En las ant¨ªpodas
Hace nueve a?os Julia Leigh (Sidney, 1970) public¨® una extra?¨ªsima novela, El cazador, que fue su debut literario y que le procur¨® premios y un reconocimiento general all¨ª donde se tradujo (en Espa?a la public¨® Tropismos en 2005). Con una escritura contenida y rica en el retru¨¦cano metaf¨®rico, la novela narraba la doble peripecia de un cazador contratado por una multinacional de biotecnolog¨ªa para dar caza al ¨²ltimo tigre de Tasmania: la obsesiva relaci¨®n, por un lado, que establec¨ªa con su esquiva presa mientras segu¨ªa su rastro en remotas zonas selv¨¢ticas, y su sucesiva implicaci¨®n sentimental, por otro, con la familia que en los periodos de descanso le daba alojamiento, una ap¨¢tica viuda y sus dos hijos peque?os.
Inquietud
Julia Leigh
Traducci¨®n de Cruz Rodr¨ªguez Juiz
Mondadori. Barcelona, 2009
95 p¨¢ginas. 13,90 euros
M¨²sica de la tierra
Tim Winton
Traducci¨®n de N¨²ria Llonch Segu¨ª
Destino. Barcelona, 2009
391 p¨¢ginas. 21 euros
Siete a?os tard¨® Julia Leigh en dar a la imprenta su siguiente novela, esta Inquietud que ahora aparece en Espa?a. En apenas 95 p¨¢ginas consigue, al igual que suced¨ªa en El cazador, construir un mundo complejo y perturbador. La diferencia, el salto cualitativo que representa con respecto a la anterior, es que as¨ª como en El cazador asist¨ªamos a la transformaci¨®n paulatina de una conciencia desde su presente, en Inquietud, el drama, cuando estalla, es un mero catalizador de otros dramas pasados a los que no pudimos asistir pero cuya potencia expansiva nos alcanza. De esa forma, sin mencionarlos, s¨®lo por medio de la sugerencia, saltan a la vista del lector conflictos soterrados desde antes de que se desarrolle la acci¨®n propiamente dicha. ?sta es sencilla: Olivia, una mujer madura que, intuimos, ha quedado hondamente tocada por un fracaso amoroso, regresa con sus dos hijos peque?os a casa de su madre, en el sur de Francia. La frialdad de su madre con ella, no as¨ª con los ni?os, nos ense?a que su marcha de esa misma casa muchos a?os antes, es de suponer que en persecuci¨®n del que luego ser¨ªa el padre de sus hijos, debi¨® de ser violenta y cortar muchos lazos entre ellas. En la casa habitan tambi¨¦n Marcus, el hermano de Olivia, y Ofelia, la mujer de ¨¦ste, que acaba de dar a luz a una ni?a que naci¨® muerta y que los m¨¦dicos del hospital le han permitido llevarse a casa, antes del entierro, para as¨ª facilitar la asunci¨®n del trauma. Obviamente no estamos ante una familia normal y lo que descubriremos tras el desvelado de las sucesivas capas que conforman la historia secreta puede que sea, incluso, algo rocambolesco. No importa. Sin convencionalismos ni concesiones, Julia Leigh nos muestra territorios morales no frecuentados.
En las ant¨ªpodas, y no s¨®lo por ser tambi¨¦n australiano, se halla Tim Winton (Perth, 1960), autor de doce libros, ganador de diversos premios y al parecer el escritor m¨¢s le¨ªdo y vendido de su generaci¨®n. M¨²sica de la tierra es su primera novela traducida al castellano. Desde el Occidente rico y pesquero de Australia, donde transcurre su primera mitad, hasta el inh¨®spito y duro Norte donde termina, da cuenta del tri¨¢ngulo formado por tres caracteres bien diferentes: Jim Buckridge, viudo, padre de dos hijos y cacique principal de una comunidad marinera en la que todos se conocen y todos guardan secretos de los otros; su novia, Georgia Jutland, cuarentona, aficionada al vodka, eterna forastera en el pueblo, adonde lleg¨® en busca de no se sabe qu¨¦ verdad originaria, y Luther Fox, pescador furtivo, ¨²nico sobreviviente de una familia de m¨²sicos de feria muerta en un accidente de circulaci¨®n. Los tres buscan superar un pasado que los atormenta. En el medio, claro, una historia de amor, la adulterina de Jim y Georgia, que en un principio parece abocada a la tragedia pero que al final acaba con feliz falsete hollywoodiense. Tras muchos vagabundeos, eso s¨ª, tras mucho salitre incrustado en la piel de Luther, para que no todo resulte tan f¨¢cil. Incluso el malo, Jim Buckridge, acaba siendo bueno.
Tim Winton es un escritor dotado. Sabe estructurar una historia, sabe administrar la informaci¨®n, sabe definir unos personajes, sabe crear una atm¨®sfera. Su escritura fluye sin altibajos, cabe suponer que fiel al plan predeterminado. El problema es que ese plan no nos depara ninguna sorpresa, pues es dif¨ªcil que nos transmita alguna emoci¨®n aquello que ha sido concebido sin ella. Todo lo contrario que Julia Leigh. -
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