Sus ojos se cerraron
Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando. No es el tango sino, como dir¨ªan Tip y Coll, que vamos a hablar del Gobierno. De unos gobernantes que cierran los ojos para imaginar que cuando los abran la realidad volver¨¢ a ser de color de rosa. El presidente del Gobierno no abandona su sonrisa y su personaje. Como un nuevo Candide, el personaje de Voltaire convencido de que estamos en el mejor de los mundos, resulta inocuo cuando el pa¨ªs y la econom¨ªa parec¨ªan andar solos. Ahora, este no querer enterarse resulta pat¨¦tico. Y usar y abusar de una ret¨®rica vac¨ªa que pretende tranquilizar a los ciudadanos proclamando que la crisis le preocupa produce todo lo contrario. Los gobernantes no est¨¢n para preocuparse, sino para afrontar las situaciones dif¨ªciles y tomar decisiones pesadas que muestren que alguien gobierna y manda. Cuando Aznar torc¨ªa el bigote y jugaba a ser lobo feroz en un momento en que el pa¨ªs estaba tranquilo y no apreciaba esa arrogante chuler¨ªa, la aparici¨®n del personaje a lo Bambi hac¨ªa gracia; ahora, desmoraliza.
El Consistorio barcelon¨¦s muestra un miedo atroz a tomar iniciativas que hagan andar a los actores econ¨®micos
Nuestro gobierno m¨¢s pr¨®ximo, el municipal, ofrece una imagen parecida. Otra sonrisa, un optimismo artificioso, una ret¨®rica que es una caricatura de la Barcelona de los 20 a?os, una exaltaci¨®n gratuita de la ciudad. Y un miedo atroz a tomar iniciativas que lideren y hagan andar a los actores econ¨®micos, una falta total de imaginaci¨®n y de sensibilidad para dar confianza a los sectores sociales vulnerables, una incapacidad incre¨ªble para cuestionar las pol¨ªticas incrementalistas que han prevalecido desde los a?os 90 y que nos han llevado hasta la crisis actual. No voy a referirme al presidente y al Gobierno de Catalu?a, pero debe reconocerse que dan una imagen de seriedad y preocupaci¨®n real no s¨®lo por la situaci¨®n, sino para lograr los medios para afrontar la situaci¨®n.
Es cierto que el Ayuntamiento de Barcelona est¨¢ desarrollando programas sociales innovadores y que se focalizan en los colectivos sociales m¨¢s necesitados. Pero esta acci¨®n queda sumergida por el discurso triunfalista que contin¨²a practicando el alcalde y por el pobre recurso de colocar ante la opini¨®n temas sobre los que se es incapaz de tener un criterio propio, como la Diagonal, o mayoritario, como la perrera, y que dif¨ªcilmente pueden los ciudadanos considerar prioritarios.
Recientemente, particip¨¦ en una mesa redonda en la Universidad de Barcelona (Geograf¨ªa e Historia) sobre El derecho a la ciudad y el derecho de supervivencia de la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable. En ella intervinieron tambi¨¦n el teniente de alcalde de Bienestar Social, un representante de la Universidad N¨®mada (gente interesante, que hay que tener en cuenta) y un portavoz del colectivo N¨®madas del Siglo 21, africanos sin papeles que sobreviven a duras penas con top mantas. Debo reconocer que la intervenci¨®n del concejal municipal impresion¨® positivamente, a m¨ª y creo que tambi¨¦n a los otros asistentes: expuso con rigor un conjunto de programas y actuaciones destinadas a los colectivos que sufren pobreza, exclusi¨®n, discriminaci¨®n, miedo y amenazas. Inmigrantes y sin papeles incluidos. Pero una flor no hace verano y un concejal no salva a un gobierno.
Los otros ponentes y las intervenciones de la sala denunciamos una vez m¨¢s la lamentable "ordenanza del civismo", el arma que justifica la amenaza permanente que se ejerce sobre los colectivos m¨¢s d¨¦biles. Es una verg¨¹enza que siga viva y justifique la persecuci¨®n de sin papeles y top mantas y las m¨²ltiples formas de discriminaci¨®n y represi¨®n que aplican las administraciones p¨²blicas. Si alguna de estas actividades genera perjuicios a otro sector social (por ejemplo, los comerciantes) se trata de encontrar una soluci¨®n de compromiso, que las hay, no de reprimir a los m¨¢s d¨¦biles que pretenden sobrevivir.
En una situaci¨®n de crisis econ¨®mica, de p¨¦rdida de empleo, de amenaza de verse expulsado de la vivienda o del pa¨ªs, de incertidumbre sobre lo que pueden durar las pol¨ªticas de protecci¨®n social (desempleo, pensiones, asistencia sanitaria), de pobreza y soledad, la ciudadan¨ªa necesita sentir que existe una Administraci¨®n p¨²blica accesible y protectora. Esta proximidad que tanto ha proclamado el gobierno municipal es ahora muy necesaria. Y esta situaci¨®n tambi¨¦n plantea un reto a sindicatos y organizaciones sociales y vecinales: ejercer a la vez la presi¨®n social sobre las instituciones y crear lazos entre la ciudadan¨ªa protegida y la desprotegida.
Pues una crisis como la que se est¨¢ desarrollando no s¨®lo amenaza a los grupos m¨¢s vulnerables, sino a todos. Y puede producir conflictos violentos entre los m¨¢s d¨¦biles y excluidos y los que se sienten amenazados y buscan v¨ªctimas propiciatorias para su miedo. Cuando se aprobaron las normas del civismo escrib¨ª que expresaban un populismo reaccionario y se inscrib¨ªan en una l¨®gica prefascista, aunque no fuera ¨¦sta la intenci¨®n de sus autores. Ahora estas ra¨ªces perversas pueden convertirse en peligrosas ramas agresivas y dar frutos podridos. Del racismo banal presente en nuestra sociedad y de la persecuci¨®n administrativa arbitraria de ciudadanos por su aspecto, su vestimenta o su cara, se puede pasar muy f¨¢cilmente a la violencia tipo progroms como en otras ¨¦pocas sufrieron jud¨ªos, gitanos y otras minor¨ªas criminalizadas por ser diferentes.
Tenemos derecho a reclamar que gobiernos democr¨¢ticos por su origen y supuestas intenciones eviten caer en esta pendiente tan f¨¢cil como peligrosa. Si los gobernantes locales y del Estado quieren generar reacciones emocionales positivas que implementen pol¨ªticas sociales audaces que lleguen a la poblaci¨®n, que hagan frente a las hipotecas, generen empleo, desbloqueen cr¨¦ditos, que no dejen a nadie en la estacada. Y si quieren hacer un buen uso del malestar ciudadano, que denuncien y act¨²en contra los corrompidos y los corruptores de la pol¨ªtica, contra los sueldos millonarios y otros beneficios ileg¨ªtimos de los altos ejecutivos, contra los beneficios exorbitados y los privilegios de los directivos del sector financiero y grandes empresas, contra los que en el sector inmobiliario y otros se lucraron y contribuyeron a originar la crisis y que ahora pretenden aprovecharse de ella.
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