Los chicos del coro de Vallehermoso
Un centro de acogida de chavales con problemas monta un grupo de canto
Ensayan los martes y jueves en vaqueros y camiseta, pero hoy les chivaron que viene un fot¨®grafo y se han puesto como pinceles. Ah¨ª les tienen a los 20, presumiendo de su uniforme oficial. Y como siempre sucede en estos casos, a Esther, de 15 a?os, se le acumula el trabajo. "Es que soy la ¨²nica que sabe hacer el nudo de las corbatas".
Esther no se llama Esther, claro, como ninguno de los dem¨¢s chavales que aparecen en estas l¨ªneas, pero a todos les encanta buscarse "nombre art¨ªstico" para la ocasi¨®n. Tienen entre 8 y 15 a?os y pasan la mayor parte del d¨ªa en la Residencia Vallehermoso, un centro regional de acogida para cr¨ªos de familias desestructuradas. Algunos conocieron de cerca enfermedades mentales, malos tratos, apreturas econ¨®micas... Cuentan que en edificios as¨ª a veces se descubren muecas pesarosas, miradas adultas encerradas en rostros menudos, pero a estos particulares ni?os del coro les duelen las caras de puro guapos.
Los ni?os quieren parecerse a Shakira y al cantante de Tokio Hotel
"Mire la cantidad de trofeos que tenemos", presume la directora
Todo empez¨® tres a?os atr¨¢s, cuando una coral de aficionados, G¨¦nesis, ofreci¨® un concierto navide?o en el Vallehermoso. Rosa G¨®mez Aguilera y Esperanza Mart¨ªnez se quedaron tan prendadas de aquella chavaler¨ªa que quisieron contagiarles su pasi¨®n musical. Rosa es psic¨®loga y musicoterapeuta. Ella fue la principal lianta. Marc¨® el n¨²mero de su amiga Esperanza y le espet¨®: "?No eras t¨² la que estaba estudiando segundo de direcci¨®n coral? ?Pues te acabo de adjudicar un coro de 20 ni?os!".
"Yo le contest¨¦ que ni hablar", recuerda Mart¨ªnez, divertida. "A m¨ª no me gustaban los ni?os, pero me enganch¨¦". Incluso se le intuye buena cintura con los enanos; aunque a veces, cuando se ponen muy revoltosos, agita su carpeta por el aire en se?al de desesperaci¨®n. Ninguna de las dos cobra un c¨¦ntimo por su labor. "Es amor al arte y convencimiento de que la m¨²sica sirve para sacar a estos ni?os adelante", subraya Rosa.
Irina, por ejemplo, lo tiene claro. A sus 14 a?os, las clases de Esperanza la han persuadido de que puede llegar a ser una Shakira cualquiera. "Cantar es un oficio dif¨ªcil, pero muy bonito. Igual me presento a Operaci¨®n Triunfo", revela. Las mayores reparten sus preferencias entre la artista colombiana y Bill Kaulitz, el andr¨®gino cantante de Tokio Hotel.
Las Hijas de la Caridad de San Vicente Pa¨²l son, desde hace m¨¢s de 20 a?os, las encargadas de regentar el centro. A sor Pilar, su directora, se le nota orgullosa. "Mire en esa vitrina la cantidad de trofeos que tenemos", presume apuntando hacia la pared. Nunca hab¨ªa habido una coral federada proveniente de un centro regional para menores en acogida. Aunque s¨®lo fuera por eso, la Residencia Vallehermoso ya ha dado un do de pecho.
Al final, cuando el periodista hace adem¨¢n de levantarse, los cr¨ªos se le arremolinan para firmarle en la libreta. Y el m¨¢s salado es Robin, un chileno de ocho a?os. "?T¨² escribes en espa?ol o en ¨¢rabe?", interroga con gesto reprobatorio mientras contempla las anotaciones. Dicha la maldad, claro, se troncha. Y garabatea un rostro sonriente en el cuaderno.
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