La macroestafa de la miseria
Pobres y sin empleo, al menos 1.700 vecinos de una zona deprimida de Granada est¨¢n implicados en un fraude de siete millones de euros a la Seguridad Social
Miguel, hombre de fe, Biblia en la estanter¨ªa, asegura que el mayor pecado que puede cometer el hombre es matar. "Menos eso, hacer lo que sea para dar de comer a tu familia est¨¢ permitido", dice mientras ense?a una edici¨®n de bolsillo de las Escrituras. El piso de Miguel, con la cerradura rota, est¨¢ en la quinta planta de unos edificios donde los portales tambi¨¦n sirven para guardar caballos y gallos de pelea. Es el pol¨ªgono de Almanj¨¢yar, una zona al norte de Granada que esconde algunos de los barrios m¨¢s deprimidos de Andaluc¨ªa. Aqu¨ª, cientos de vecinos se han visto implicados en un fraude de m¨¢s de siete millones de euros a la Seguridad Social orquestado por un empresario de la construcci¨®n que ofrec¨ªa, a cambio de dinero, contratos falsos para que los supuestos trabajadores pudieran despu¨¦s cobrar el paro.
Los imputados est¨¢n desfilando de 100 en 100 ante el juez instructor
Son las dos de la tarde en el barrio de La Paz, pleno centro de Almanj¨¢yar. Un pu?ado de j¨®venes en paro, jubilados y camellos de poca monta se arremolinan en una esquina. Algunos fuman chocolate, juegan al ajedrez y al parch¨ªs encima de una caja de cart¨®n. Un chico delgado, con los dientes picados, vende a buen precio unas gafas de marca. Con sus tatuajes de marinero, un hombre de barba blanca cuenta c¨®mo es pasar media vida de c¨¢rcel en c¨¢rcel. Hasta hace poco se acercaban al lugar camionetas para llevarse currantes a la recogida de la aceituna. Ahora ni eso. Muchos de los presentes han tenido que ir a declarar estos d¨ªas por el fraude o lo har¨¢n pronto. Reconocen que les llam¨® el dinero f¨¢cil. S¨®lo hab¨ªa que pagarle a un tipo con malet¨ªn, estampar una firma en un contrato laboral y esperar un tiempo hasta empezar a cobrar el desempleo. El hombre del malet¨ªn es uno de los suyos. Nadie pronuncia su nombre. "No hay c¨¢rceles para meternos a todos", dice uno, socarr¨®n. "?ste era un dinero limpio, sin maldades ni asesinatos. Cobramos un dinerillo para salir de la miseria", a?ade otro. Un tercero, en paro y con cinco hijos, pregunta: "?Qu¨¦ quiere el juez que hagamos, que le robemos a ¨¦l?".
En realidad, lo que quiere el juez encargado de la instrucci¨®n, Jos¨¦ Luis Ruiz, es desentra?ar un fraude que hasta el momento asciende a m¨¢s de siete millones de euros. "No recuerdo una trama igual, tan grande", dice Ruiz sobre el caso, en el que a 1.700 personas se les imputan delitos de estafa y falsedad documental. El juez investiga desde diciembre las 14 empresas vinculadas al presunto cabecilla, Carlos Ignacio Artero, en prisi¨®n preventiva, y a uno de sus socios.
Los investigadores descubrieron que estas empresas iban acumulando deudas por impago a la Seguridad Social hasta que acababan d¨¢ndose de baja. Sus falsos empleados cobraban mientras tanto el paro. La trama est¨¢ repleta de testaferros con antecedentes penales, sociedades fantasma y domicilios falsos. "Ha sido una sangr¨ªa de dinero. Tiene que haber m¨¢s casos", dice el juez.
Los funcionarios de los juzgados de Granada no recuerdan nada parecido a la toma de declaraci¨®n de los dos centenares de personas que han comparecido hasta el momento. Ante el juez desfilaron familias al completo y vecinos de toda la vida. Los imputados, muchos de Almanj¨¢yar pero tambi¨¦n de pueblos de la provincia como Pinos Puente, Chauchina o Atarfe, declaran de 100 en 100. El primer d¨ªa los pasillos estuvieron atascados de nueve de la ma?ana a once de la noche. Los polic¨ªas ayudaron en las declaraciones. Se repart¨ªan n¨²meros, como en la cola de los supermercados. La mitad se negaron a declarar; la otra mitad no pudieron identificar el trabajo para el que fueron contratados. "Fue delirante", explican fuentes judiciales. "La empresa ten¨ªa contratadas a 20 personas para la reforma menor de un piso, por ejemplo", relata un testigo de los interrogatorios. "La mayor¨ªa no pod¨ªa aclarar en qu¨¦ fecha o d¨®nde trabajaron. S¨®lo unos pocos hicieron trabajos concretos".
El abogado Jes¨²s Huertas, que tiene tres clientes citados por el juez, no se imagina a mil personas sentadas en un banquillo. "Habr¨¢ que buscarle una salida normal a este caso. Cuando llegue el momento seguro que hay un recorte muy profundo de la gente que tiene que ir a juicio", vaticina. La polic¨ªa tambi¨¦n ha destapado una supuesta trama de obtenci¨®n de permisos de residencia a trav¨¦s de estas empresas fantasma. Por el juzgado han pasado una veintena de marroqu¨ªes y ecuatorianos que temen perder sus papeles.
En el barrio tambi¨¦n hay zonas sin delincuencia, con geranios en los balcones y ni?os bien vestidos. Pero la historia del tipo con el malet¨ªn que daba "duros a cuatro pesetas" tiene lugar en la otra cara, la de las fogatas en mitad de la calle y edificios derruidos donde entran forasteros a comprar droga. Y por esos lares Miguel camina de forma elegante. Saluda a todo el mundo. No se llama Miguel, es un nombre ficticio. Exigi¨® el anonimato de una forma curiosa: "Tengo pasta y conozco a unos matones". Cuenta su historia, casi id¨¦ntica a la de los dem¨¢s implicados. Un conocido le ofreci¨® un contrato en una empresa de construcci¨®n a cambio de 1.200 euros. Un trato sencillo. R¨¢pido. Pagaba por estar en n¨®mina y meses despu¨¦s ten¨ªa derecho a cobrar el paro durante 20 meses. Tambi¨¦n le hizo un contrato a una prima y a un cu?ado. "Empe?¨¦ joyas, ped¨ª dinero prestado. Pero sal¨ªa a cuenta", afirma. Ahora, quiz¨¢ Miguel y los suyos dejen de percibir las ayudas. El abogado del Estado que representa a la Seguridad Social es partidario de paralizar las prestaciones para evitar que el perjuicio econ¨®mico siga creciendo. El letrado teme que esta monumental instrucci¨®n se eternice por la gran cantidad de imputados y que las pagas, que suman 700.000 euros al mes, se sigan concediendo.
No hay futuro ni trabajo en Almanj¨¢yar. Algunos vecinos se atrincheran para evitar los desalojos de unos pisos que fueron ocupados con una patada en la puerta. El estigma del barrio sigue creciendo. "Bienvenido a la miseria", reza un letrero en la fachada de un bloque de viviendas. Miguel quiere aclarar porqu¨¦ cuenta su caso: "Necesito que se sepa que nos han enga?ado. A gente que no sabe ni leer ni escribir. Digo eso porque sino no me ir¨ªa tranquilo a misa", afirma. Se ajusta su vistosa chaqueta y pone rumbo a la parroquia.
El 'caso Genil'
- Estafa masiva. Mil setecientos imputados en un fraude masivo a la Seguridad Social en Granada a trav¨¦s de empresas constructoras fantasma. Comenz¨® a principios de los a?os noventa.
- Falsos trabajos. Las empresas contrataban falsos trabajadores que pagaban por sus contratos algo m¨¢s de 1.000 euros para poder cobrar despu¨¦s el paro. Las empresas investigadas no cotizaban los seguros sociales y han dejado un descubierto de 4,2 millones de euros. Se han concedido miles de prestaciones por desempleo indebidas.
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