Barra libre en la calle para los aparcacoches
Visita en fin de semana a 13 c¨¦ntricos bares y restaurantes con doble fila - La polic¨ªa acudi¨® en cinco casos y mult¨® s¨®lo en tres
La puerta de la discoteca Kapital es un hervidero la noche del s¨¢bado. Sus aparcacoches controlan m¨¢s de 20 coches en doble fila en ambos sentidos. La polic¨ªa, que trabaja en los alrededores, no se acerca a multar a los mal estacionados.El experimento es el siguiente. Se eligen 13 locales, bares, restaurantes y discotecas con aparcacoches en distintas zonas de la ciudad. Doble fila frente a todos. Atascos. Los veh¨ªculos molestan a vecinos y en algunos casos hay un aparcamiento p¨²blico libre cerca que no se usa. Se llama a la polic¨ªa y se espera, al menos, una hora. Resultado: o no vienen o, en la mayor¨ªa de casos, se marchan s¨®lo advirtiendo levemente a los aparcas. ?Por qu¨¦? La doble fila, seg¨²n dice el Ayuntamiento, no es una prioridad de las 165 patrullas de la polic¨ªa que vigilan las calles de Madrid las noches de los fines de semana. El recorrido empez¨® el jueves 26 de febrero y termin¨® el domingo 1 de marzo.
Ante los agentes, colocan los coches mal aparcados, pero enfrente
El fiscal investiga a unos polic¨ªas que protegieron a aparcacoches
Hay plazas libres en un 'parking', pero los clientes dan las llaves en la puerta
?Qui¨¦n se encarga de pagar la multa? "La empresa", responde un 'aparca'
- Tap¨®n bajo el viaducto. La calle de Segovia est¨¢ cada noche invadida por la doble fila. El restaurante L'Obrador es el principal causante. El jueves a las 23.00 hay 10 coches mal aparcados. El s¨¢bado, en la hilera hay hasta 16 veh¨ªculos. Ambos d¨ªas patrullas de la Polic¨ªa Municipal pasan por su lado. Ni siquiera paran. Los autobuses y ambulancias invaden el carril contrario para sortear la columna.
S¨®lo el jueves, cuando fue denunciada por tel¨¦fono la infracci¨®n, aparecen los agentes. "Lo siento, pero han llamado. Y si denuncian, tenemos que venir", se excusa el polic¨ªa con el aparcacoches. Los agentes permiten al empleado del restaurante mover los veh¨ªculos a toda prisa. Pero lo que hace es colocarlos, tambi¨¦n alineados, en la acera de enfrente. Cuando termina la operaci¨®n, la polic¨ªa se marcha con un amigable saludo. "?Gracias!".
M¨¢s arriba, el restaurante Palacio de Anglona utiliza una plaza enfrente del establecimiento con dos vados para aparcar cinco o seis coches cada noche. Algunos d¨ªas, los peatones tienen que salir a la calzada para esquivar los veh¨ªculos mal aparcados. El jueves por la noche la polic¨ªa no acude tras la denuncia.
- El colapso del parque de Las Vistillas. El restaurante Land¨® y Casa Piluca, ambos en la plaza de Gabriel Mir¨® (en el parque de Las Vistillas), acumulan la noche del viernes 13 coches en doble fila, uno en un paso de peatones y otro encima de la acera. Casi nada. Los dos cuentan con servicio de aparcacoches desde hace a?os. A las 22.13, la Polic¨ªa Municipal recibe la llamada de denuncia. Pero pasada una hora y media, no aparece nadie. Algunos vecinos esperan a que el aparcacoches mueva alg¨²n veh¨ªculo para poder sacar el suyo. "Esto es el pan de cada d¨ªa", dice uno. "Pero los quitan bastante r¨¢pido", a?ade en tono indulgente.
- Cuatro multas en 16 a?os. Viernes noche. Los modernos restaurantes de la calle de Jorge Juan se llenan de elegantes clientes. Aparcar es una odisea en la calle de dos carriles, pero los aparcas de locales como el O'live (Jorge Juan, 29) o La Paloma (Jorge Juan, 39) evitan la molestia. A las 22.00, la calle est¨¢ repleta de veh¨ªculos en doble fila que provocan atascos.
El aparcacoches del O'live controla cinco coches en la entrada del local. Una llamada a la polic¨ªa no sirve de nada. Ninguna patrulla aparece en los 50 minutos siguientes. Hace un par de a?os que tienen aparcacoches y el encargado dice que nadie les multa. El de La Paloma hace un c¨¢lculo: en los 16 a?os que llevan ofreciendo este servicio apenas les han puesto cuatro. "Tratamos de aparcarlos bien y no dejar muchos en doble fila".
- "El problema son los polic¨ªas nuevos". En la cercana calle de Vel¨¢zquez, el mismo viernes por la noche, los coches molestan menos, pero las dobles filas son m¨¢s largas. Una docena en la entrada del Loft 39 (Vel¨¢zquez, 39). Diez m¨¢s junto al Lateral (Vel¨¢zquez, 57). Son ya las 23.00. Pero hay tiempo para una copa tras la cena. Justo al lado de los locales hay un aparcamiento con el cartel en verde de "Libre". Los clientes prefieren apearse en la puerta. El aparcacoches del Loft 39 sonr¨ªe al mostrar los ostentosos veh¨ªculos que vigila. Porche, Audi, BMW. "Cuanto m¨¢s caros, menos propinas", suelta entre risas. La polic¨ªa le molesta poco. "Llevo tres a?os trabajando y les voy conociendo. Cuando m¨¢s problemas tengo es cuando vienen nuevos". Recuerda que la semana anterior le multaron los 14 coches de la doble fila. "?Qui¨¦n se encarga de pagar?". "La empresa para la que trabajo", contesta, mientras su compa?ero atraviesa los cinco carriles de la calle para ocupar un hueco junto a la otra acera. Esta noche nadie ha venido a perturbar su labor.
Una manzana m¨¢s all¨¢, el aparcacoches del Lateral no tiene la misma suerte. Es casi medianoche, pero su gran llavero sigue a rebosar. Una llamada a la polic¨ªa a las 23.45 trae a los agentes 35 minutos despu¨¦s. El aparca se afana en mover los veh¨ªculos que le quedan por entonces en doble fila. El agente se detiene a su lado: "No sabemos si la llamada era porque molestaba un coche o s¨®lo por la doble fila". Y ante la duda, no hay multa.
- Sanci¨®n al vigilante. A este s¨ª le toc¨®. Es s¨¢bado, pasadas las diez de la noche, y el Madrid juega contra el Espanyol. Todo merengue est¨¢ pendiente de la televisi¨®n. Incluso los aparcacoches que trabajan en la calle de F¨¦lix Boix, cercana al Bernab¨¦u. Son tres, uno del caf¨¦ restaurante Rast y otros dos del De Mar¨ªa. Miran desde la calle por los cristales del Rast. Una docena de coches est¨¢n aparcados en doble fila. A las 23.05, la Polic¨ªa Municipal recibe una llamada. Los aparcacoches comentan con otra persona que no hay problemas para aparcar. "?Y con la gr¨²a?". "Para eso estoy yo aqu¨ª", afirma uno con sorna.
Pero la cosa se complica. Veinticinco minutos despu¨¦s llega la Polic¨ªa Municipal y los aparcacoches se acercan a ellos. Los agentes toman los datos y multan a todos los coches mal aparcados, mientras los clientes son avisados para retirarlos. La cosa termina en bronca con un aparcacoches del restaurante De Mar¨ªa, que recrimina a los agentes que le denuncien "por hacer su trabajo". En el restaurante dicen que "siempre hay peque?os problemas cuando hay coches mal aparcados", pero que hay polic¨ªas "m¨¢s flexibles". Lo mismo creen en Rast, cuyo encargado dice que lo normal es que, hablando, la polic¨ªa entienda "que est¨¢n pendientes de los coches".
- Plazas libres y una investigaci¨®n. El s¨¢bado por la noche, sobre las dos de la madrugada, la discoteca Kapital, en la calle de Atocha, tiene 23 coches en doble fila. Sus tres aparcacoches los mueven a toda velocidad. Es un gran espect¨¢culo. Pero el atasco est¨¢ formado. A nadie le importa que haya un aparcamiento p¨²blico con plazas libres a cinco metros. Los clientes dejan el coche en la puerta y le sueltan las llaves al aparca. A la 1.58, la polic¨ªa recibe la denuncia. No aparecen. "Normalmente, nos respetan", dice un empleado.
Al menos para esto, porque unos metros m¨¢s arriba una patrulla monta un control de alcoholemia. "Nosotros no estamos para eso", contestan tras preguntarles si denunciar¨¢n la doble fila. Dos d¨ªas antes, con abundantes coches mal aparcados, tres polic¨ªas que conversaban en la esquina fueron tambi¨¦n inquiridos. "No deber¨ªan estar as¨ª, pero nosotros somos de otro distrito", fue la explicaci¨®n. Hace dos a?os, dos clientes de esta discoteca, que eran polic¨ªas, se vieron envueltos en una trifulca que investiga la fiscal¨ªa. Intentaron amedrentar a unos compa?eros para que no sancionaran a los aparcacoches por circular marcha atr¨¢s durante 15 metros. "Os vais a cagar, somos de la promoci¨®n 39", amenazaron.
- Huevos rotos con neum¨¢ticos. Casa Lucio es un cl¨¢sico de los huevos rotos y la doble fila en La Latina. Tiene varios aparcacoches y algunas plazas reservadas en el parking del mercado de la Cebada. Pero su nutrida agenda de reservas le obliga a utilizar la calle para dejar los coches. Ni el jueves ni el s¨¢bado acudi¨® ning¨²n agente tras la denuncia realizada. Ambos d¨ªas el establecimiento ten¨ªa entre siete y 10 coches mal aparcados. Encima de la acera, en el paso de peatones, en doble fila... Un encargado del restaurante, preguntado por la cuesti¨®n, asegura que "la prioridad son los vecinos".
- Buscando a un due?o. Hab¨ªa nueve coches mal aparcados, pero s¨®lo hubo multa para uno. El domingo por la noche, en la acera impar de la calle de Alcocer, estaban hasta en la parada del autob¨²s, justo enfrente del club 69 P¨¦talos, con dos aparcacoches en la puerta. Llamada a la polic¨ªa a las 0.36. Tardan 44 minutos. El viaje se salda con una breve charla con los aparcas, que se?alan el coche que imped¨ªa la salida de un hombre que hab¨ªa estado un buen rato tocando el claxon. Incluso entr¨® en los bares cercanos para preguntar a los clientes por el coche. Puesta la multa, los dos agentes se marcharon, dejando tras de s¨ª otros ocho veh¨ªculos mal aparcados.
Un autob¨²s se desv¨ªa por culpa del mal aparcamiento
"A veces, a causa del incivismo de los ciudadanos, que dejan mal aparcados sus coches, nos vemos obligados a cambiar la ruta". Un portavoz de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) ya admiti¨® en diciembre los problemas que, en barrios como La Latina, provocan las hileras de coches mal aparcados. Aunque "oficialmente el servicio no est¨¢ desviado", lo cierto es que, al menos la l¨ªnea 60, s¨ª que var¨ªa su recorrido cuando hay muchos coches en doble fila. Sobre todo los viernes y los s¨¢bados por la noche, cuando se concentran los coches mal aparcados en las inmediaciones de locales de copas o restaurantes.
En el caso de la l¨ªnea 60, que cubre el trayecto de Orcasitas a la plaza de la Cebada, los autobuses han de tomar la calle de Toledo en vez de subir por la carrera de San Francisco. ?ngel Lara, concejal de Izquierda Unida, elevar¨¢ las quejas ciudadanas al Consejo de Administraci¨®n de la EMT para conocer los motivos de la alteraci¨®n del servicio. Lo har¨¢ como miembro del consejo, pero lo podr¨ªa hacer tambi¨¦n como un afectado directo. El pasado 20 de febrero subi¨® al autob¨²s 60 en la parada de la glorieta de Embajadores. Seg¨²n cuenta, el conductor no le explic¨® que, debido a los coches en doble fila, el recorrido se hab¨ªa desviado. Se dio cuenta cuando el coche torci¨® por la calle de Toledo.
Lara se quej¨® en la p¨¢gina de la EMT, por medio de un correo electr¨®nico, del cambio de recorrido de la l¨ªnea y, "sobre todo, de que no se informe a los pasajeros". No recibi¨® contestaci¨®n hasta dos semanas despu¨¦s, tambi¨¦n por correo electr¨®nico, en el que la EMT lamentaba las molestias causadas y achacaba el cambio de ruta a "razones ajenas a la empresa".
Seg¨²n el portavoz de la EMT, son los conductores los que deben informar a los pasajeros, cuando suben al autob¨²s, de las posibles alteraciones de recorrido. "Pero estos cambios se dan en contadas ocasiones", argumenta, "y hay que tener en cuenta que pueden ser por miles de razones, desde obras a camiones descargando o coches mal aparcados".
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