Snooks Eaglin, el guitarrista prodigioso de Nueva Orleans
Con el punteo de su pulgar pod¨ªa tocar hasta 2.500 temas
"Pod¨ªa tocar cualquier cosa que tuviera cuerdas". As¨ª defin¨ªa Quint Davis, director del Festival New Orleans Jazz and Heritage, a Snooks Eaglin, que muri¨® el 18 de febrero en esta ciudad, de la que nunca sal¨ªa. Sufri¨® un infarto y llevaba un a?o luchando contra el c¨¢ncer de pr¨®stata.
Fird Eaglin Jr. naci¨® en Nueva Orleans el 21 de enero de 1936, y siendo ni?o, qued¨® ciego a causa de un glaucoma y lo primero que toc¨® fue un ukelele con cuerdas de goma que le regalaron. Pegado a la radio, pas¨® despu¨¦s a la guitarra, que aprendi¨® a tocar de o¨ªdo. Precisamente tom¨® su nombre art¨ªstico, Snooks, en homenaje a un personaje radiof¨®nico llamado Baby Snooks. Fue a la Escuela Louisiana para Ciegos de Baton Rouge, pero a los 14 a?os abandon¨® los estudios para dedicarse profesionalmente a la m¨²sica.
Se uni¨® a los Flamingos, un septeto de rhythm and blues. Con ellos vivi¨® una de las an¨¦cdotas m¨¢s llamativas de su juventud. Despu¨¦s de una gala nocturna en un pueblo llamado Donaldsonville, los m¨²sicos estaban tan borrachos que decidieron que deb¨ªa ser Snooks quien condujera de vuelta a casa. Y lo hizo, siguiendo las curvas de memoria. As¨ª se lo cont¨® a John Blancher, propietario del club Mid-city Lanes, donde Eaglin tocaba a menudo, como explicaba The Times-Picayuna. Cuando llegaron a su casa, su madre sali¨® enfurecida y los mand¨® a todos a la iglesia para dar gracias por semejante milagro. Blancher conoci¨® a Eaglin despu¨¦s de que se lo recomendara Robert Plant, el l¨ªder de Led Zeppelin, que se lo hab¨ªan presentado en una fiesta.
Sus dedos hac¨ªan pr¨¢cticamente n¨²meros de circo sobre las cuerdas de la guitarra, fuera de seis o de 12 cuerdas, y cantaba con una voz ronca trufada de emoci¨®n. Tocaba sobre todo con la u?a del pulgar y en ocasiones en posturas inveros¨ªmiles. Adem¨¢s, conoc¨ªa al menos 2.500 canciones, lo que le convert¨ªa en una especie de rocola humana que pod¨ªa tocar desde el Para Elisa, de Beethoven hasta el Ready for Love, de Bad Company. "La raz¨®n por la que cubro un campo tan amplio", dijo en una entrevista en The Guardian en 1989, "es porque cuando tocas m¨²sica, tienes que seguir movi¨¦ndote. Si no, eres como un aficionado que repite lo mismo todas las noches, y es una lata".
Dado a recluirse y exc¨¦ntrico en ocasiones, quien quisiera verlo ten¨ªa que ir a Nueva Orleans. All¨ª vivi¨® en Saint Rose con su esposa, Dorothy, Dee, durante 30 a?os. Ella se sentaba a un lado del escenario cuando ¨¦l tocaba. Tuvo de espectadores, adem¨¢s de Plant, Paul McCartney o Eric Clapton, a Bonnie Raitt, a quien le dijo desde el escenario: "?Escucha esto, Bonnie! Vas a aprender algo esta noche".
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