?Acaso el 11-M no se fij¨® en Bruselas?
Los atentados de Madrid no fueron obra de una c¨¦lula local de inmigrantes magreb¨ªes radicalizados. Hay m¨²ltiples evidencias de que detr¨¢s hubo una trama 'yihadista' internacional vinculada a Al Qaeda
En Bruselas, s¨ª. No en el barrio de Lavapi¨¦s ni en Morata de Taju?a. Fue cuando, casi cinco meses antes de que se produjeran los atentados de 2004 en Madrid, alguien adquiri¨® una tarjeta prepago y facilit¨® para ello una serie de datos falsos, entre los que figuraba como fecha de nacimiento la del 11 de marzo de 1921.
Es significativo que en la azora 21 del Cor¨¢n pueda leerse: "Si los infieles conocieran el momento en que no podr¨¢n apartar el fuego de sus rostros, ni de sus espaldas...". Adem¨¢s, dicha compra, y por tanto la fijaci¨®n del 11-M, tuvo lugar el 19 de octubre de 2003. Al d¨ªa siguiente -ni uno antes, ni uno despu¨¦s- de que un canal qatar¨ª de televisi¨®n emitiese un v¨ªdeo en el que Osama Bin Laden amenazaba a varios pa¨ªses occidentales, mencionando de manera expresa a Espa?a. Una circunstancia asimismo muy reveladora.
Las redes terroristas de los atentados de Casablanca y Madrid se solapan parcialmente
Est¨¢n acreditados los contactos de El Egipcio y del GICL con algunos de los autores del 11-M
Importa aclarar que la aludida tarjeta prepago estaba inserta en el terminal de telefon¨ªa m¨®vil encontrado en el dormitorio de la vivienda en que resid¨ªa -insisto, en Bruselas- Youssef Belhadj, actualmente condenado a 12 a?os de prisi¨®n.
Constato de manera habitual que la inmensa mayor¨ªa de los asistentes a conferencias y seminarios en los que se habla del tema desconoce tanto ¨¦sas como otras evidencias fundamentales acerca de los terroristas que intervinieron en la planificaci¨®n y ejecuci¨®n del 11-M. Quiz¨¢ por haber estado durante largo tiempo enredados en un debate exc¨¦ntrico, elucidando si ETA estaba o no implicada en esos tr¨¢gicos hechos, ha pasado desapercibido lo que los atentados de Madrid indican sobre la configuraci¨®n del terrorismo global tras los del 11-S en Nueva York y Washington, o sobre la evoluci¨®n de la amenaza que continuamos afrontando.
Cinco a?os despu¨¦s, mi impresi¨®n es que gran parte de los espa?oles sigue pensando que lo sucedido aquel infame d¨ªa en los trenes de cercan¨ªas que circulaban hacia la estaci¨®n de Atocha fue obra de una peque?a c¨¦lula, constituida de manera espont¨¢nea y formada por inmigrantes magreb¨ªes mal adaptados a nuestra sociedad, radicalizados a s¨ª mismos y sin conexiones internacionales de importancia. Pero las cosas no son as¨ª.
En primer lugar, entre los implicados en los atentados del 11-M hay varios individuos, como Jamal Zougam y Serhane Ben Abdelmajid Fhaket, El Tunecino, o el huido Said Berraj, que estuvieron integrados en la c¨¦lula de Al Qaeda establecida en Espa?a a inicios de los noventa o manten¨ªan estrechos v¨ªnculos con su dirigente, hoy en prisi¨®n, Abu Dahdah. ?ste qued¨® al frente de la c¨¦lula cuando el m¨¢s notorio de sus fundadores, Abu Musab al Suri, dej¨® Madrid para trasladarse primero a Londres, donde desarroll¨® labores doctrinales junto a Abu Qutada, y luego a Afganist¨¢n, donde en 1996 era ya miembro del c¨ªrculo inmediato de Osama Bin Laden.
Esa c¨¦lula fue sustancialmente desmantelada por la polic¨ªa en el oto?o de 2001, al constatarse su trabaz¨®n con la de Hamburgo, la de los suicidas del 11-S, alguno de los cuales estuvo poco antes en nuestro pa¨ªs. Ni aquellos tres individuos ni otros cercanos a ellos encajan en el perfil propio de unos terroristas que constituyen su propia c¨¦lula local e independiente de manera espont¨¢nea, una vez radicalizados a s¨ª mismos.
Al aproximarnos a la identidad de los condenados en sumarios abiertos por los atentados de Madrid se distinguen, en segundo lugar, dos destacados miembros del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª (GICM), formado hacia 1993 en Peshawar, Pakist¨¢n, y afiliado con Al Qaeda. En su campo de adiestramiento de Jalalabad, Afganist¨¢n, se ense?aba a utilizar m¨®viles en explosiones simult¨¢neas. A inicios de 2002, esa organizaci¨®n terrorista y otras dos norteafricanas de la misma orientaci¨®n -como el Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio (GICL), alguno de cuyos notables entr¨® en contacto con uno de los terroristas de Madrid- acordaron atentar en los pa¨ªses de donde proced¨ªan sus integrantes o en los que residieran.
Los atentados de Casablanca se produjeron en mayo de 2003 y los del 11-M en Madrid, diez meses despu¨¦s. Las redes terroristas de ambos casos se solapan parcialmente. Hassan el Haski, condenado aqu¨ª a 14 a?os, lo ha sido a 10 por lo ocurrido en aquella ciudad marroqu¨ª. Ning¨²n miembro del GICM es, por definici¨®n, componente de una c¨¦lula local surgida espont¨¢neamente y carente de conexiones internacionales.
En tercer lugar, envuelto en el 11-M encontramos a un antiguo militante de la Yihad Isl¨¢mica Egipcia (YIE), que en 2001, siendo su l¨ªder Ayman al Zawahiri, el actual lugarteniente de Osama Bin Laden, se fusion¨® con Al Qaeda. Hablo de Rabei Osman Es Sayed Ahmed, Mohamed el Egipcio, un notorio emprendedor de iniciativas a favor de Al Qaeda y el terrorismo global desde 1999 en Alemania, Francia, Italia, B¨¦lgica y Espa?a, donde est¨¢n acreditados sus lig¨¢menes con algunos de quienes cometieron los atentados de Madrid. Por estos hechos fue condenado en Italia a ocho a?os de prisi¨®n.
Una investigaci¨®n del Federal Bureau of Investigation (FBI) estadounidense, solicitada por las autoridades italianas, puso de manifiesto que, el 4 de febrero de 2004, es decir, cinco semanas antes del 11-M, El Egipcio activ¨® por primera vez la direcci¨®n de correo electr¨®nico que utilizaba normalmente, introduciendo en el formulario de registro un nombre imaginario, con domicilio ficticio y supuestamente nacido el 11 de marzo de 1970. Ocurri¨® en Mil¨¢n. No en el barrio de Lavapi¨¦s ni en Morata de Taju?a.
Ciertamente, si repasamos el listado de cuantos han sido condenados por los atentados del 11-M o se suicidaron en Legan¨¦s el 3 de abril de 2004, hallamos unos cuantos marroqu¨ªes, originarios de ciudades como T¨¢nger y Tetu¨¢n, inmersos en la delincuencia com¨²n y el narcotr¨¢fico, liderados por Jamal Ahmidan, El Chino.
Pero fueron expresamente movilizados para participar en los atentados y no constituyeron c¨¦lula alguna de manera espont¨¢nea ni se radicalizaron solos. En cualquier caso, los rasgos comunes a estas personas son relativamente distintivos respecto al conjunto de quienes participaron en los atentados de Madrid y no debe tomarse esta parte por un todo m¨¢s diverso. A la hora de explicar el amalgamiento de esos individuos caracterizados por su previa trayectoria delictiva con otros inmersos desde hac¨ªa mucho tiempo en grupos y organizaciones terroristas afines a Al Qaeda, dentro y fuera del territorio espa?ol, es preciso aludir a lig¨¢menes afectivos de amistad, vecindad o parentesco que vinculaban entre s¨ª a no pocos de estos terroristas.
A todo ello debe a?adirse que Al Qaeda se hizo responsable de los atentados mediante un comunicado enviado el mismo d¨ªa por las Brigadas de Abu Hafs al Masri al peri¨®dico en lengua ¨¢rabe que es su destinatario habitual desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, donde fue validado.
Los escondidos en el piso de Legan¨¦s siguieron las directrices transmitidas posteriormente con esa r¨²brica. Sin olvidar que, seg¨²n todo indica, los terroristas del 11-M huidos recibieron ayuda no s¨®lo del GICM, sino de Ansar al Islam y el entramado de Al Qaeda en Irak. Alguno de ellos cometi¨® un atentado suicida en este pa¨ªs.
En suma, no parece que los atentados de Madrid fuesen obra de una c¨¦lula local surgida espont¨¢neamente y formada por un pu?ado de inmigrantes musulmanes radicalizados a s¨ª mismos. Incluso que el 11-M ocurriese exactamente 911 d¨ªas despu¨¦s del 9-11 -es decir, el 11-S- resultar¨ªa en exceso sofisticado para una camada as¨ª. Evidencias como las rese?adas y numerosas otras sugieren una realidad m¨¢s compleja, que lo es tambi¨¦n para una amenaza que persiste.
Fernando Reinares es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano. Actualmente prepara un libro sobre el 11-M titulado Operaci¨®n Trenes de la Muerte.
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