El ego¨ªsmo de los jugadores
Como todo el mundo sabe, la econom¨ªa global se halla en un estado lamentable. Pronto estaremos comiendo s¨®lo sopa de patatas, reinar¨¢ el caos, la vida tal y como la conocemos se acabar¨¢ y las cucarachas ser¨¢n el ¨²nico organismo que sobrevivir¨¢.
Pero hay buenas noticias. La crisis econ¨®mica ser¨¢ beneficiosa para la NBA. Cuando hablo de la Liga de baloncesto de mi pa¨ªs con todo tipo de gente, la queja que oigo sistem¨¢ticamente es que la NBA mima demasiado al jugador y, por tanto, es pr¨¢cticamente intragable. La opini¨®n mayoritaria es que los equipos de la NBA no juegan en realidad como tales, sino que act¨²an como una colecci¨®n aleatoria de seres humanos altos y en su mayor¨ªa de piel oscura que por casualidad aparecen en el mismo campo y a la misma hora unos cuantos d¨ªas a la semana.
Mis intentos de refutar esta tesis son ef¨ªmeros. Ver la NBA es menos entretenido de lo que deber¨ªa ser. Este hecho se puede atribuir al poder del individuo. No tenemos m¨¢s que mirar los titulares de las ¨²ltimas semanas: Stephon Marbury ficha por los Celtics, la lesi¨®n de Amare Stoudemire podr¨ªa hundir a los Suns. Estas historias son importantes por el impacto que un jugador puede tener en un equipo, sobre todo en la NBA, en la que ese jugador (v¨¦ase tambi¨¦n McGrady, T.) se podr¨ªa merendar el 30% del sueldo de todo el equipo.
El actual acuerdo de negociaci¨®n colectiva [CBA, por sus siglas en ingl¨¦s] vence en 2011. Sin adentrarnos en detalles, principalmente porque para hacerlo se necesitar¨ªan aproximadamente siete millones de palabras, se podr¨ªa afirmar con seguridad que, si contin¨²an las turbulencias econ¨®micas reinantes, los jugadores de la NBA tendr¨¢n muy poco poder de negociaci¨®n cuando expire ese acuerdo (b¨¢sicamente, un contrato entre los propietarios y ellos: "Os daremos este trozo de tarta si est¨¢is conformes con estas reglas, pero no os preocup¨¦is porque algunos podr¨¦is seguir haciendo alguna locura").
Si eso sucediera, es razonable dar por hecho que se atacar¨¢ a un culpable del crimen de la NBA contra el baloncesto. Los contratos blindados a largo plazo se podr¨ªan reducir o incluso, en mi mundo ideal personal, eliminar. Puede que os est¨¦is diciendo para vuestros adentros: "Eso no tiene sentido. ?No se volver¨ªan los jugadores a¨²n m¨¢s ego¨ªstas si tuvieran contratos que se renovaran cada a?o?". Es una pregunta razonable, pero parecer¨ªa que un contrato blindado y, por tanto, una seguridad laboral har¨ªan que un jugador fuera menos ego¨ªsta. El problema es que los ego¨ªstas siempre ser¨¢n ego¨ªstas. Lo llevan en los genes, pero, por desgracia, no hay un examen a prueba de tontos para este tipo de cosas: la direcci¨®n tarda tiempo en averiguar qu¨¦ t¨ªos encajan en ese criterio. A los equipos les encantar¨ªa deshacerse de los que los joroban, pero no pueden porque esos jugadores ganan demasiado dinero.
En un sistema en el que los jugadores tengan contratos de uno o dos a?os habr¨ªa oportunidades para deshacerse del peso muerto. M¨¢s equipos podr¨ªan seguir el ejemplo de los Spurs de San Antonio y atraer a seres humanos de calidad que quieren ganar. Si el sistema no se rompiera, otros podr¨ªan seguir el ejemplo de los Spurs ahora. Pero hay demasiados equipos ligados a demasiados contratos y demasiados otros equipos est¨¢n tan desesperados por ganar que se plantear¨ªan firmarlos.
Pas¨¦ un tiempo en Hollywood grabando un programa piloto de televisi¨®n. All¨ª me enter¨¦ de que todos los directores desean tener un presupuesto ilimitado, pero que nunca se les deber¨ªa conceder. Todos necesitamos un presupuesto, una fecha tope, un l¨ªmite que no podamos sobrepasar. Los jugadores de la NBA no son distintos. Menos mal que un l¨ªmite as¨ª se perfila en el horizonte. Por desgracia, s¨®lo las cucarachas estar¨¢n aqu¨ª para verlo.
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