Relevo en Justicia
El sucesor de Bermejo se enfrenta a la misma tarea, pero con m¨¢s deterioro y crispaci¨®n
La monter¨ªa en la que particip¨® el ministro Bermejo no fue s¨®lo inoportuna; tambi¨¦n ha resultado decisiva para su salida del Gobierno. El hasta ahora titular de Justicia ha ofrecido durante los ¨²ltimos d¨ªas el flanco por el que el Partido Popular est¨¢ pretendiendo zafarse de sus responsabilidades en la trama de corrupci¨®n que se investiga en la Audiencia Nacional, y que en los pr¨®ximos d¨ªas pasar¨¢ a los Tribunales Superiores de Justicia de Madrid y de Valencia por la presencia de personas aforadas en el sumario.
La proximidad de las elecciones en el Pa¨ªs Vasco y, sobre todo, en Galicia, donde la direcci¨®n nacional de los populares se juega en gran medida su futuro pol¨ªtico, no ha favorecido a Bermejo, cuya presencia en el Ejecutivo limitaba las posibilidades de que los socialistas sacaran el m¨¢ximo provecho de las dificultades por las que atraviesa el PP. Los dirigentes populares no han dudado en considerar la dimisi¨®n como una victoria. Sin embargo, han perdido el parapeto tras el que estaban buscando cobijo pol¨ªtico para hacer frente a la tormenta judicial, que podr¨ªa arreciar tras el levantamiento del secreto del sumario.
Pero la monter¨ªa ha sido, con todo, el detonante ¨²ltimo de un relevo que parec¨ªa inevitable por razones pol¨ªticas de mayor peso, aunque no resultara f¨¢cil para Rodr¨ªguez Zapatero escoger el momento oportuno para llevarlo a cabo. Bermejo se hizo cargo del ministerio con el mandato expreso de desactivar los graves conflictos que atravesaba la justicia, tanto por la divisi¨®n entre las principales fuerzas pol¨ªticas como por la propia situaci¨®n interna de los juzgados. Bajo su mandato ha tenido lugar una huelga de secretarios y otra de jueces y magistrados, y el clima no ha dejado de enrarecerse a lo largo de toda su trayectoria como ministro. La fama de dureza que llev¨® a Bermejo hasta el Gobierno se ha convertido en la principal raz¨®n para su salida. La escenificaci¨®n de ¨¦sta como dimisi¨®n y no como destituci¨®n parece responder hasta cierto punto a la realidad de los hechos, pero se trataba, a su vez, de la mejor f¨®rmula de la que dispon¨ªa el Gobierno para minimizar los beneficios pol¨ªticos que pudiera obtener el PP. Tambi¨¦n para fijarle un list¨®n de exigencia en el futuro.
La rapidez con que se ha anunciado el nombre del nuevo ministro de Justicia apunta a que la salida de Bermejo ven¨ªa prepar¨¢ndose desde los ¨²ltimos d¨ªas. Zapatero ha querido cerrar el relevo cuanto antes, y en esta ocasi¨®n ha optado por el talante negociador de Francisco Caama?o, hasta ahora secretario de Estado de Asuntos Constitucionales. El nuevo ministro ha sido bien recibido por el Consejo General del Poder Judicial y por las principales asociaciones de jueces y magistrados. La tarea que le aguarda es la misma para la que fue nombrado Bermejo, s¨®lo que el deterioro de la justicia es mayor y el grado de crispaci¨®n ha llegado a l¨ªmites que comprometen el normal funcionamiento de un poder del Estado.
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