Para vosotras
En el D¨ªa Internacional de la Mujer Trabajadora, quiero rendir homenaje a las se?oras Dalila y Sonia, dos de las muchas mujeres que trabajan en el servicio de ayuda para discapacitados que mantiene Renfe, en colaboraci¨®n con Adif. Estando ambas empresas p¨²blicas adscritas al Ministerio de Fomento, no puedo impedir que ¨¦ste sea tambi¨¦n un homenaje involuntario a la propia ministra. Consid¨¦renlo un bien colateral. En compensaci¨®n, perm¨ªtanme que considere tan trabajadores como a las mujeres a los hombres que tambi¨¦n desempe?an dicho servicio, empujando sillas de ruedas al tiempo que cargan con maletas. Ellos y ellas est¨¢n dotados, felizmente para nosotros, con una sonrisa no condescendiente, una palabra amable y animosa, y un admirable instinto para sortear obst¨¢culos y depositarnos, sanos y salvos, al cuidado de los parientes y amigos que, al final del viaje, se aprestan a recibirnos. Llenos de cari?o y de buenas intenciones, ¨¦stos, pero carentes -salvo excepciones m¨¢s experimentadas- de ese firme pulso profesional con que los empleados de este servicio nos manejan.
Con su humanidad me devolvieron al mundo real en el que hay buenas personas"
Una inesperada ca¨ªda en Valencia -miren por d¨®nde: me ocurri¨® lo que no me pasa en L¨ªbano, y eso que all¨¢ las librer¨ªas tambi¨¦n tienen escaleras- hizo que, otra vez, me encontrara encerrada en las carencias de mi cuerpo, concretamente en el planeta Pierna. Ocurri¨® poco despu¨¦s de aquel hist¨®rico momento en que el presidente Camps cit¨® a Brecht, pose¨ªdo por un ataque po¨¦tico en defensa propia, y luciendo posiblemente uno de los 30 trajes que supuestamente adquiri¨® de una supuesta tacada. Descend¨ªa yo por los irregulares pelda?os, pensando, precisamente, que era una suerte que no sea adicto a los Blahnik el brechtiano Camps -recon¨®zcanlo: cuando habla a las masas produce un distanciamiento que r¨ªanse ustedes de La irresistible ascensi¨®n de Arturo Ui- cuando, s¨²bitamente, ca¨ª en irresistible descenso. Y no me estrell¨¦ ni me abr¨ª la crisma porque, gracias al sabio consejo que anta?o diome un bravo militar espa?ol comisionado en L¨ªbano, al bajar escaleras hay que asirse a la barandilla sujet¨¢ndola fuertemente por la parte de abajo, para resistir en caso de tropez¨®n, valenciano o no. "?Maredeueta! ?Rita Barbereta!", grit¨¦, gem¨ª, supliqu¨¦. Pero fue en vano. El que la hace, la paga. O se la pega.
De nuevo me vi confiada a la amabilidad de los extra?os. Y de nuevo me alegr¨¦ de hacerlo.
Ten¨ªa que regresar a Barcelona esa misma tarde, y no pod¨ªa meterme en el tren por mi propio pie. Una llamada telef¨®nica y qued¨® resuelto. No crean que fue debido a que soy una persona conocida. Funciona as¨ª con todo el mundo. Del mismo modo que Dalila no sab¨ªa qui¨¦n era yo, y se comport¨® conmigo con singular dulzura, y que Sonia, que s¨ª lo sab¨ªa, me trat¨® como si me conociera de siempre, y me habl¨® de su familia.
Estoy en deuda con ambas por partida doble. No s¨®lo porque con su humanidad me devolvieron al mundo real, en el que tambi¨¦n -o sobre todo, pero an¨®nimamente- existen muy buenas personas, sino porque me pidieron un favor que no he podido hacerles. Me explico.
Antes de dejarme en el tren me entregaron un cuestionario para que lo rellenara y se lo diera a quien me recogiera en la estaci¨®n de Sants. "Queremos mejorar el servicio, saber qu¨¦ m¨¢s podemos hacer". "?Necesitan algo especial?", inquir¨ª. "Un punto de encuentro nos vendr¨ªa muy bien, aqu¨ª en la estaci¨®n de Valencia". En el traj¨ªn de subir al vag¨®n y de instalarme en el asiento se me debi¨® de caer el cuestionario. Al llegar a Barcelona y verme en manos de otro excelente operario de la solidaridad humana, me acord¨¦, y no pude encontrarlo. Lo habr¨ªa rellenado de mil amores.
Os pido, pues, perd¨®n, a vosotras y a todos los que trabaj¨¢is por el bien de los pasajeros con discapacidades, ya sean temporales o permanentes. Tambi¨¦n aprovecho para aconsejar a los usuarios que consulten la web de Renfe y busquen all¨ª el apartado Gu¨ªa de Servicios Ferroviarios para Viajeros con Discapacidad. Vale la pena.
Y si todav¨ªa quer¨¦is enviarme el papel, hacedlo a EL PA?S de Barcelona y os lo devolver¨¦ cumplimentado.
Buena suerte, mujeres trabajadoras.
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