Medallas
Qu¨¦ penoso es el espect¨¢culo de las personas que se dan importancia. El muchacho que aun habiendo filmado s¨®lo dos cortos habla de "mi obra", el joven instalador que se llama a s¨ª mismo "artista pl¨¢stico", el amante de hablar de s¨ª mismo en tercera persona o el presunto autor de culto que se cree por encima del arte popular. Qu¨¦ lejos est¨¢n esos personajes de otros que, habiendo sido grandes, se sintieron abrumados por los homenajes. Qu¨¦ arrogante el que piensa que su pecho est¨¢ para que le cuelguen medallas. Como cualquiera, sigo, leo, veo con asombro la rabieta infantil de algunos toreros que, crey¨¦ndose poseedores de un arte superior, devuelven su medallita por considerar que otro no se la merece. Ahora resulta que vienen a poner orden en esta Espa?a, el pa¨ªs con m¨¢s premios por metro cuadrado, premios privados, nacionales, auton¨®micos, comarcales, y no hay programa de variedades en que no aparezca una entrega de premios. La dram¨¢tica realidad es que nos sobran premios y nos falta cultura.
Ellos, los devolucionistas, han sido mezquinos, pero, sinceramente, creo que no se han dado cuenta. Act¨²an, al menos uno de ellos, con la cruel inocencia de quien lleva leyendo en los papeles elogios absolutamente desmedidos a su "arte". Aqu¨ª y all¨¢ le han llamado fil¨®sofo, poeta, core¨®grafo del capote y qu¨¦ s¨¦ yo cu¨¢ntas tonter¨ªas m¨¢s. Y cuando es tan desproporcionada la distancia entre el verdadero m¨¦rito de una persona y las alabanzas que recibe es normal que la cabeza se vaya un poco. Para colmo, si su objetivo consist¨ªa en defender la fiesta, lo ¨²nico que han conseguido es levantar otra vez la liebre: ?es el toreo un oficio que merece una Medalla a las Bellas Artes?
A m¨ª, la ¨²nica que me hac¨ªa gracia cuando hablaba de "mi arte" era Lola, la Lola Flores (a la que, por cierto, le dieron la Medalla del Trabajo).
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