Ra¨²l Castro en la Casa Blanca
Para muchos imaginar a Ra¨²l Castro fotografi¨¢ndose con Barack Obama en la Casa Blanca durante una visita de Estado es imposible. Para algunos ¨¦sta ser¨ªa la expresi¨®n gr¨¢fica de otra traici¨®n del Gobierno estadounidense a quienes han luchado por derrocar a los Castro. Pero para muchos otros la visita ser¨ªa una muestra de racionalidad y de la eliminaci¨®n de una de las grandes hipocres¨ªas que el Gobierno estadounidense ha mantenido por d¨¦cadas.
La posibilidad de que Estados Unidos cambie su pol¨ªtica y comience a tratar a Cuba como un pa¨ªs normal (Vietnam, por ejemplo) est¨¢ aumentando r¨¢pidamente. Esto no quiere decir que la invitaci¨®n del presidente Obama a Ra¨²l Castro ya est¨¦ redactada (de hecho es posible que esa visita a la Casa Blanca nunca ocurra). Pero s¨ª quiere decir que este a?o y el pr¨®ximo veremos importantes cambios en la relaci¨®n de Estados Unidos con Cuba. Esto tendr¨¢ consecuencias importantes no s¨®lo para Cuba sino para otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina.
Normalizar las relaciones con Cuba no quiere decir que EE UU deba dejar de presionar al r¨¦gimen
En una columna anterior me refer¨ª a la bancarrota de la pol¨ªtica contra el tr¨¢fico y el consumo de drogas y not¨¦ la paradoja de que a pesar de que, en todas partes, grandes mayor¨ªas piensan que la llamada "guerra contra las drogas" ha fracasado, tambi¨¦n piensan que no debe cambiarse. Lo mismo pasa con el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Durante a?os se ha sabido que no funciona y durante a?os ha sido imposible cambiarlo. Tanto la pol¨ªtica hacia las drogas como la pol¨ªtica hacia Cuba tienen efectos contrarios a los objetivos que las inspiran y adem¨¢s producen graves da?os colaterales.
Creo que a ambas pol¨ªticas les ha llegado la hora. El reemplazo de estos enfoques fracasados no ser¨¢ ni inmediato, ni r¨¢pido, ni directo; sufrir¨¢ reveses y retrocesos. Pero hay evidencias de que las fuerzas que apoyaban (o toleraban) estas pol¨ªticas est¨¢n comenzando a reconocer la necesidad de cambiar de enfoque. En el caso de las drogas, la dram¨¢tica situaci¨®n en M¨¦xico y en Afganist¨¢n est¨¢ haciendo que influyentes actores descubran que es imposible estabilizar estos pa¨ªses sin reformar la pol¨ªtica antinarc¨®ticos. Y las estad¨ªsticas tambi¨¦n hablan claro. A pesar de las inmensas inversiones y los miles de muertos, ni la producci¨®n ni el consumo han disminuido de manera significativa o permanente. En el caso de Cuba tambi¨¦n est¨¢n apareciendo voces sorprendentes: "Despu¨¦s de 47 a?os el embargo unilateral a Cuba ha fracasado en lograr su prop¨®sito declarado de 'llevar la democracia al pueblo cubano' mientras que ha servido de excusa para que el r¨¦gimen exija sacrificios aun mayores a la empobrecida poblaci¨®n de Cuba".
Esto lo escribi¨® hace pocos d¨ªas el senador republicano Richard Lugar, una de las voces m¨¢s influyentes del establishment estadounidense en asuntos de pol¨ªtica internacional. Lugar a?adi¨®: "A pesar de la incertidumbre con respecto al futuro pol¨ªtico de Cuba a medio plazo, est¨¢ claro que los recientes cambios en su liderazgo han creado la oportunidad para que Estados Unidos reval¨²e una relaci¨®n compleja marcada por la incomprensi¨®n, la suspicacia y la hostilidad".
Esto lo escribe Lugar en una carta que les dirige a sus colegas senadores con motivo de presentarles un informe que resume las conversaciones que mantuvo Carl Meacham, un respetado miembro de su equipo, con miembros del Gobierno cubano y otras personas durante una visita a la isla pocas semanas atr¨¢s. En su informe, Meacham tambi¨¦n propone una gradual pero sustancial liberalizaci¨®n del embargo, propuestas que son obviamente apoyadas por el senador Lugar.
El entusiasmo por revisar las pol¨ªticas estadounidenses hacia Cuba no es s¨®lo del senador republicano. Muchos de sus colegas del partido dem¨®crata tambi¨¦n comparten esta visi¨®n, incluyendo un ex senador de Illinois que es el actual presidente de Estados Unidos. De hecho, durante su campa?a electoral, Barack Obama prometi¨® cambiar la pol¨ªtica hacia Cuba y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha anunciado que est¨¢ en marcha el proceso de revisi¨®n.
Flexibilizar el embargo a Cuba o su total eliminaci¨®n ser¨ªan sin duda pasos en la direcci¨®n correcta y normalizar las relaciones de Estados Unidos con Cuba ser¨ªa lo m¨¢s deseable. Pero normalizar las relaciones no quiere decir que haya que renunciar a presionar al r¨¦gimen cubano para que abandone sus constantes violaciones a los derechos humanos de quienes luchan a favor de la democracia en la isla. No hay que olvidar las muy buenas razones que inspiraron a quienes, lamentablemente, utilizaron una pol¨ªtica incorrecta. Su prop¨®sito era promover la libertad en Cuba.
mnaim@elpais.es
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