Alibote, alibote
Lo m¨ªo es puro inconformismo, pero es que esperaba m¨¢s de esta campa?a: que fuera interesante, viva, apasionada... Pero ha pasado sin pena ni gloria. Ayer mismo, en puro d¨ªa reflexivo, la dependienta de un comercio cerca de casa me dijo que ella no pensaba votar, y que no era porque no le interesara la pol¨ªtica, noooo, sino porque no lo ve¨ªa claro. Y cuando me devolv¨ªa los cambios me pregunt¨®, como quien no quiere la cosa: "?En estas qu¨¦ se elige, alcalde o lehendakari?".
Hoy como es d¨ªa de alibote, alibote..., vas a la cola de los votantes, a ejercer de ciudadana ejemplar, y te encuentras con las distintas especies de homo democratis. Est¨¢n los satisfechos, los que cuando van a votar parece que tienen una c¨¢mara que s¨®lo les graba a ellos; son los que tienen el voto claro y sienten que cumplen con la obligaci¨®n de ciudadanos ejemplares, e incluso llevan a sus hijos peque?os para que vayan aprendiendo lo que es la democracia.
Luego est¨¢n los nerviosos, los que viven esto de la votaci¨®n como una gran responsabilidad y, seg¨²n llegan al colegio electoral, van parando a los municipales que est¨¢n en el camino y a cualquiera que lleve txartela para preguntarles d¨®nde est¨¢ su mesa, que no est¨¢n seguros y creen que no les va a dar tiempo de votar.
Tambi¨¦n est¨¢n los de la barra de pan y peri¨®dico que, escupidos de la cama y con pantal¨®n tipo escalador, van paseando por los colegios electorales a ver si se topan con algo que les d¨¦ tema de conversaci¨®n para jugar a analistas pol¨ªticos. Est¨¢n luego los jubilados despistados que pretenden votar a Garaikoetxea o Mar¨ªa San Gil porque son muy guapos.
Graciosos son los renegosos, esos que llegan como con prisa, que se sienten controlados, que votan porque hay que hacerlo, pero sin convicci¨®n, ni ilusi¨®n, ni nada. Encima viven con angustia de que la presidenta de la mesa sea una vecina charlatana. Sabe que en cuanto se gire les contar¨¢ su vida y milagros a los sufridores miembros de la mesa, aburridos y hartos del fastidio que supone pasar todo el domingo tapando y destapando con un folio una ranurita, mientras cantan en alto el nombre del votante de turno. ?Qu¨¦ indiscreci¨®n!
Yo soy de las de... "y ?ya est¨¢?". Por mucho que nos digan que esto es cumplir como ciudadanos y que esto es la democracia, a m¨ª como que me sabe a muy poco. Y siempre revindico la segunda urna. La de la izquierda ser¨ªa para echar el voto, y la de la derecha para escribir las condiciones.
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