"El teatro va como nunca"
Fernando Guill¨¦n recibe en Bilbao el Premio Ercilla a su trayectoria - El actor se encamina a su retirada despu¨¦s de 56 a?os de carrera
"He intentado mantener siempre la coherencia y el compromiso. Aunque, por necesidad, no haya hecho siempre el teatro que quer¨ªa". Fernando Guill¨¦n (Barcelona, 1932) resum¨ªa as¨ª sus 56 a?os sobre las tablas poco antes de recibir, anoche en Bilbao, el Premio Ercilla de teatro a su trayectoria profesional. Un largo recorrido que concluye ahora, por decisi¨®n del propio actor, con el mon¨®logo El vals del adi¨®s, dirigido por Carlos La Rosa.
"Mario Gas me ofreci¨® hacer esta obra para el Teatro Espa?ol. Se estrenaba en el mismo lugar en el que debut¨¦ y era una obra de despedida -la de Louis Aragon, a quien yo admiro por su compromiso-. Me pareci¨® una buena forma de cerrar todo mi ciclo". Guill¨¦n, se considerar¨¢ "jubilado" a partir de que baje el tel¨®n de este montaje por ¨²ltima vez.
"Si te pilla un director al que le gusta todo lo que haces, los ensayos no sirven"
"El talento se nos presupone a los actores. Lo que hace falta es tenacidad"
"A estas alturas de la pel¨ªcula de mi vida, los meses de aprendizaje que conlleva un papel de protagonista eran demasiado", explica el actor. "Los ensayos son duros. Hay veces que te vas a tu casa llorando y creyendo que no vales, aunque tengas setenta a?os". Pese a esa dureza, Guill¨¦n muestra su preferencia por directores cuanto m¨¢s exigentes, mejor. "Si te pilla un director que le gusta lo que haces, los ensayos sirven de poco", concluye.
Lo primero que quiso ser Guill¨¦n fue, precisamente, director de cine. "Pero en aquel entonces estaba tan controlado por el franquismo que decid¨ª empezar por el teatro universitario, que era algo m¨¢s independiente". Enseguida descubri¨® que con la dramaturgia "se pod¨ªa contribuir a cambiar el mundo" y, junto con Nuria Espert o Adolfo Marsillach, abri¨® el camino del compromiso esc¨¦nico durante la dictadura. "Aunque tambi¨¦n hice mal teatro [revista, variedades] por necesidad alimenticia".
A la hora de hacer balance de estas m¨¢s de cinco d¨¦cadas, Guill¨¦n se detiene sobre todo en aquellos a?os. Una ¨¦poca en la que cre¨® su compa?¨ªa junto a su mujer Gemma Cuervo y en la que recuerda haber hecho malabarismos para que obras como Los secuestrados de Altona, de Sartre, sufrieran lo menos posible la tijera de la censura.
Lo cuenta sin demasiada nostalgia. Quiz¨¢ porque, seg¨²n dice, "el teatro va hoy como nunca he visto". "Los cines est¨¢n vac¨ªos y los teatros est¨¢n llenos", sentencia, y se felicita por el ¨¦xito de montajes como los de Animalario -"Son una bomba, los continuadores de los que luchamos contra el franquismo"- y porque ya no funciona el "mal teatro" que le dio de comer en la ¨¦poca de Franco.
Mirando al futuro, el consejo que Guill¨¦n da a los int¨¦rpretes que est¨¢n ahora mismo en las escuelas de arte dram¨¢tico es que tengan "tenacidad". "El talento, como el valor a los toreros, es algo que se nos supone a los actores, y hay que asumir que el azar influye en nuestras carreras. Hace falta arrojo para afrontar las malas rachas".
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