Padres, hijos y otras criaturas
"Luke, yo soy tu padre". No es f¨¢cil asumir que tu progenitor es un se?or con m¨¢scara negra, principios difusos y respirar agitado. Especialmente cuando acaba de cortarte una mano y la alternativa a resistirse al peso del apellido es acabar cayendo por el conducto de ventilaci¨®n de un s¨²per-destructor imperial. No es f¨¢cil ser "el hijo de" o "el hermano de". Joe Hill no es el hijo de Darth Vader ni falta que le hace. Su padre ha provocado infinidad de pesadillas al lector durante tres d¨¦cadas y seguro que de peque?o lo de "pap¨¢ cu¨¦ntame un cuento" se escuchaba poco en casa. Hill es el v¨¢stago de Stephen King pero a pesar de eso (y de que llamarse King es un chollo) ha renunciado a utilizar el apellido para currar a pico y pala -es un decir-. Con El traje del muerto ha demostrado que hizo bien meti¨¦ndose a escritor y que se puede vender sin el empuj¨®n de pap¨¢. Hill es un buen ejemplo, pero no es el ¨²nico.
Las sagas familiares, ya sean de una, dos o tres generaciones, son un misterio irresoluble, no importa la filiaci¨®n del parentesco, uno siempre puede acabar metido en algo totalmente diferente: las Hemingway, Margaux y Mariel (nietas del legendario Ernest) decidieron dedicarse a la actuaci¨®n; Sophie Auster, hija de Paul, canta y modela (y viceversa); Caitlin se dedica a la fotograf¨ªa y Denise al dise?o de vestuario, el primero es el hijo y la segunda la hermana de David Cronenberg; Nick Clooney es periodista y su hijo, George, ha insistido en ser actor, con algunas escapadas humanitarias de tanto en tanto; McCartney, Stella, se dedica al negocio de la moda y su padre, Paul, sigue siendo un Beatle; Kyle Eastwood es m¨²sico mientras que el eterno Clint sigue pateando culos a sus 78 a?os.
En otros casos como los de Ziggy (Marley), Sean (Lennon) o Shanna (Morrison) el apellido es una losa, una joroba inc¨®moda, un aut¨¦ntico co?azo. Tambi¨¦n hay sagas de pandereta, como la que formaron los Baldwin (de la cual s¨®lo sobrevive, art¨ªsticamente hablando, Alec) o de noble abolengo como los Coppola, donde pululan entre otros Roman, Sophia, Nicolas (Cage) y el patriarca Francis Ford, junto con una densa poblaci¨®n de sat¨¦lites humanos orbitando en torno a la familia, d¨ªa s¨ª d¨ªa tambi¨¦n.
Hay algunos, pocos, que hasta consiguen ponerse a la altura de sus antepasados: el hijo y el sobrino del gran Alfred Newman, Thomas y Randy, que han llevado el legado musical del m¨ªtico compositor al siglo XXI; Jennifer, hija de David, que ha demostrado tablas como para -en un futuro- ser una Lynch de pies a cabeza; o el propio Skywalker, Luke, que al final -quien lo dir¨ªa- acaba haciendo las paces con pap¨¢. Y es que ya lo dec¨ªa otro patriarca famoso, el juez Earp (padre de Wyatt): "Lo ¨²nico que importa es la sangre, la familia. Los dem¨¢s son s¨®lo extra?os".
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