Europa, en marcha atr¨¢s
El legendario inversor estadounidense Warren Buffet dijo alguna vez: "Cuando baja la marea es cuando uno ve qui¨¦n estaba nadando desnudo". Ese comentario alud¨ªa a la situaci¨®n de las empresas en una crisis econ¨®mica. Pero tambi¨¦n se puede aplicar a los pa¨ªses y sus econom¨ªas.
En Europa, la actual situaci¨®n causa una preocupaci¨®n creciente, porque la crisis econ¨®mica global est¨¢ dejando al descubierto de manera implacable los defectos y limitaciones de la Uni¨®n Europea. Ahora resulta evidente qu¨¦ fue lo primero y m¨¢s importante que perdi¨® Europa con el rechazo del Tratado Constitucional: su fe en s¨ª misma y en su futuro com¨²n.
En medio de la peor crisis desde 1929, Estados Unidos ha optado por un nuevo comienzo con la elecci¨®n de Barack Obama y est¨¢ ahora en el proceso de reinventarse. En contraste, cada d¨ªa que pasa parece que los miembros de la UE se alejan m¨¢s. En lugar de reinventarse, Europa, bajo la presi¨®n de la crisis y sus propias contradicciones internas, amenaza con volver al ego¨ªsmo nacional y al proteccionismo del pasado.
Si Alemania y Francia no resuelven sus diferencias, se da?ar¨¢n a s¨ª mismas y al conjunto de Europa
Actualmente, Europa tiene una moneda com¨²n y el Banco Central Europeo (BCE), que han resultado ser baluartes de la estabilidad monetaria durante la crisis financiera. Cualquier debilitamiento de estas dos instituciones causar¨ªa da?os graves a los intereses comunes europeos. Pero la conducta de los Gobiernos europeos estos ¨²ltimos meses plantea serias dudas de que vean as¨ª las cosas.
A medida que la crisis se prolonga, resulta m¨¢s claro que la moneda com¨²n y el BCE no bastan por s¨ª solos para defender el mercado com¨²n y la integraci¨®n europea. Sin pol¨ªticas econ¨®micas y financieras comunes, coordinadas al menos entre los miembros de la zona del euro, la cohesi¨®n de la moneda com¨²n y de la UE -de hecho, su misma existencia- corren un riesgo sin precedentes. Es cierto que la crisis est¨¢ asfixiando a muchos pa¨ªses en el mundo. Pero dentro de la UE, e incluso de la misma zona del euro, se evidencian diferencias significativas y serios desequilibrios econ¨®micos.
En Italia, Espa?a, Irlanda, Portugal y Grecia la confianza se est¨¢ evaporando r¨¢pidamente, mientras que a las econom¨ªas m¨¢s fuertes del norte de Europa, aunque tambi¨¦n tienen problemas, les ha ido mejor. Si esto contin¨²a y se terminan de facto los criterios de Maastricht y aumenta el proteccionismo nacional en forma de subsidios industriales, el euro estar¨ªa en serio peligro. Es f¨¢cil imaginar lo que el fracaso del euro significar¨ªa para la UE: un desastre de proporciones hist¨®ricas.
Adem¨¢s, los nuevos Estados miembros de la Uni¨®n procedentes de la Europa del Este, que no tienen ni la fortaleza econ¨®mica ni la estabilidad pol¨ªtica de los m¨¢s antiguos, est¨¢n empezando a caer en picado. Esperar a ver qu¨¦ sucede es la estrategia equivocada.
No hay raz¨®n para creer que la actual crisis econ¨®mica global ya ha tocado fondo. As¨ª pues, suponiendo que se intensifique m¨¢s a¨²n, Europa se enfrentar¨¢ pronto a alternativas dif¨ªciles: o bien las econom¨ªas m¨¢s ricas y estables del Norte -principalmente la econom¨ªa m¨¢s grande, Alemania- utilizan sus recursos financieros, m¨¢s cuantiosos, para ayudar a las econom¨ªas m¨¢s d¨¦biles de la zona del euro, o bien el euro estar¨¢ en peligro y, con ¨¦l, todo el proyecto de integraci¨®n europea.
Entonces, ?por qu¨¦ no introducir r¨¢pidamente instrumentos nuevos como los eurobonos o crear un mecanismo de la UE comparable al FMI? Ambos ser¨ªan costosos -sobre todo para Alemania- y por tanto no ser¨ªan populares, pero las alternativas son mucho m¨¢s costosas; de hecho, no son opciones pol¨ªticas serias.
Institucionalmente, no hay manera de evitar un "gobierno econ¨®mico europeo", una "coordinaci¨®n econ¨®mica mejorada" o como se le quiera llamar, que incluso ser¨ªa posible de modo informal, sin necesidad de cambiar los tratados.
Desafortunadamente, resulta claro que el motor franco-alem¨¢n, esencial para que la UE act¨²e al un¨ªsono, est¨¢ bloqueado en este momento. La ret¨®rica que utilizan Francia y Alemania indica que tienen mucho en com¨²n, pero los hechos dicen otra cosa totalmente distinta. En casi todos los aspectos estrat¨¦gicos del manejo de la crisis, Alemania y Francia se est¨¢n bloqueando mutuamente, aunque ambos est¨¢n haciendo casi lo mismo, lo que no deja de ser ir¨®nico. Est¨¢n pensando en primer lugar en ellos mismos, no en Europa, que como consecuencia carece de un liderazgo efectivo.
La UE fue y es la mutua concesi¨®n institucionalizada y debe seguir si¨¦ndolo ahora en medio de una crisis econ¨®mica global. Si Alemania y Francia no resuelven sus diferencias y encuentran una respuesta estrat¨¦gica com¨²n, se da?ar¨¢n a s¨ª mismos y a Europa en su conjunto.
Nunca debe olvidarse que la UE es un proyecto dise?ado para el progreso econ¨®mico mutuo. Si este v¨ªnculo econ¨®mico desaparece, los intereses nacionales volver¨¢n a imponerse y har¨¢n trizas el proyecto. Europa no carece hoy de fortaleza econ¨®mica, sino de voluntad pol¨ªtica para actuar al un¨ªsono. Aqu¨ª es donde Alemania y Francia deben tomar la iniciativa.
? Project Syndicate / Institute of Human Sciences, 2009.
Traducci¨®n de Kena Nequiz.
Joschka Fischer fue ministro de Relaciones Exteriores, vicecanciller de Alemania y l¨ªder del Partido Verde.
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