El acuerdo necesario
La sociedad espa?ola ha experimentado durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas varias crisis econ¨®micas de envergadura. Los ajustes han sido dolorosos y los costes elevados, pero el pa¨ªs ha salido adelante. Es cierto que la crisis econ¨®mica actual tiene algunas dimensiones que la hacen especial, pero no podemos olvidar que tambi¨¦n fueron muy complejas la crisis de los a?os setenta, la de los ochenta o la de los noventa. Adem¨¢s, en las dos ¨²ltimas crisis -en la de los ochenta y en la de los noventa- vivimos tambi¨¦n grandes convulsiones en el sistema financiero internacional.
Sin embargo, no ser¨ªa objetivo destacar s¨®lo la complejidad de la crisis actual. Resulta tambi¨¦n imprescindible recordar que la econom¨ªa espa?ola, en general, y las empresas, en particular, afrontan este reto en mejores condiciones que en las crisis pasadas. Hoy tenemos una mayor estabilidad macroecon¨®mica que en cualquiera de las crisis anteriores. Y tenemos un tejido empresarial m¨¢s s¨®lido y diverso; es cierto que hay problemas, como los hay en muchos pa¨ªses. Pero no podemos quedarnos s¨®lo en las apariencias de las malas noticias, o en el simplismo de pensar que toda la econom¨ªa espa?ola es el sector inmobiliario. Hoy hay empresas espa?olas con liderazgo internacional en muchos sectores: telecomunicaciones, energ¨ªa, alimentaci¨®n, banca, gesti¨®n medioambiental, siderurgia, infraestructuras, confecci¨®n o moda, entre otros. Adem¨¢s, hay una concentraci¨®n de empresas internacionales en ciertos sectores que, en combinaci¨®n con empresas espa?olas, constituyen clusters de actividad muy importante, como son el sector farmac¨¦utico, el de la automoci¨®n o el qu¨ªmico. Es cierto que muchas de estas empresas notan la crisis; pero es que hace tan s¨®lo quince a?os carec¨ªamos de ellas y el futuro era mucho m¨¢s incierto.
La confianza, no el cr¨¦dito, se ha convertido en el aut¨¦ntico valor escaso en nuestra sociedad
Y es que el problema principal que tenemos hoy en Espa?a -como en otros pa¨ªses- no es la supuesta falta de cr¨¦dito a las empresas o a las familias. La desconfianza que se est¨¢ instalando lentamente y la incertidumbre que aquella genera en millones de ciudadanos constituyen el verdadero problema. Lo vemos a diario. Los Gobiernos de los principales pa¨ªses est¨¢n inyectando una liquidez impresionante a la econom¨ªa, rescatando entidades financieras insolventes, comprando activos t¨®xicos a los bancos y anunciando planes de expansi¨®n fiscal. Sin embargo, la desconfianza parece aumentar, a pesar de las nuevas medidas anunciadas. El miedo y la desconfianza enturbian la mente y paralizan la voluntad. La confianza, no el cr¨¦dito, se ha convertido en el aut¨¦ntico valor escaso en nuestra sociedad.
Desgraciadamente, el Gobierno espa?ol -y en esto no somos muy diferentes de otros pa¨ªses-, m¨¢s all¨¢ del anuncio de una medida aqu¨ª y otra all¨¢, no ha presentado un plan coherente y convincente para afrontar esta crisis. El Gobierno deber¨ªa retomar el liderazgo y afrontar la situaci¨®n con un marco de acci¨®n realista y completo, que afrontara tanto la perspectiva de la ca¨ªda de la demanda como la necesidad de revitalizar la oferta de la econom¨ªa. Este marco deber¨ªa incluir varios elementos. Primero, un diagn¨®stico claro y compartido del problema en sus m¨²ltiples dimensiones, as¨ª como un esfuerzo pedag¨®gico para explicarlo a los ciudadanos. Segundo, un conjunto de medidas para sostener la demanda agregada, con apoyo inteligente a sectores cr¨ªticos, y hacer frente a la crisis a corto plazo, incluyendo acciones para atajar el crecimiento del paro y mitigar sus efectos. Tercero, una restructuraci¨®n del sector de la vivienda que permita que este mercado pueda volver a funcionar, que se ajusten los precios, que los bancos vuelvan a conceder cr¨¦ditos hipotecarios y que el stock de viviendas -aut¨¦ntico problema para bancos y promotores- tenga una salida razonable. En Espa?a tenemos una buena experiencia de restructuraci¨®n de sectores en crisis y deber¨ªamos aplicarla para enfocar adecuadamente la de este sector. Cuarto, un paquete de medidas estructurales que impulsen la liberalizaci¨®n y competencia en algunos mercados y que ayuden a bajar precios y costes. Quinto, los perfiles de un nuevo modelo para la econom¨ªa espa?ola que tenga en cuenta su papel en la econom¨ªa global, que anime y fomente la inversi¨®n, la innovaci¨®n y la captaci¨®n de capitales, y refuerce los puntos s¨®lidos del panorama empresarial espa?ol. Sexto, una racionalizaci¨®n de actividades y mejora en la eficiencia del sector p¨²blico y su gasto, acorde con el actual momento econ¨®mico.
?ste es un trabajo ¨ªmprobo, que hubiera sido conveniente hacer en momentos de bonanza. No se hizo, y tampoco la oposici¨®n lo reclam¨®, a pesar de que muchas voces de la sociedad civil ped¨ªan una reflexi¨®n sobre el futuro de la econom¨ªa. Ahora resulta imprescindible. Pero el ¨²nico modo de hacerlo con ¨¦xito es intentar perfilar este marco mediante un acuerdo entre las fuerzas pol¨ªticas, y las asociaciones empresariales y sindicales. Es quiz¨¢s el ¨²nico camino para que este marco tenga una cierta credibilidad y evitar que sea un arma arrojadiza de unos contra otros. Ser¨ªa, adem¨¢s, un ejercicio de responsabilidad notable en unos momentos cr¨ªticos como los actuales y ayudar¨ªa a recuperar la confianza.
Ciertamente, la econom¨ªa no saldr¨¢ de la actual recesi¨®n s¨®lo mediante un acuerdo marco, sino con la iniciativa emprendedora, la inversi¨®n de los empresarios y el trabajo y el esfuerzo de todos. Los Pactos de La Moncloa en 1977 sirvieron para dar confianza al pa¨ªs en unos momentos tambi¨¦n m¨¢s cr¨ªticos a¨²n que los actuales. ?ste deber¨ªa ser tambi¨¦n el gran objetivo de este acuerdo. Es dif¨ªcil, pero posible, y deber¨ªamos ponernos en marcha para lograrlo. Nuestra sociedad lo necesita y los ciudadanos se lo merecen.
Jordi Canals es profesor del IESE (Universidad de Navarra).
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