Salir de las trincheras
El Salvador vive los comicios m¨¢s re?idos de su corta historia democr¨¢tica. Desde que pusieran fin a la guerra civil en 1992, la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y la ex guerrilla del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) se han medido en las urnas en cuatro ocasiones. Por primera vez, Arena puede perder el poder que ha ostentado durante 20 a?os.
Ayudado por el desgaste de su contrincante, el FMLN ha dado un vuelco a una trayectoria de fracasos gracias a un rostro fresco: el del periodista Mauricio Funes, que ha brindado a la ex guerrilla su discurso moderado y su credibilidad. Ante este panorama, Arena ha optado por la campa?a del miedo. Ha sacado a pasear el espantajo de Hugo Ch¨¢vez y, cual Casandra, se ha lanzado a vaticinar las m¨¢s negras profec¨ªas.
El problema es que el presidente venezolano les ha facilitado las municiones, con sus env¨ªos de petr¨®leo a buena parte de los ayuntamientos en manos del FMLN. Y la ex guerrilla, controlada por la facci¨®n comunista tras sucesivas purgas de dirigentes socialdem¨®cratas, alberga a cuadros poco presentables, como un diputado implicado en la venta de armas a la narcoguerrilla colombiana de las FARC. El propio candidato a la vicepresidencia, el ex comandante Salvador S¨¢nchez Cer¨¦n, est¨¢ acusado de encubrir una matanza perpetrada en sus propias filas y lleg¨® a justificar los atentados contra las Torres Gemelas.
Funes se define de centro izquierda, ha declarado que sus referentes son Lula y Bachelet, ha asegurado que El Salvador seguir¨¢ siendo un aliado convencido de EE UU y, simb¨®licamente, usa camisas blancas, y no rojas, como sus correligionarios. La duda que tienen muchos votantes es si podr¨¢ imponerse al sector duro del FMLN. Los primeros roces han surgido ya en la campa?a.
El arrastre de Mauricio Funes muestra que los salvadore?os quieren caras nuevas, ajenas al radicalismo y a una guerra que a¨²n supura. Apunta tambi¨¦n a la necesidad de que se reconstituya una izquierda moderada que hoy est¨¢ atomizada.
La campa?a ha tra¨ªdo lecciones tambi¨¦n para Arena. Es cierto que, en el ejercicio de gobierno, la derecha se ha decantado con un perfil m¨¢s tecn¨®crata y pragm¨¢tico, que ha ido diluyendo el recuerdo de los escuadrones de la muerte. Pero Rodrigo ?vila, su candidato, se ancla en el pasado, en una guerra en la que particip¨® como soldado. Adem¨¢s, Arena se ha acomodado en el poder. Cre¨ªan que una gesti¨®n mediocre, como la de El¨ªas Antonio Saca, y las divisiones internas no les pasar¨ªan factura. Si ganan, ser¨¢ en buena medida por el voto del miedo, no por un programa cre¨ªble.
Para ambos partidos, hay un mensaje claro. El Salvador est¨¢ dividido. El ganador no podr¨¢ gobernar solo. El FMLN, porque no tiene la mayor¨ªa absoluta en el Parlamento. Y Arena, porque tendr¨¢ que pactar con la antigua guerrilla para conseguir la paz social que necesita para hacer frente a una crisis econ¨®mica que se va a cebar con El Salvador, dependiente de EE UU tanto en remesas como en exportaciones.
En suma, estas elecciones son una oportunidad para que Arena y el FMLN dejen atr¨¢s, de una vez para siempre, las trincheras.
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