El parque de los se?ores con traje
Maletines, prisa y charlas en ingl¨¦s en la zona de negocios junto a Ifema
Los dineros van por barrios. En el Campo de las Naciones se oyen murmullos que uno no sabe a qu¨¦ se refieren.
-Si tienes m¨¢s experiencia no llegas a un punto as¨ª nunca.
Habla un se?or de gomina y pelo hacia atr¨¢s. Comenta la historia con tono de enfado a otro que baja la cabeza. Los dos enchaquetados, por supuesto. El metro cuadrado aqu¨ª obliga a ser (o parecer) importante. Trajes que no se mueven de la discreta paleta azul-negro-gris y corbatas que van del oscuro al rojo m¨¢s atrevido con el que un hombre espera el autob¨²s. Uno se apea del metro y lo que ve es un cartel: "Avenida de la capital de Espa?a, Madrid". Como si la segunda parte, despu¨¦s de la coma, fuera necesaria.
El Campo de las Naciones es, en sentido estricto, poder¨ªo y esto: Ifema, la Feria de Madrid, el Palacio Municipal de Congresos (dise?ado por Ricardo Bofill), cuatro edificios de oficinas que se reparten como en un pastel G¨¦nesis Seguros, Bull, Johnson & Johnson, CEPSA y otros tantos de oficinas compartidas.
Las cuatro torres miran por encima de sus hombros de vidrio
El recinto concentra 80 ferias al a?o en las que participan 42.000 empresas
La autorreferencia de una ciudad como ¨¦sta, que quiere ser cosmopolita a veces, se muestra en el lema ol¨ªmpico Madrid 2016. Ciudad candidata. Por si fuera poco, existe un horizonte de edificios de cristal, orgullosos de s¨ª mismos, y al fondo, una enorme escultura de Juan de Borb¨®n, el padre del Rey, con chorros de agua que dan impresi¨®n. Detr¨¢s, las Cuatro Torres, el nuevo downtown, miran por encima de sus hombros de vidrio.
Aqu¨ª se nota dinero. Que se mueven hilos. La zona ha sufrido dos atentados de ETA. El ¨²ltimo, el 9 de febrero de este a?o, cerca del edificio de Ferrovial, empresa adjudicataria del AVE en Euskadi. La explosi¨®n no caus¨® heridos. Otro 9 de febrero, esta vez de 2005, otro coche bomba provoc¨® lesiones a 43 personas y da?os materiales.
Zona en alerta constante. Una fila de nueve taxis lleva diez minutos esperando. Tres taxistas se dan palique y miran hacia atr¨¢s de vez en cuando. Jos¨¦ Mar¨ªa empieza, medio de chuflas, medio en serio: "S¨ª, hay traj¨ªn de gente, pero no estamos de acuerdo con el metro que ha puesto Gallard¨®n. Antes est¨¢bamos todos que gan¨¢bamos dinero y compr¨¢bamos fincas de regad¨ªo y todo. Ahora tengo un apartamento en la playa y no s¨¦ si venderlo o no". Arturo le sigue: "Y los peri¨®dicos hablando de crisis est¨¢is bajando la moral a todos. Eso ponlo". Queda Hilario: "Aqu¨ª hay se?ores ricos y no ricos. Lo que s¨ª hay es se?oras que est¨¢n ricas". Los tres r¨ªen como si fuera un espect¨¢culo que ya ten¨ªan preparado.
Las prisas van por Ifema, que bien podr¨ªa ser un aeropuerto. En su interior, Madrid sigue con sus referencias a ella misma: "The warmest business climate in Europe" ("El clima de negocios m¨¢s c¨¢lido de Europa"). El folleto muestra las bondades de los negocios en la capital de la octava econom¨ªa del mundo. Cifras, porcentajes y fotos bonitas.
Es hiperb¨®lico. Ifema concentra unas 80 ferias anuales donde participan 42.000 empresas y recibe 4,5 millones de visitantes. Seg¨²n el informe del Observatorio Ferial Europeo CERMES, ocupa el primer lugar en el continente en organizaci¨®n de ferias. Un abismo con 1985, cuando la nada era todo. Entonces se decidi¨® localizar cerca de Barajas un Madrid cosmopolita.
Run, run, run... Una furgoneta con tel¨¦fono 902 aparca y sale Mauricio, ecuatoriano, con pelo de punta y sudadera moderna. "Trabajo en una empresa de mercanc¨ªas, repartiendo sobres. Hoy me ha tocado por aqu¨ª". Cierra un ojo por el molesto sol. "Entrada 3 o 4", escupe el walkie de un operario de Ifema. Entran coches, taxis y personas. Pep y Ram¨®n, chaquetas que no falten y maletas de viaje, hablan en catal¨¢n y cuentan las horas que les quedan. Luego se tendr¨¢n que ir al aeropuerto.
Pues, precisamente, otro joven con pinta de importante sale del Palacio de Congresos con su malet¨ªn. Se llama Luis Felipe y pertenece a la empresa Albeldia Interactiva. Ha venido a ofrecer informaci¨®n sobre medios de pago tecnol¨®gicos a empresas de tecnolog¨ªa. Negocio conceptual de hoy. ?Y c¨®mo va? "Ah¨ª, poco a poco". Frunce el ce?o, lleva corbata roja y se va por la calle de Estrasburgo. Cerca est¨¢n la de la Ribera del Sena, la de Amberes... Y zonas verdes. Y m¨¢s trajes. Ah, claro, Europa.
Los idiomas. Un joven en la treintena habla en ingl¨¦s sentado en un banco. Est¨¢ en la rambla repleta de flores de la avenida de la capital de Espa?a, Madrid. Otro busto, ¨¦ste m¨¢s peque?o y dedicado a Melvin Jones (1879-1961), fundador de la Asociaci¨®n Internacional de Clubes de Leones, una entidad que presta servicios humanitarios en todo el mundo a personas necesitadas y en casos de desastres mayores, seg¨²n su p¨¢gina web. "Nosotros servimos", se lee.
Los dineros van por barrios, o no. "Hola, por favor, pido una ayuda para un caf¨¦". Es un hombre serio, con el pelo hacia atr¨¢s, canas, gafas, chaqueta de cuero negra, gesto impert¨¦rrito cuando habla. Uno ya no sabe. Cruza y su reflejo va desapareciendo, de forma intermitente, de los cristales gigantes.
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