"?Qui¨¦n nos espi¨® y qui¨¦n lo orden¨®?"

Las pruebas del espionaje contra altos cargos del PP por agentes de la Consejer¨ªa de Interior del Gobierno de Aguirre tienen como mayor exponente documental los 33 partes originales de seguimiento elaborados supuestamente por algunos de la decena de asesores del responsable de dicho departamento, Francisco Granados, y aportados hace m¨¢s de un mes al fiscal jefe del Tribunal Superior de Madrid, Manuel Moix. Su validez viene avalada por diversas v¨ªas:

1. Origen. Proceden de documentaci¨®n original de la Direcci¨®n General de Seguridad de la etapa de Sergio Gam¨®n, seg¨²n varias fuentes intervinientes.

2. Confirmaci¨®n. Un muy alto cargo de la Consejer¨ªa de Interior, entre otros, confirm¨® en privado la validez de los partes como documentos internos, si bien exculp¨® del asunto al asesor Marcos Pe?a y a sus guardias civiles subordinados; no as¨ª al equipo del ex director general de Seguridad Sergio Gam¨®n y sus ex polic¨ªas, as¨ª como a los funcionarios Jos¨¦ Palomo y Jos¨¦ Manuel Pinto. Los documentos eran tan reales que en la consejer¨ªa se desat¨® una aut¨¦ntica caza de brujas para atemorizar a los funcionarios y lograr evitar nuevas fugas. Desde entonces se han cerrado despachos a cal y canto. Todos callan.

3. Coincidencia. Los partes reflejan la vida p¨²blica y privada de los personajes espiados, singularmente, el vicealcalde, Manuel Cobo, y el consejero Alfredo Prada. Este diario cotej¨® ambas esferas con los partes: coincid¨ªan sustancialmente en lo que pod¨ªan recordar o documentar. ?C¨®mo recordar si un espiado tom¨® una ca?a hace un a?o con un hombre de edad avanzada, calvo y con gafas? ?En qu¨¦ agenda se busca ese dato? A veces la memoria del espiado colateralmente funciona y, da una clave: ?lvaro Renedo, ex presidente de Telemadrid, era ese personaje que fue fotografiado por los agentes de Granados s¨®lo horas despu¨¦s de entrevistarse con dicho consejero. Otras veces, el nombre de las v¨ªctimas del espionaje directo o colateral sale de las matr¨ªculas de coche e identidades escritas en los partes: Clara Reynolds, presidenta de una fundaci¨®n, o la diputada regional del PP Carmen Rodr¨ªguez Flores. Los partes reflejan personajes por precisar, b¨²squedas afanosas, matr¨ªculas sin identificar, incluso errores que han podido deslizar los esp¨ªas. Son la mejor prueba de su factura. Si fueran prefabricados no contendr¨ªan errores o inc¨®gnitas. Calcar¨ªan agendas. Pero los agentes han podido cambiar horas o datos por error o por fingir que han perdido de vista a la v¨ªctima.

Sus fallos, acaso debido a que los partes son hechos por distintas manos y horas o d¨ªas despu¨¦s del espionaje, no evitan un hecho: ?en qu¨¦ agenda figura a qu¨¦ hora vuelve Prada a casa o que cena con una "joven" que es su hija? Lo temible no son sus errores, sino sus aciertos. Y hay fallos que no lo son: algunos espiados reh¨²san confirmar que lo fueron para ocultar sus citas comprometidas. Es lo que tiene hurgar con descaro en la vida ajena: a las v¨ªctimas se les exige desnudarse ante los verdugos para probar que son v¨ªctimas. Los espiados quieren saber: "?Qui¨¦n nos espi¨® y qui¨¦n lo orden¨®?".