Picasso se aparece entre los cl¨¢sicos
La National Gallery abre sus puertas por vez primera al arte posterior a 1900 con una retrospectiva del artista
Pablo Picasso desembarca en Londres para exhibir con insolencia sus indiscutibles galones de revolucionario del arte del siglo XX... pero no lo hace en cualquier contexto. La exposici¨®n Challenging the past (Retando al pasado), un espejo del pulso que el genio mantuvo siempre con grandes como Ingres, Manet, Delacroix, Goya o Vel¨¢zquez, se abre hoy al p¨²blico en medio, si no de la controversia, s¨ª de la sorpresa: nunca un artista posterior a 1900 hab¨ªa traspasado las puertas del sagrado templo art¨ªstico de Trafalgar Square.
El inter¨¦s cultural (y econ¨®mico) que despierta el artista espa?ol logr¨® que el prestigioso museo londinense llegase a un acuerdo con la Tate Modern para que esta ins¨®lita exposici¨®n se pudiera celebrar aqu¨ª.
Una grandiosa fotograf¨ªa de Picasso en blanco y negro firmada por Werner Bokelberg en 1961 descubre una mirada con tanta determinaci¨®n que casi asusta. Esa mirada picassiana ¨²nica es el hilo conductor de un fascinante conjunto art¨ªstico que arranca con seis autorretratos de diferentes etapas, que sigue por las obras centradas en los desnudos femeninos, avanza por los retratos masculinos y acaba deteni¨¦ndose en las obras creadas como versiones de los grandes maestros de la historia. En total, la muestra de la National alberga casi un centenar de obras prestadas por grandes museos de todo el mundo y de colecciones particulares: un peque?o tesoro cuya contemplaci¨®n conjunta ser¨¢ dif¨ªcil de repetir.
Ann Robbins, una de las dos comisarias de la exposici¨®n, destaca el car¨¢cter autobiogr¨¢fico de una muestra que ella califica de "restrospectiva de restrospectivas", porque entra en todos y cada uno de los grandes temas del artista malague?o.
La comisaria a?ade que la exposici¨®n s¨®lo se ve de forma completa cuando se visualiza la colecci¨®n permanente de la National Gallery. Su gran propuesta es contemplar la galer¨ªa a trav¨¦s de los ojos del propio Pablo Picasso.
El concepto que Ann Robbins ha manejado en el montaje de la exposici¨®n intenta zanjar de manera contundente la pol¨¦mica suscitada sobre la conveniencia de mezclar arte antiguo y arte moderno. Adem¨¢s de que no hay duda sobre la consagraci¨®n de Picasso en el Olimpo de los grandes maestros, Robbins considera que la mirada cl¨¢sica se enriquece con la moderna y al rev¨¦s.
No es arriesgado sostener que, si bien Picasso no lleg¨® a conocer la National Gallery, seguro que habr¨ªa aprobado el lugar elegido para dar a conocer la esencia de su obra. Con la Venus del espejo de Vel¨¢zquez como estrella principal, en las salas se agolpan pinturas de Piero della Francesca, Leonardo da Vinci, Turner, Hogart, Rembrandt o Zurbar¨¢n. Un feliz (y atrevido) encuentro entre Picasso y sus maestros que proyectar¨¢ una luz especial en Londres.
Babelia
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