?Cadena perpetua? Peor: 40 a?os de c¨¢rcel
Espa?a endurece su C¨®digo Penal a golpe de suceso - Las penas efectivas son m¨¢s severas que en pa¨ªses con condenas vitalicias revisables - El debate pendiente es el de la reinserci¨®n
"Que se incluya la palabra cadena perpetua en el C¨®digo Penal". "La cadena perpetua habr¨ªa evitado muchas muertes". "Hace falta un refer¨¦ndum". "Si hay que cambiar la Constituci¨®n, que se cambie". Los padres de Marta del Castillo, la joven asesinada en Sevilla por un ex novio, y los de Mari Luz, la ni?a muerta a manos de un pederasta en marzo del a?o pasado, han abierto de nuevo el debate sobre la necesidad de incluir la cadena perpetua en la ley. Una vez m¨¢s, se alzan voces quejosas por la benevolencia del sistema penal espa?ol. Sin embargo, la benevolencia no es tal. El C¨®digo Penal de 1995, sus sucesivas reformas y su aplicaci¨®n han supuesto que Espa?a tenga uno de los porcentajes m¨¢s altos de presos en toda Europa; que los internos cumplan pr¨¢cticamente toda su pena dentro de la c¨¢rcel y que haya, de hecho, una cadena casi perpetua, de 30 o 40 a?os.
El tiempo medio de estancia en prisi¨®n se ha duplicado en 10 a?os
El acceso a la libertad condicional es m¨¢s dif¨ªcil con la nueva legislaci¨®n
Francia, Italia, Reino Unido y Alemania revisan las condenas
Un castigo sin l¨ªmite de tiempo supone descartar la reinserci¨®n
?C¨®mo se alienta la pol¨¦mica? El tratamiento medi¨¢tico del brutal asesinato de Marta del Castillo -con menores acudiendo al plat¨® para dar detalles del suceso y un seguimiento desmesurado del caso- ha provocado intensos y constantes debates por parte de todo tipo de tertulianos en programas del coraz¨®n que se erigen en expertos legales y asientan en la opini¨®n p¨²blica la falsa creencia de que los presos en Espa?a apenas pasan tiempo en la c¨¢rcel. Y no son s¨®lo los tertulianos los que inducen al error. Tambi¨¦n los pol¨ªticos contribuyen a ello. El presidente Zapatero recibi¨® ayer al padre de Marta del Castillo y le asegur¨® que apuesta y trabaja por el cumplimiento ¨ªntegro de las penas, aunque matiz¨® que una pena de 30 a?os, ya prevista en la ley, es "como si fuera una cadena perpetua". El presidente del PP, Mariano Rajoy, abog¨® en un acto electoral en Galicia por el endurecimiento de las penas en casos de cr¨ªmenes contra menores, por el cumplimiento ¨ªntegro de las condenas para los asesinos y por la revisi¨®n de los beneficios penitenciarios, medidas que su grupo presentar¨¢ en el Congreso en forma de proposici¨®n no de ley. Rajoy explic¨® adem¨¢s que esta iniciativa se presenta por el asesinato de Marta del Castillo, al igual que ya se hab¨ªa hecho anteriormente en el caso de la ni?a Mari Luz. Una vez m¨¢s, se asoma el peligro de legislar a golpe de suceso.
A pesar de la convicci¨®n contraria de parte de la opini¨®n p¨²blica, lo cierto es que las leyes penales llevan endureci¨¦ndose sin pausa desde principios de los noventa, como explica el profesor de Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Jos¨¦ Cid en El incremento de la poblaci¨®n reclusa en Espa?a entre 1996 y 2006. La Constituci¨®n de 1978 obliga a que las penas est¨¦n orientadas "hacia la reeducaci¨®n y reinserci¨®n social", incompatible con meter a alguien en la c¨¢rcel el resto de su vida, pero el C¨®digo Penal de 1995 prev¨¦ en estos momentos penas muy largas: de 30 a?os si el reo ha sido castigado por dos o m¨¢s delitos y alguno de ellos tiene prevista una pena de m¨¢s de 20 (como el asesinato) o de 40 a?os si al menos dos de los delitos cometidos tienen una pena de m¨¢s de 20. Tambi¨¦n se puede castigar con 40 a?os de c¨¢rcel la comisi¨®n de dos o m¨¢s delitos de terrorismo.
Las penas son largas, pero ?se cumplen o salen los presos enseguida a la calle? Las estad¨ªsticas contradicen esta creencia popular. El n¨²mero de personas encarceladas aument¨® un 43% en apenas 10 a?os, entre 1996 y 2006. Y este dato no supone, seg¨²n los estudios del profesor de Derecho Penal Jos¨¦ Cid, que entren m¨¢s personas en prisi¨®n, sino que pasan m¨¢s tiempo dentro. El tiempo medio de estancia en prisi¨®n casi se ha duplicado desde la entrada en vigor del nuevo C¨®digo Penal. Pas¨® de 9 meses en 1996 a 16 meses en 2004. La raz¨®n: el incremento de la duraci¨®n de las condenas, la abolici¨®n de la redenci¨®n de penas por el trabajo, el poco uso que dan los jueces a las penas alternativas y la cada vez m¨¢s escasa aplicaci¨®n de algunos mecanismos importantes de reinserci¨®n social como la libertad condicional.
La libertad condicional no es f¨¢cil de conseguir en estos momentos. En 2006 se concedieron, en proporci¨®n al n¨²mero de condenados, menos de la mitad que en 1996. Se ha pasado, en 10 a?os, de 26 libertades condicionales por cada 100 condenados a 11. El C¨®digo Penal de 1995 ya endureci¨® las condiciones para obtenerla, y en 2003 hubo una reforma espec¨ªfica para dificultarla a¨²n m¨¢s. Como explica Jos¨¦ Cid, "s¨®lo una minor¨ªa de personas, en torno a una cuarta parte de la poblaci¨®n reclusa condenada, se beneficia de los principales instrumentos de reinserci¨®n establecidos en la ley penitenciaria mientras que aproximadamente tres cuartas partes de las personas extinguen su pena sin que exista un regreso escalonado a la comunidad".
En pa¨ªses de nuestro entorno como Francia, Reino Unido, Italia, Holanda o Alemania, donde se supone que existe la cadena perpetua, en realidad es una pena que se puede -y debe- revisar y que dif¨ªcilmente dura m¨¢s de 30 o 40 a?os. "Nominalmente ellos tienen cadena perpetua y nosotros no", explica el magistrado de la Audiencia Nacional Ram¨®n S¨¢ez. "Pero el cumplimiento efectivo de las penas al final es mayor en Espa?a que en muchos de estos pa¨ªses, porque aqu¨ª no hay revisi¨®n posible de la condena impuesta".
En Italia, por ejemplo, a los 26 a?os se examina el caso para ver si la persona debe seguir en prisi¨®n. En Alemania, la condena tiene que revisarse a los 15 a?os, tras los cuales se podr¨ªa conceder la libertad condicional -la media de cumplimiento de este tipo de pena era de 19 a?os en 1998-. En Francia tambi¨¦n existen varias posibilidades para analizar la situaci¨®n del reo despu¨¦s de los primeros 15 a?os, y Reino Unido y Holanda tambi¨¦n tienen mecanismos de revisi¨®n que, en la pr¨¢ctica, hacen muy inusual que una persona pase en la c¨¢rcel hasta el fin de sus d¨ªas.
En Espa?a no ha habido nunca cadena perpetua en los tiempos modernos. Lo que s¨ª hubo, durante el franquismo, fueron penas muy largas, de hasta 40 a?os. "Eran tan brutales que eran imposibles de cumplir", explica Joan Queralt, catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona. "Despu¨¦s de la Guerra Civil ¨¦ste era un pa¨ªs depauperado, sin dinero para c¨¢rceles y m¨¢s de 150.000 presos. Por eso se inventaron cosas como la redenci¨®n de penas por el trabajo, para aligerar el sistema. Al final, por la necesidad de flexibilizar, la gente cumpl¨ªa la mitad del tiempo. El C¨®digo de 1995 vino a poner coto a esto, y a la arbitrariedad. El Estado democr¨¢tico pone la pena que considera justa y la hace cumplir".
Durante el periodo constituyente se excluy¨® la pena de muerte y tambi¨¦n, a trav¨¦s de la necesaria reinserci¨®n de las penas, la cadena perpetua. El Derecho Penal dejaba de ser un modelo de venganza para recuperar al delincuente. Se exclu¨ªan las medidas definitivas y absolutas, y los primeros borradores del C¨®digo hablaban de l¨ªmites de 15 o 20 a?os de la pena de prisi¨®n. Sin embargo, a lo largo de los a?os, y muchas veces para contentar a una sociedad consternada por el terrorismo o por asesinatos y violaciones salvajes, se fueron endureciendo las penas hasta llegar a los actuales 40 a?os.
"Ya es discutible que el actual cuadro de sanciones sea constitucional", opina Octavio Garc¨ªa, profesor de Derecho Penal de la Universidad de M¨¢laga. "En Espa?a no hay un grave problema de inseguridad. No es un problema real. Sin embargo, abrimos permanentemente un debate que siempre acaba con la petici¨®n de sanciones m¨¢s graves porque las v¨ªctimas se arrogan el derecho a decidir c¨®mo deben resolverse los conflictos". "A los padres que sufren estas tragedias hay que darles todo lo que pidan, pero no convertirlos en portavoces de la opini¨®n p¨²blica", coincide el magistrado S¨¢ez. "No tiene sentido que los pol¨ªticos se presten a esto ni que se legisle as¨ª. Lo que hay que hacer es pedagog¨ªa".
Frente a algunos constitucionalistas y penalistas que afirman que una cadena perpetua revisable cada cierto tiempo encajar¨ªa perfectamente en nuestra Constituci¨®n, porque permitir¨ªa verificar la reinserci¨®n del delincuente y cumplir as¨ª con el art¨ªculo 25 de la Carta Magna, el profesor Garc¨ªa se?ala que "la cadena perpetua no es eficaz y atenta contra la dignidad humana". "El Estado castiga a gente que ha cometido actos inhumanos con sanciones inhumanas. El debate que deber¨ªa abrirse es otro: averiguar y examinar las causas de la delincuencia", concluye.
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