Tregua
El 24 de diciembre de 1914, cuando la I Guerra Mundial no hab¨ªa cumplido a¨²n seis meses, un grupo de soldados alemanes empez¨® a cantar Noche de paz en una de las trincheras del frente occidental. Los soldados brit¨¢nicos apostados en el otro lado del frente hicieron coro. Al cabo de pocas horas, brit¨¢nicos y alemanes salieron de sus escondites para encontrarse en tierra de nadie e intercambiaron saludos, abrazos, cigarrillos y chocolatinas. La fr¨¢gil paz se extendi¨® por decenas de kil¨®metros. Las tropas iban y ven¨ªan tranquilamente. Como dijo Rowan Atkinson en Blackadder, una de las mejores series de todos los tiempos, "ni brit¨¢nicos ni alemanes volvieron a avanzar tantos metros en los siguientes dos a?os".
Ese momento, conocido como Tregua de Navidad, fue prohibido por los generales de ambos bandos, pero dur¨® semanas en algunos tramos del frente.
Por alguna extra?a asociaci¨®n de ideas, la presencia de Patricia Conde (estrella de La Sexta) en Saturday Night Live (programa estelar de Cuatro) me ha recordado la Tregua de Navidad. No s¨¦ qu¨¦ me habr¨¢ venido a la mente. ?La "guerra del f¨²tbol", quiz¨¢? Podr¨ªa ser.
Evidentemente, este acercamiento no tiene nada que ver con villancicos o trincheras fangosas. Tendr¨¢ que ver, supongo, con el hecho de que Globomedia, n¨²cleo de La Sexta, produce tanto S¨¦ lo que hicisteis como Saturday Night Live (y muchos, much¨ªsimos otros programas), y tiene m¨¢s o menos en n¨®mina a Patricia Conde. O sea, que esta tregua del jueves por la noche, en riguroso directo, no surge de los soldados ni de los generales, sino de quien manda realmente: los fabricantes de armamento. (Nota para lectores estructuralistas y abogados: esto ¨²ltimo es una met¨¢fora; Globomedia produce y vende programas, no armamento; bastante tengo con los l¨ªos que me busco como para encontrarme con uno no buscado).
Sean cuales sean los motivos, la noticia es buena. Patricia Conde ilumina cualquier programa. Apetece ver qu¨¦ tal funciona su gracia natural en un contexto tan agitado y con tanto cambio de escenario como el de SNL.
Por otra parte, cualquier interrupci¨®n de las guerras medi¨¢ticas, esas cosas que matan de aburrimiento a los lectores y entusiasman a la militancia (y a los asesores jur¨ªdicos), resulta ciertamente bienvenida.
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