Desconocimiento de la realidad
El problema constituyente con el que ten¨ªa que enfrentarse la sociedad espa?ola tras la muerte del general Franco no era el de su constituci¨®n como un Estado social y democr¨¢tico de derecho, sino el de la estructura territorial que deber¨ªa tener ese Estado democr¨¢tico. La transici¨®n de la dictadura a la democracia era pol¨ªticamente muy dif¨ªcil, pero constitucionalmente muy f¨¢cil. La sociedad espa?ola ten¨ªa materialmente resueltos todos los problemas a los que formalmente ten¨ªa que dar respuesta la futura Constituci¨®n.
Lo que la sociedad espa?ola no ten¨ªa resuelto era la forma territorial del Estado democr¨¢tico que ten¨ªa que constitucionalizar. De ah¨ª todas las vacilaciones en el proceso constituyente, las ambig¨¹edades en el texto constitucional y los vaivenes en la interpretaci¨®n de la Constituci¨®n una vez en vigor. Inicialmente pareci¨® que la estructura del Estado iba a ser definida en clave nacionalista, con una posici¨®n muy diferenciada de Catalu?a y Pa¨ªs Vasco y en menor medida de Galicia, respecto de las dem¨¢s regiones, pero tras el resultado del refer¨¦ndum del 28 febrero en Andaluc¨ªa, se acab¨® optando por una definici¨®n del ejercicio del derecho a la autonom¨ªa en condiciones de igualdad, quedando el Estado espa?ol territorializado por completo en 17 comunidades aut¨®nomas con la misma arquitectura institucional y el mismo nivel competencial.
El nacionalismo democr¨¢tico vasco no tiene fuerza para alterar la estructura del Estado
?sta ha sido la transformaci¨®n m¨¢s importante que se ha producido con base en la Constituci¨®n de 1978. No hay ning¨²n otro terreno en el que haya tanta diferencia entre el Estado constitucional de hoy y las distintas formas de manifestaci¨®n anteriores del Estado constitucional en Espa?a. El Estado auton¨®mico s¨ª que es un nuevo Estado. Y es un nuevo Estado, cuya configuraci¨®n se impone a todas las nacionalidades y regiones que lo integran de una manera inmodificable para cada una de ellas individualmente considerada. Se puede estar m¨¢s de acuerdo o menos de acuerdo con la interpretaci¨®n de la Constituci¨®n que se ha acabado imponiendo, pero la estructura del Estado resultante de dicha interpretaci¨®n es, por el momento, irreversible.
Al nacionalismo catal¨¢n no le ha resultado f¨¢cil aceptar esa nueva estructura del Estado, pero ha acabado haci¨¦ndolo. En Converg¨¨ncia parece apuntarse, en esta segunda legislatura fuera del Gobierno de la Generalitat, una deriva hacia la no aceptaci¨®n de la misma, pero es todav¨ªa muy incipiente.
El nacionalismo democr¨¢tico vasco, por el contrario, no ha aceptado el Estado auton¨®mico espa?ol tal como ha quedado definitivamente configurado. Sigue pensando todav¨ªa en un Estado espa?ol que ya no existe. Y ello le ha llevado a poner en pr¨¢ctica una estrategia pol¨ªtica que lo est¨¢ conduciendo a un callej¨®n sin salida.
El nacionalismo democr¨¢tico vasco no tiene fuerza para alterar la estructura del Estado. Es una fuerza pol¨ªtica minoritaria, aunque sea la m¨¢s votada, en t¨¦rminos parlamentarios y lo es mucho m¨¢s en t¨¦rminos sociales y pol¨ªticos en el Pa¨ªs Vasco. ?nicamente con el concurso de la izquierda abertzale puede impedir que los partidos no nacionalistas tengan mayor¨ªa. Y con dicho concurso el nacionalismo democr¨¢tico pierde legitimidad pol¨ªtica y social, es decir, se debilita.
Esta realidad es la que el PNV ha desconocido desde finales del siglo pasado, en que a trav¨¦s del Pacto de Lizarra primero y a trav¨¦s de las distintas versiones del plan Ibarretxe, que ¨²nicamente han podido ser aprobadas en el Parlamento vasco con la ayuda de Batasuna, ha intentado quebrar la estructura del Estado en lo que al Pa¨ªs Vasco se refiere, pretendiendo excepcionalizar la vigencia de la Constituci¨®n en dicho territorio. Esto es lo que significaba la reforma del Estatuto de Gernika que aprob¨® el Parlamento vasco o la ley que autorizaba al lehendakari a convocar un refer¨¦ndum sobre el llamado derecho a decidir. La reforma fue rechazada por el Congreso de los Diputados y la ley anulada por el Tribunal Constitucional, sin que el Gobierno vasco tuviera capacidad de respuesta frente a estas decisiones.
Peor todav¨ªa. Su reacci¨®n en ambos casos se le ha vuelto en contra. Disolvi¨® el Parlamento tras el rechazo por el Congreso de los Diputados de la reforma del Estatuto y el resultado fue un fracaso. Ha vuelto a convocar elecciones tras la anulaci¨®n de la ley sobre el refer¨¦ndum y el resultado ha sido que por primera vez hay una mayor¨ªa no nacionalista en el Parlamento vasco.
En pol¨ªtica, como en todo, el desconocimiento de la realidad no conduce a ninguna parte. Es lo que viene haciendo el PNV desde hace algo m¨¢s de una d¨¦cada. De momento, parece que le va a conducir a perder el Gobierno. Esperemos que aprenda la lecci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.