tendremos nosotros jam¨¢s, con o sin crisis financiera? El peligro es que de las posibilidades de un cambio real de valores se apropien, como ha ocurrido con tanta frecuencia en el pasado, quienes lo vean s¨®lo como otra oportunidad de hacer dinero. Seg¨²n se ha sabido, la dise?adora Nathalie Rykiel, que va a exhibir su nueva colecci¨®n de Sonia Rykiel en marzo, no va a hacerlo en su enorme y caro local habitual, sino en el espacio, menor, el de su tienda. "Es un deseo de intimidad, de vuelta a los valores", dice. "Tenemos que volver a una escala menor, en contacto con las personas. Vamos a decir: 'Vengan a nuestra casa. Miren y toquen la ropa".
Ah, s¨ª, en un mundo en el que 10 millones de ni?os mueren todos los a?os por causas evitables y relacionadas con la pobreza y en el que las emisiones que provocan el efecto de invernadero amenazan con provocar millones de refugiados por razones clim¨¢ticas, debemos visitar las tiendas de Par¨ªs y tocar las telas. Si las personas estuvieran preocupadas por los valores morales defendibles, no comprar¨ªan ninguna ropa de alta costura. Pero, ?qu¨¦ posibilidades hay de que Nathalie Rykiel -o las minor¨ªas opulentas de Francia, Italia o los Estados Unidos- adopten esos valores?
.? Project Syndicate, 2009.
Traducci¨®n de Carlos Manzano.
Peter Singer es catedr¨¢tico de Bio¨¦tica en la Universidad de Princeton
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.