'Berlusco-zysmo' y democracia
El primer ministro italiano y el presidente franc¨¦s son los adalides de un sistema de gobierno basado en las t¨¦cnicas comerciales y el dominio de la televisi¨®n. Peligran la democracia y la opini¨®n p¨²blica
La implacable implosi¨®n de las pr¨¢cticas democr¨¢ticas en los pa¨ªses occidentales ha producido el creciente deterioro del sistema al que daban vida y el agotamiento y desprestigio de su raz¨®n pol¨ªtica de ser. La silenciosa consunci¨®n de los valores y los modos de la democracia tradicional ha originado una notable extensi¨®n del acervo tipol¨®gico de las formas que la misma es susceptible de asumir. Pues, m¨¢s all¨¢ de la distinci¨®n b¨¢sica entre democracia representativa, basada en la delegaci¨®n del poder y en la verticalidad de su ejercicio, y democracia directa, fundada en el protagonismo, sin mediaciones, de los miembros de la comunidad, cualquiera que sea su ¨¢mbito -Estado, regi¨®n, ciudad-, han ido irrumpiendo en el saber pol¨ªtico, con voluntad compensatoria y/o sustitutiva, una serie de nuevas propuestas para organizar la vida democr¨¢tica de la comunidad. Y as¨ª la democracia consociativa de Daalder y Arendt Lijpart; la democracia procedimental de Michael Sander; la democracia deliberativa de Habermas y Bobbio; la democracia electr¨®nica que nos venden los tecn¨®logos; la democracia participativa inspirada en el esp¨ªritu de la sociedad civil; y, de acuerdo con la capacidad determinante del espacio y del territorio, la democracia local, la regional, la nacional, la continental y la mundial.
Berlusconi se jacta de que la ideolog¨ªa de empresa es el eje central de su forma de hacer pol¨ªtica
Gracias a sus amigos en el poder medi¨¢tico, Sarkozy practica en Francia una 'telecracia' exitosa
Junto a todas ellas, tan heterog¨¦neas como discutibles, han ido surgiendo en las ¨¢reas ajenas a la influencia de Occidente, Asia y Oriente Medio sobre todo, y en las nuevas potencias emergentes -India, Sur¨¢frica y Latinoam¨¦rica-, un conjunto de experiencias m¨¢s o menos directamente influidas por el modelo de la democracia cl¨¢sica pero con porcentajes diferentes, aunque siempre importantes, derivados de la impregnaci¨®n de su propia tradici¨®n y cultura.
A todas estas desviaciones y variantes, consecuencia, reiter¨¦moslo, de la quiebra de la matriz cl¨¢sica de la democracia parlamentaria, en el ¨¢mbito del Estado-naci¨®n hay que agregar la reciente comparecencia de la democracia marketing o democracia-more empresarial, que, adem¨¢s no es una mera hip¨®tesis te¨®rica, sino la expresi¨®n de una realidad avalada por una fuerte concernencia popular, una sorprendente consistencia electoral en varias elecciones y muy razonables porcentajes de participaci¨®n ciudadana y de asentimiento sist¨¦mico en dos de los principales pa¨ªses europeos: Francia e Italia. La proximidad de las modalidades y la analog¨ªa de los usos de su ejercicio pol¨ªtico ha hecho que algunos analistas los hayamos considerado como un solo conjunto, como un r¨¦gimen ¨²nico, al que Pierre Musso designa como sarkoberlusconismo -Editions de l'Aube 2008- y que yo prefiero llamar berlusco-zysmo para subrayar la precedencia de Berlusconi en el emparejamiento y su funci¨®n decisiva en la constituci¨®n de la ideolog¨ªa de la empresa como eje central de este nuevo r¨¦gimen. Los italianos designan su dominaci¨®n como aziendalismo, del que empresarizaci¨®n podr¨ªa ser el equivalente castellano, cuyo prop¨®sito es conseguir que el Estado-empresa ocupe el lugar del Estado-providencia con el fin de que la Empresa-Italia y su Rep¨²blica de Accionistas triunfen en la contienda internacional. (Michele Propero, Lo stato in appalto: Berlusconi e la privatizzazione del politico, Milano 2003; y Alberto Abbruzzese, Tutto e Berlusconi, Milano 2004). Se trata de introducir el management en el coraz¨®n de la administraci¨®n p¨²blica y de los aparatos del Estado y de sustituir el enfrentamiento ideol¨®gico, comunistas y socialistas frente a liberales, por la competencia de las ofertas pol¨ªticas al modo de la competencia comercial.
Giuliano Urbani, profesor de Ciencia Pol¨ªtica y ministro de Cultura del segundo Gobierno de Berlusconi, insiste en que hoy lo esencial es ser capaces de competir y por eso afirma en la Democrazia competitiva e regole del gioco que la capacidad competidora de los sistemas pol¨ªticos y por tanto de las democracias es su rasgo fundamental. Competir para vender. El h¨¦roe pol¨ªtico-comercial es el vendedor y Berlusconi es el vendedor por antonomasia. Giuseppe Fori en Il venditore. Storia di Silvio Berlusconi e della Fininvest nos cuenta la extraordinaria historia del imperio medi¨¢tico berlusconiano que desde la agencia de publicidad Publitalia, construye una trama irresistible apoyada en tres grandes televisiones generalistas -Canale 5, Italia Uno y Retequattro- que instalan una presencia omnitelevisiva decisiva para vender-vencer. Porque no se vence si no se convence y su capacidad convictiva, derivada de su dominaci¨®n medi¨¢tica, es imparable. La combinaci¨®n de la comunicaci¨®n con las t¨¦cnicas de gesti¨®n de la empresa -que ha sido calificada como el com-management- permite conjugar la eficiencia gestora con la teatralidad simb¨®lica, dando un golpe de gracia al Estado democr¨¢tico, que desaparece en todas sus formas, desde el Estado social al Estado de derecho, gracias a la indiferenciaci¨®n entre lo privado y lo p¨²blico, con la invasi¨®n del campo estatal por los intereses privados.
La cancelaci¨®n de lo p¨²blico llega hasta que el ¨¢mbito de la Opini¨®n p¨²blica, comprendida como un espacio abierto de confrontaci¨®n y debate para llegar al entendimiento, sucumbe a manos de la Opini¨®n medi¨¢tica, es decir, aqu¨¦lla producida e impuesta por los poderes centrales de la sociedad, gracias a la capacidad de conformaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n dominantes. ?stos operan una selecci¨®n de lo, seg¨²n ellos, relevante y por ende comunicable y lo acondicionan de acuerdo con unas matrices sociales responsables de la modalidad del conocer p¨²blico y de la noticiosidad y significancia de sus contenidos.
La Opini¨®n medi¨¢tica prima lo obvio e inmediato y opera un reduccionismo que hace ininteligible lo m¨¢s nuevo y transformador confinando la noticia en lo sabido o presumible. Sarkozy, que en su estructura ideol¨®gica y en sus opciones pol¨ªticas b¨¢sicas coincide sustancialmente, payasadas aparte, con Berlusconi -como analizan con tanta pertinencia Alain Badiou, De quoi Sarkozy est-il le nom?, Lignes 2007; Dany-Robert Dufour, Le divin march¨¦, Denoel 2007, y Fran?ois Jost, Le T¨¦l¨¦pr¨¦sident, L'Aube 2008- crea gracias a sus amigos la telecracia que necesita.
Esa red medi¨¢tica la constituyen sus amigos: Martin Bouygues con TF1 y LCI; Bernard Arnault con La Tribune, Les Echos, Radio Classique, Investir; Olivier Dassault con Figaro, Express; Fran?ois Pi-nault con Le Point; Arnaud Lagard¨¨re con un grupo de 52 revistas y 21 diarios regionales, aparte de Europe 1 y 2; sin olvidar a Hersant, G¨¦rard de Roquemaurel, Jean-Marie Colombani y Alain Minc, gracias a los cuales puede verificar la m¨¢xima de Reagan de que "la pol¨ªtica pertenece a la industria del espect¨¢culo".
Pero lo m¨¢s significativo es comprobar las decisivas transformaciones que el nuevo r¨¦gimen introduce en los principales par¨¢metros de la democracia parlamentaria y representativa. Entre ellos, en la naturaleza y funcionamiento de los partidos que han dejado de ser, con excepci¨®n de los situados en los extremos -derecha e izquierda-, estructuras de militantes para convertirse en formaciones de masa, que apelan directamente a los ciudadanos, a t¨ªtulo individual o formando parte de colectivos como redes de clubs, grupos asociativos, conjuntos de Comit¨¦s de Apoyo, de prop¨®sito eminentemente electoral como los C¨ªrculos de la Libertad de Berlusconi, promovidos y animados por Maria Vittoria Brambilla, que tanto contribuyen a las victorias de Forza Italia.
El pasado octubre, escrib¨ª sobre la ruidosa batalla entre S¨¦gol¨¨ne Royal y Martine Aubry por la secretar¨ªa general del Partido Socialista franc¨¦s poniendo de relieve que la lucha por el poder personal entre ambas, en que se centr¨® la informaci¨®n, hab¨ªa ocultado la dram¨¢tica desideologizaci¨®n de la confrontaci¨®n pol¨ªtica. ?sta, desde el conservadurismo disfrazado de socioliberalismo y apoyado en la prevalencia de los partidos-empresa y la supremac¨ªa del l¨ªder, ha sustituido la mediaci¨®n electoral, el debate parlamentario y el enfrentamiento social y laboral por el telepopulismo medi¨¢tico, que Eco calific¨® de cesarismo electr¨®nico, destituyendo al ciudadano e instituyendo al espectador, para acabar cambiando al pueblo por el p¨²blico. Sin ideolog¨ªas, partidos y militantes, y con la corrupci¨®n como componente cotidiano, ?qu¨¦ queda de la democracia? Lo peor es que ni los pol¨ªticos ni los informadores parecen haberse enterado de ello.
Jos¨¦ Vidal-Beneyto es director del Colegio Miguel Servet de Par¨ªs y presidente de la Fundaci¨®n Amela.
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