La conciencia laxa de los objetores
La semana pasada se publicaron en su integridad las sentencias dictadas el 11 de febrero por el Pleno de la Sala III del Supremo sobre la aceptaci¨®n por el Tribunal Superior de Andaluc¨ªa y la desestimaci¨®n por el Tribunal Superior de Asturias (en tres ocasiones) de las peticiones de objeci¨®n de conciencia contra la materia Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa (EpC) y los Derechos Humanos, Educaci¨®n ?tico-C¨ªvica y Filosof¨ªa y Ciudadan¨ªa presentadas por padres de alumnos. La lectura de esas cuatro resoluciones pone de manifiesto la dudosa buena fe y la falta de honradez intelectual de la campa?a lanzada por la Conferencia Episcopal y por el PP contra la incorporaci¨®n a los planes de estudio de esas asignaturas obligatorias, utilizando adem¨¢s a los escolares, a sus padres y a sus profesores como carne de trinchera.
La Iglesia cat¨®lica se resiste a perder su antiguo y rentable monopolio educativo
Esa ofensiva forma parte de una estrategia general de la Jerarqu¨ªa Eclesi¨¢stica y de la derecha conservadora para exigir al Estado aconfesional de la Constituci¨®n de 1978 que subordine la moral de toda la sociedad espa?ola a los mandamientos religiosos obedecidos s¨®lo por una parte de la ciudadan¨ªa. Durante el franquismo, el Concordato con la Santa Sede asegur¨® con siete candados la servidumbre de las costumbres y de la ense?anza a la doctrina vaticana. Las zonas de autonom¨ªa conquistadas tras el restablecimiento de la democracia en los ¨¢mbitos de la libertad sexual, divorcio, control de la natalidad, interrupci¨®n voluntaria del embarazo y matrimonio homosexual han encontrado la feroz resistencia de la Conferencia Episcopal. El terreno de la educaci¨®n (en los aspectos financieros y de contenidos) ha sido tambi¨¦n escenario de batallas campales de una Iglesia cat¨®lica que se resiste a perder su antiguo y rentable monopolio educativo.
Pero una sociedad democr¨¢tica que descansa sobre el pluralismo necesita un espacio ¨¦tico com¨²n subyacente a los idearios sectoriales de los ciudadanos. Los derechos humanos garantizados por la Constituci¨®n expresan los valores que sirven de sustrato moral al sistema pol¨ªtico. La beligerante actitud de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica contra esa ¨¦tica compartida, independiente de la religi¨®n y subyacente a los derechos fundamentales, est¨¢ en el trasfondo de la consigna dada a los padres de familia (que corri¨® como reguero de p¨®lvora) para plantear la objeci¨®n de conciencia. Las sentencias dictadas por el Supremo cierran el camino a los casos a¨²n pendientes de juicio. La objeci¨®n de conciencia ahora rechazada invocaba los art¨ªculos 16.1 (que ampara la libertad ideol¨®gica) y 27. 3 de la Constituci¨®n (que garantiza el derecho de los padres a que sus hijos reciban formaci¨®n religiosa y moral acorde con sus convicciones). Seg¨²n las sentencias, la nueva materia es ajustada a derecho: su obligatoriedad es un deber jur¨ªdico v¨¢lido. La Constituci¨®n no otorga a la objeci¨®n de conciencia ante un deber jur¨ªdico la condici¨®n de derecho fundamental de alcance general; s¨®lo la menciona a prop¨®sito del servicio militar. El reconocimiento de esa dispensa en el campo educativo es inexistente. Y los derechos de los padres sobre la educaci¨®n de sus hijos se hallan limitados por los derechos del Estado sobre la materia amparados por los par¨¢grafos 2 y 5 del art¨ªculo 27 de la Constituci¨®n.
Una pl¨¦yade de periodistas y tertulianos chistosos de profesi¨®n pretenden desacreditar la disciplina mediante chuscos paralelismos con el anterior r¨¦gimen. Siempre obediente a sus asesores medi¨¢ticos, Esperanza Aguirre tambi¨¦n descalific¨® EpC como versi¨®n socialista de la Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional franquista. Los objetores asturianos consideran los contenidos de la asignatura como adoctrinamiento ideol¨®gico propio de "los reg¨ªmenes fascistas o marxistas-leninistas". Y quienes impusieron bajo el franquismo la obligatoriedad de la ense?anza de religi¨®n y defienden ahora la catequesis cat¨®lica como asignatura del mismo rango que las matem¨¢ticas culpan a la nueva disciplina de tratar de imbuir en el alumnado los falsos valores del relativismo, el positivismo y la ideolog¨ªa de g¨¦nero. Sucede, sin embargo, que EpC, incorporada en 2007 a los planes de estudio, no es una herencia del franquismo -con el que convivi¨® simbi¨®ticamente la Iglesia cat¨®lica- sino una innovaci¨®n pedag¨®gica de los sistemas democr¨¢ticos, patrocinada por la Recomendaci¨®n de 2002 del Comit¨¦ de Ministros del Consejo de Europa y por la Recomendaci¨®n Conjunta del Parlamento de Europa y del Consejo de la UE de 2006.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.