Dos idiomas, un lenguaje
El ciclo jerezano cuenta entre sus objetivos la promoci¨®n del encuentro entre las diversas disciplinas del baile. As¨ª, la idea de oponer la jota aragonesa al baile flamenco resultaba, como poco, muy estimulante. El territorio de encuentro es la propia danza, su ra¨ªz folcl¨®rica, y la necesaria apertura de miras junto a la voluntad de entendimiento. S¨®lo as¨ª se entiende que en el cuadro final, homenaje a Mario Maya, los tres protagonistas sigan, al comp¨¢s de las alegr¨ªas, sus respectivas disciplinas y compongan un cuadro lleno de intensidad y viveza, de din¨¢mica armon¨ªa.
El encuentro en s¨ª apenas se compone de tres apuntes, pero construidos s¨®lidamente y que bien valen la ocasi¨®n. Tras una prolongada presentaci¨®n est¨¢tica y cantes antiguos de una y otra geograf¨ªa, los bailes de Berna y Campallo se enfrentan en la sobriedad del martinete. Casta?uelas y brazos al aire opuestos al zapateado y la figura contenida. M¨¢s adelante, el de Zaragoza se reunir¨ªa con ?rsula en un paso a dos guiado por m¨²sica aragonesa. Como en todos los casos, ninguno de ellos abandona ni su estilo, ni la disciplina a que se deben.
FLAMENCO SE ESCRIBE CON JOTA
Miguel ?ael Campallo. Bailador: Miguel ?ngel Berna. Bailaores: ?rsula L¨®pez, Rafael Campallo. M¨²sicos flamencos. Cante: Juan Jos¨¦ Amador, Miguel Rosendo. Guitarra: Jes¨²s Torres, Javier Patino. M¨²sicos aragoneses. Cantadora de jota: Lorena Palacios. Guitarra espa?ola: Guillermo Gimeno. Bandurria: Alberto Artigas. Percusi¨®n: Josu¨¦ Barres. Coreograf¨ªa: Miguel ?ngel Berna, ?rsula L¨®pez, Rafael Campallo.
Teatro Villamarta, Jerez de la Frontera, 9 de marzo.
En los pasos de la jota, su ejecutante tiende a elevarse de la tierra. Los flamencos bailan de m¨²ltiples formas dialogando siempre con ella. Dos artes reunidos en un di¨¢logo enriquecedor y en una positiva dial¨¦ctica. Dos idiomas para un mismo lenguaje, el de la danza.
Miguel ?ngel Berna hace de la jota una suerte de arte mayor con pies de v¨¦rtigo que revolotean a ras de suelo. Gira y parece no pesar hasta que, finalmente, se eleva unos buenos palmos tras una larga coreograf¨ªa compuesta s¨®lo por sus pasos y la m¨²sica de las casta?uelas que ta?e de forma prodigiosa. Esa fue su parte en solitario y de lucimiento. La misma que tuvieron los flamencos. Campallo, por sole¨¢, es fino, exacto y ligero, con estilo y hechuras de escuela. L¨®pez, por tientos y tangos, configur¨® el baile de mujer que representa.
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