Una actriz que absorbe el placer y el dolor

Lo que ella posee, sin que nadie se lo pueda dar o quitar es un paisaje interior colmado de vivencias. Es lo que le acompa?a cuando recorre caminos junto a otros o en esa soledad tan compartida del actor. Un presente despojado de las ligaduras que vuela buscando lo m¨¢s alto de su individualidad, lo m¨¢s espec¨ªfico y personal. Un pie en las metas m¨¢s lejanas hurgando el imposible ideal de belleza y perfecci¨®n, pero otro en la tierra recogiendo experiencias que nutran su compromiso con la vida, que alimenten su memoria y esa imaginaci¨®n que se nos antoja ilimitada. Tan ilimitada como su capacidad de experimentaci¨®n y de conciencia, ambas guiadas por una voluntad invicta. Sabe que el arte de actuar consiste en evocar y para eso hay que posarse como p¨¢jaros sobre la memoria y absorber hasta la ¨²ltima gota del placer y del dolor.

Por eso, cargada de la esencia de la vida, Pen¨¦lope Cruz alza el vuelo. Un vuelo personal, espec¨ªfico, individual, intransferible. Goethe dec¨ªa "la mayor suerte es la personalidad". Ella juega con el cuerpo, la mente y los sentimientos para lograr la transformaci¨®n a trav¨¦s de los personajes. Conduce al espectador de la oscuridad a la luz revelando los conflictos del alma humana como si fuera una celebraci¨®n, un f¨¢cil salto para que entre en acci¨®n la voluntad y desate los sentimientos de dolor, placer, alegr¨ªa o ira en un reconocimiento al sufrimiento y al goce humanos. Ella nos recuerda que nada de lo humano nos debe ser ajeno y lo hace con simplicidad, verdad, belleza y facilidad. Una condici¨®n presente desde sus inicios, como lo es tambi¨¦n cavar hondo para que germine la semilla simb¨®lica, y signifique la voluntad y la conciencia, obsesionadas por echar ra¨ªz y crecer hasta el cielo. La creaci¨®n no tiene l¨ªmites, es maravilloso y esperanzador cuando una actriz con un peque?o cuerpo, una sonrisa muda, una risa sonora y una mirada melanc¨®lica nos recuerda desde el otro lado que dinamizar, cambiar, movilizar, comunicar, embellecer es una cuesti¨®n de disposici¨®n y vulnerabilidad del alma.

Cristina Rota fue profesora de interpretaci¨®n de Pen¨¦lope Cruz.