Nadie quiere al Estado en el capital

Si en algo coinciden bancos y cajas de ahorros es en que quieren evitar que el Estado entre en su capital y en los consejos de administraci¨®n. Algunos no rechazar¨ªan la inyecci¨®n de capital, pero temen perder autonom¨ªa en la gesti¨®n. Las cajas, que son la mitad del sistema financiero, ya est¨¢n atravesadas por los poderes municipales y auton¨®micos, por lo que la entrada del Estado ser¨ªa un tercer contrapoder que complicar¨ªa el equilibrio interno. Los bancos, celosos de su independencia, temen que se les obligue a dar cr¨¦ditos.

La versi¨®n oficial del Gobierno, en boca de Pedro Solbes, vicepresidente y ministro de Econom¨ªa, es que las ayudas a las entidades con problemas de solvencia (por la subida de la morosidad) se debe hacer a trav¨¦s de los Fondos de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FGD). Tambi¨¦n sugiri¨® que algunas entidades no solventes "deber¨¢n dejar de ser jugadores", es decir, sugiri¨® que ser¨¢n vendidas o fusionadas por intervenci¨®n del Banco de Espa?a para evitar que generen "distorsiones" en el sector.

La banca acumula en el FGD 7.241 millones, una cantidad escasa si la crisis empieza a tumbar a entidades medianas. Solbes ha prometido inyecciones del Estado si se acaban los recursos. El plan ser¨ªa como el de Banesto en 1993: las que tengan problemas se deben sanear, reestructurar y venderlas a otras entidades.

Sin embargo, otros miembros del Gobierno, como el ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, piden inyecciones preventivas y obligatorias de capital p¨²blico a las entidades para reforzarlas antes de que sean da?adas por la crisis. El Estado se sentar¨ªa en los consejos, es decir, habr¨ªa control. Pronto se ver¨¢ cual es la corriente ganadora.