Planeta Eros
La d¨¦cada de los ochenta fue en Espa?a contagiosa en sentido cl¨ªnico. El vicio adquiri¨® una dimensi¨®n dionisiaca. Muchos tomaron por lema la m¨¢xima sadiana de Juliette, "el vicio divierte, la virtud cansa", sin reparar en gastos. Pronto la peste fue primero paisaje y m¨¢s tarde epidemia. Las drogas, con la hero¨ªna a la cabeza, crearon su particular campo de exterminio: los mejores cerebros de una generaci¨®n, como dir¨ªa Ginsberg, fueron desahuciados; el rock presid¨ªa la contracultura con sus paladines m¨¢s o menos enganchados a la rueda del exceso (Ramones, Lou Reed, Rolling Stones, The Clash) y el sexo, bueno, el sexo era bastante m¨¢s popular de lo que ahora es el deporte. En medio de la bacanal hab¨ªa una afici¨®n bastante popular: la literatura er¨®tica. Muchos lectores buscaban en las librer¨ªas los lomos sonrosados de una colecci¨®n, La Sonrisa Vertical, que surgi¨® del compromiso de la editorial Tusquets con la contracultura y que alternaba nombres cultos del g¨¦nero (Bataille, Sade, Hoffmann, Apollinaire) con t¨ªtulos bastante sintom¨¢ticos de la antropolog¨ªa naciente: Memorias de una cantante alemana, Cruel Zelanda, La atadura, El cipote de Archidona, etc¨¦tera. Por si fuera poco, La Sonrisa (una delicada boca infantil invertida) fue creando adicci¨®n a trav¨¦s de un premio anual por el que suspiraba la mayor parte del estamento literario, no precisamente por su dotaci¨®n sino por su prestigio. El jurado, presidido por un libertino de pro como Luis Garc¨ªa Berlanga, repart¨ªa sus bendiciones a los autores que buscaban un lugar en el para¨ªso baudeleriano de la maldici¨®n. Entonces ocurri¨® una cosa. Almudena Grandes, una joven autora (no era normal en el g¨¦nero) y un libro, Las edades de Lul¨², irrumpieron como meteoritos en la escena. Beatriz de Moura, primera dama de esta empresa y de otras muchas a trav¨¦s de Tusquets (Kundera, Mankell, Simenon, Murakami), quiere explicar ahora este "s¨ªndrome Lul¨²" con la sensaci¨®n de que hay mucho de coraje y resistencia al paso del tiempo:
Una cultura gloriosa y refinada busc¨® en el g¨¦nero er¨®tico un campo de acci¨®n de la filosof¨ªa
Queda sin embargo un resistente al naufragio, el Marqu¨¦s de Sade, incomparable testigo de todas las ¨¦pocas
"Podemos vivir s¨®lo de nuestros lectores, pero los 'voyeurs' son bienvenidos", se?ala Benedikt Taschen
"S¨ª, hemos disminuido ligeramente el n¨²mero de novedades al a?o de La Sonrisa Vertical", matiza, "es una colecci¨®n que lleva en el mercado ?treinta y dos a?os! sin interrupci¨®n, y, como todas las colecciones de este tipo que hubo, hay y habr¨¢ en el mundo, vive los altibajos propios de tiempos m¨¢s y menos propicios a la creaci¨®n y el consumo de un g¨¦nero extremadamente dif¨ªcil. En 1977, cuando sali¨® el primer t¨ªtulo y lanzamos la primera convocatoria del premio, nuestro pa¨ªs no s¨®lo estaba hu¨¦rfano de lecturas er¨®ticas, sino necesitado, hambriento de ellas, y toda esa literatura de extrema calidad -de Sade a los autores extranjeros contempor¨¢neos, pasando por los grandes cl¨¢sicos de todos los tiempos y culturas- ?estaba toda ella por publicar! Adem¨¢s, al lanzarnos en esta aventura, sentimos casi como un deber abrir puertas y ventanas a la imaginaci¨®n, creaci¨®n y escritura er¨®ticas de los espa?oles. A lo largo de los a?os, bajo la certera y sabia batuta de su director, Luis Garc¨ªa Berlanga, y las excelentes sugerencias de Ana Estevan, hemos ido cumpliendo esta funci¨®n, paralelamente a los cambios que se han producido en ese tiempo en la sociedad espa?ola. Hoy, por ejemplo, el sexo, las peripecias sexuales -y nunca mejor dicho: ?con pelos y se?ales!-, se expresa libremente por todas partes, y tambi¨¦n, como es normal en la literatura no especializada, lo cual es un magn¨ªfico s¨ªntoma. Por otra parte, siempre ha sido dif¨ªcil encontrar buena literatura er¨®tica. Si suspendimos el Premio La Sonrisa Vertical fue precisamente por la baj¨ªsima calidad literaria de los manuscritos presentados".
La sonrisa de Beatriz de Moura tambi¨¦n preside lo que para ella fue m¨¢s el descubrimiento de un fil¨®n literario, Almudena Grandes, que un ¨¦xito sin m¨¢s en el g¨¦nero que nos ocupa: "Una editorial es la suma de todos los libros que ha publicado a lo largo de sus a?os de existencia, y en 2009 cumplimos los cuarenta. Las edades de Lul¨² marc¨® ciertamente un hito en la colecci¨®n La Sonrisa Vertical y tambi¨¦n en la editorial. Es el ejemplo perfecto del descubrimiento de una gran primera novela que, como el tiempo ha demostrado, lanz¨® a una prestigiosa escritora, hoy autora de otros nueve y exitosos libros, traducida y apreciada en el mundo entero. Fue, adem¨¢s, un claro exponente del buen momento por el que pasaba la literatura er¨®tica espa?ola a finales de los a?os ochenta. Sin duda, esta novela, cuyo merecido ¨¦xito parece inagotable, supo como pocas captar perfectamente las preocupaciones y las obsesiones de su ¨¦poca".
Los infortunios de la virtud. Nadie sabe muy bien la raz¨®n por la que la literatura er¨®tica ha perdido fuerza y calidad en nuestros d¨ªas. El caso es que Lul¨² ya no vive aqu¨ª. Muchos atribuyen el descanso del ave f¨¦nix a la proliferaci¨®n pornogr¨¢fica que proporciona Internet, a la subcultura de blogs y de chats en la red, a los miles de exhibiciones imp¨²dicas a las que cualquier mortal puede tener acceso provisto de una webcam barata. Eso en la superficie. En lo m¨¢s profundo del an¨¢lisis est¨¢ tambi¨¦n el declive de una cultura gloriosa y refinada que busc¨® en el g¨¦nero er¨®tico un campo de acci¨®n de la filosof¨ªa a la que no fueron ajenos agitadores de los placeres intelectuales como Fernando Savater o Mario Vargas Llosa, autor de un inolvidable pr¨®logo, El placer glacial, sobre el bibliotecario y borgiano Georges Bataille. El caso es que nombres como el del autor de La historia del ojo o Madame Edwarda, como Pierre Klossowski (La revocaci¨®n del Edicto de Nantes), hermano del muy er¨®tico Balthus, o Ana?s Nin o Henry Miller forman parte hoy de una nostalgia venida a menos. Queda sin embargo un resistente al naufragio, el Marqu¨¦s de Sade, incomparable testigo de todas las ¨¦pocas que sigue proponiendo el uso de la filosof¨ªa en el boudoir y que quiz¨¢ s¨®lo como Edgard Allan Poe ha devenido en el santo de mucha est¨¦tica oscura y maldita que atraviesa las alcantarillas del c¨®mic, la fotograf¨ªa, el rock o el teatro alternativo. A los que se adentren por primera vez en las p¨¢ginas de Justine o de Las 120 jornadas de Sodoma les vamos a recordar un p¨¢rrafo que resume la importancia de este cr¨¢pula y de su ¨¢rbol geneal¨®gico. Proviene de la biograf¨ªa monumental que Maurice Lever le dedic¨® y que Seix Barral public¨® en Espa?a en 1994:
"La casa de Sade", el p¨¢rrafo es largo pero merece la pena, "se distingui¨® a trav¨¦s de los siglos por sus importantes servicios al Estado y a la Iglesia. Desde los or¨ªgenes del linaje hasta el nacimiento de Donatien Alphonse Fran?ois, Marqu¨¦s de Sade, se desarrolla una l¨ªnea ininterrumpida de prelados, capitanes, magistrados, s¨ªndicos, prebostes, consejeros de parlamento, grandes priores, gobernadores, camareros papales, diplom¨¢ticos, caballeros de Malta, que contribuyeron a forjar la Francia del Antiguo R¨¦gimen y de quienes nuestro h¨¦roe conserv¨® toda su vida el orgullo feudal. Sin contar las abadesas y religiosas, que poblaron por decenas los conventos del Condado...". ?No les recorre un ligero estremecimiento entre tanto blas¨®n? ?No reconocen ya la estirpe rebelde y arrogante de un se?or feudal entregado al vicio? ?No est¨¢ ah¨ª el Marqu¨¦s de Bradom¨ªn con sus ¨¢guilas de blas¨®n y el revuelo en las sayas campesinas? Los amantes del marqu¨¦s, que tienen bien a gala proclamar su linaje intelectual, tendr¨¢n una nueva raci¨®n con la publicaci¨®n en marzo de Juliette o las prosperidades del vicio en la ya mentada colecci¨®n La Sonrisa Vertical, un libro hipn¨®tico en su irrealidad carnal, uno de esos textos que como dec¨ªa Baudelaire "explican el mal". Otras dos novedosas aportaciones provenientes de la incombustible caldera filos¨®fica francesa, ambas editadas por Anagrama en su sello Argumentos, del rosa vamos al gris humo, son Los libertinos barrocos, de Michel Onfray, que prosigue su impagable contrahistoria de la filosof¨ªa desde el lado maldito y en un periodo, el Barroco, de grandes filigranas viciosas, y Nuestro lado oscuro, la deliciosa y documentada contribuci¨®n de Elisabeth Roudinesco a los vericuetos del exceso que aqu¨ª nos ocupan y que va desde Gilles de Rais hasta hace muy poco.
Salvando las distancias con el divino marqu¨¦s, Bigas Luna fue tambi¨¦n un pionero. Un voyeur que con Bilbao y Caniche divis¨® perfectamente los atributos de un g¨¦nero que complac¨ªa su buena educaci¨®n contracultural. Dal¨ª y Courbet y Bu?uel y Valle-Incl¨¢n figuran en su peculiar santuario fetichista en el que son ya iconos populares el debut de Pen¨¦lope Cruz a pecho descubierto en Jam¨®n, jam¨®n (hace veinte a?os) o Valeria Marini subida a una enorme mortadela bolo?esa. Sus ¨²ltimas aventuras siguen siendo coherentes con la divisa duchampiana de "desembarazarse de lo serio": Bigas ha recuperado un cabaret legendario de la mitolog¨ªa zaragozana, El Plata, con los mejores atributos del cabaret ib¨¦rico (iron¨ªa y mucho humor) y avanza ya la continuidad de ese proyecto iniciado con La Juani que le lleva ahora a Hollywood con DD Hollywood, en el que narrar¨¢ los "infortunios de la virtud" de una actriz de carne y hueso que vive la quimera de triunfar en La Meca del cine (pronto la prensa rosa dir¨¢ de qui¨¦n se trata).
"Hay un cambio de siglo", sostiene, "pero tambi¨¦n de ¨¦poca. El erotismo en esos a?os sesenta y setenta ten¨ªa un doble valor a?adido en Espa?a que eran la prohibici¨®n y el peso de la educaci¨®n judeocristiana. Siempre he cre¨ªdo que el erotismo es un hecho profundamente intelectual y que su desaparici¨®n se debe a que se ha desplazado a otros canales, como Internet simplemente. Antropol¨®gicamente, el erotismo es hijo de la mirada, la mirada del primate hacia la primera mujer que se da la vuelta. ?sa es la explosi¨®n primigenia que todav¨ªa sigue intacta. La gran fuerza de lo escrito, de la literatura er¨®tica, es que consigue tantas versiones er¨®ticas como lectores hay de la historia. ?se es el gran privilegio de la literatura".
Un privilegio que Bigas separa muy mucho de la pornograf¨ªa con una sencilla apostilla: "La pornograf¨ªa es como un documental cl¨ªnico, no comparemos, la pornograf¨ªa tiene algo de m¨¦dico, el erotismo, repito, es hijo de la mirada y del intelecto".
Bienaventurados los
voyeurs. La figura de Benedikt Taschen re¨²ne algo de revoluci¨®n luterana en el mundo de la edici¨®n. Desde Colonia (Alemania) este personaje de la galaxia Gutenberg ha invadido las librer¨ªas del mundo con una escala de precios y sensibilidades en la que figuran en el mismo anaquel las duras incursiones sexuales de Richard Kern, Andr¨¦s Serrano, Tom of Finland o Araki que las obras art¨ªsticas de Michelangelo, Olafur Eliasson, Jeff Koons o Diego Rivera. Democratizar una cultura elitista parece ser su af¨¢n, sin detrimento de dos consignas principales: el placer y la belleza.
"Hubo un libro publicado en Alemania en el a?o 1920", nos dice Benedikt, "su t¨ªtulo era El mundo es hermoso. Esto es precisamente lo que queremos comunicar y compartir con nuestros lectores; la diversidad (anthropology) y la inspiraci¨®n (aphrodesia) son la base de nuestro programa de publicaciones". Taschen ha logrado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas crear adicci¨®n a muchas ediciones secretas a precios relativamente populares; entre su febril producci¨®n el sexo ocupa un lugar destacad¨ªsimo, una pasi¨®n que le lleva a publicar obras como El gran libro de los penes o esa monumental incursi¨®n en los mundos felatrices de la m¨ªtica pornostar Vanessa del Rio, por citar s¨®lo dos ejemplos de su pecaminosa producci¨®n. Benedikt se muestra un tanto ir¨®nico: "Podemos vivir s¨®lo de nuestros lectores, pero los voyeurs son bienvenidos". En el horizonte de 2009 destaca la publicaci¨®n de la monumental biograf¨ªa de Hugh Hefner, amo del imperio Playboy, un libro que resultar¨¢ casi tan exclusivo como acceder a uno de los c¨¦lebres parties en su mansi¨®n de Los ?ngeles. Benedikt no olvida su alma luterana entre tanto bat¨ªn de seda: "Ponemos en todos nuestros libros el mismo cuidado, lo mismo si cuestan diez que diez mil euros y esto es as¨ª por dos motivos: nuestros autores y nuestros lectores".
En otro rinc¨®n del Planeta Eros, M¨¦xico DF, la peruana Patricia de Souza acaba de desembarcar con todas las armas de mujer en este mundo de acusadas disfunciones er¨¦ctiles. Su libro se llama Er¨®tika y sali¨® el pasado a?o en la editorial Jus y ahora, en Espa?a, lo ha editado Barataria. Unas estampas de singular osad¨ªa en las que la autora invoca ese fluido al que tambi¨¦n alud¨ªa Ana?s Nin. "S¨¦ del ¨ªmpetu y la fuerza", escribe Patricia, "que estas visiones me han dado y recuerdo esa primera vez, las manos de hombre sobre mis pechos despertando mi deseo y las ganas de perderme en ¨¦l, sabiendo que cada caricia, cada gesto que yo hiciera para acercarme a los dem¨¢s, era tambi¨¦n un gesto de sexualidad, de mujer, de hembra". Si se quedan con hambre, otra recomendaci¨®n aparecida aqu¨ª con el aval bibli¨®filo y orientalista de Atalanta: Hombres salmonela en el planeta porno, t¨ªtulo a lo Philip K. Dick que responde a un alumno aventajado de los nuevos caminos del erotismo virtual: el nip¨®n Yasutaka Tsutsui, para entendernos casi un fiel reflejo literario de las fantas¨ªas animadas de Murakami (el escultor Takeshi, ahora mismo en el Guggenheim de Bilbao): mucha ciencia-ficci¨®n, mucho manga y mucho sexo (no expl¨ªcito) contado a la manera de un cibernauta que ha ingerido una dosis de LSD.
A menudo se nos acusa a los aficionados al g¨¦nero (aqu¨ª siempre recuerdo la opini¨®n del porn¨®grafo Jos¨¦ Mar¨ªa Ponce que comparaba el porno con el western) de ignorar los misterios y los ministerios de la igualdad. Nada m¨¢s lejos. La inspiraci¨®n (aphrodesia) nos lleva cada vez a un territorio en el que de no ser por Salom¨¦, Lul¨², Justine o Juliette nos sentir¨ªamos hu¨¦rfanos de mal, independientemente de la pluma que roza la piel y fustiga suavemente nuestra inclinaci¨®n al vicio.
Los libertinos barrocos. Contrahistoria de la filosof¨ªa III. Michel Onfray. Traducci¨®n de Marco Aurelio Galmarini. Anagrama. Barcelona, 2009. 320 p¨¢ginas. 19 euros. Nuestro lado oscuro. ?lisabeth Roudinesco. Traducci¨®n de Rosa Alapont. Anagrama. Barcelona, 2009. 256 p¨¢ginas. 16 euros. Hombres salmonela en el planeta porno. Yasutaka Tsutsui. Traducci¨®n de Jes¨²s Carlos ?lvarez. Atalanta. Girona, 2008. 188 p¨¢ginas. 18 euros. Er¨®tika. Escenas de la vida sexual. Patricia de Souza. Barataria. Madrid, 2009. 156 p¨¢ginas. 15 euros.
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