C¨®mo hacerse la foto y salir corriendo
En las grandes cumbres de donantes algunos gobernantes hacen sonoras promesas de ayuda a pa¨ªses necesitados, que luego incumplen - Faltan controles para frenar el 'marketing solidario'
Cerca de 3.500 millones de euros para Gaza, 5.700 millones m¨¢s para Afganist¨¢n, otros 22.000 millones contra el hambre... Son algunas de las recientes promesas que los pa¨ªses ricos han anunciado a bombo y platillo que destinar¨¢n al mundo pobre y necesitado en cumbres al m¨¢s alto nivel. Los mandatarios tiran de la chequera, se estrechan las manos y se hacen la foto con sonrisas de buenos samaritanos pero, el d¨ªa despu¨¦s, ?qui¨¦n controla que ese dinero llega a su destino?
Las conferencias internacionales de donantes, que han proliferado en la ¨²ltima d¨¦cada como reacci¨®n a cat¨¢strofes naturales o b¨¦licas o con metas generales como la reducci¨®n de la pobreza, no suelen establecer un ¨®rgano que controle el cumplimiento de las promesas dinerarias. "En estos foros solidarios existe una gran brecha entre las declaraciones de los l¨ªderes mundiales y los desembolsos reales", lamenta Jos¨¦ Antonio Sanahuja, experto del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI).
El d¨ªa despu¨¦s nadie vigila que se desembolse lo prometido
"Se anuncian, como si fueran nuevas, ayudas existentes", dice Interm¨®n
Las ONG quieren informaci¨®n m¨¢s simple y accesible sobre las donaciones
El Gobierno afgano desconoce c¨®mo se ha gastado un tercio de los fondos
El formato de estas cumbres favorece que los participantes incurran en una carrera alocada por hacer la aportaci¨®n m¨¢s elevada. Representantes de m¨¢s de 70 Estados y organizaciones internacionales se dieron cita a principios de mes en Sharm el Sheij (Egipto) para protagonizar un nuevo campeonato de la solidaridad con los atribulados palestinos. La medalla de oro se la colgaron los pa¨ªses de la Liga ?rabe con 1.300 millones de euros; la plata, Estados Unidos, con 716 millones, y el bronce, la Uni¨®n Europea, con 440 millones. Los pa¨ªses ¨¢rabes, precisamente, han sido hasta hoy los principales incumplidores de la Conferencia de Par¨ªs de 2007, se queja la Autoridad Nacional Palestina, en la que los donantes internacionales hab¨ªan comprometido 5.154 millones de euros.
"Es cierto que se han dado casos de promesas desmesuradas, pero cada vez menos", concede Fernando Mudarra, asesor de la Secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n Internacional. "El Gobierno acude a estas citas con una previsi¨®n aproximada de lo que va a aportar", a?ade.
Los donantes aprovechan la inexistencia de controles y la presencia medi¨¢tica para hacer marketing solidario. Es frecuente que no todo el dinero anunciado sea fresco, critica Irene Milleiro, portavoz de Interm¨®n Oxfam: "Los Estados proclaman una donaci¨®n ya anunciada anteriormente como si fuera nueva".
Un ejemplo de esta mala costumbre fue la reuni¨®n por la seguridad alimentaria de Roma en 2008 en la que gran parte de los 22.000 millones de euros anunciados hab¨ªan sido comprometidos anteriormente. A¨²n as¨ª, en este caso se fij¨® un sistema de seguimiento: en enero de 2009 se han hecho efectivos s¨®lo 1.500 millones de euros, record¨® a los donantes Jacques Diouf, director general de la FAO.
"Con una rendici¨®n de cuentas al menos podemos conocer qui¨¦n va de gorr¨®n a estas conferencias, a apuntarse el tanto para que luego paguen como siempre los escandinavos", reclama Sanahuja: "El avergonzamiento p¨²blico de los deudores ser¨ªa la respuesta adecuada".
A pesar de que los expertos en ayuda al desarrollo coinciden en que estas reuniones son usadas propagand¨ªsticamente, creen que no deber¨ªan dejar de convocarse. "Antes, los donantes actuaban a su libre albedr¨ªo y cada vez tienen m¨¢s en cuenta la necesidad de coordinarse", asegura Milleiro. "Son de gran utilidad porque cohesionan a la comunidad internacional y permiten que se adopte una estrategia com¨²n", opina Daniel Korski, experto del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, una fundaci¨®n presidida por el Premio Nobel de la Paz finland¨¦s, Martti Ahtisaari.
La realidad, en cualquier caso, es que los donantes son legi¨®n cuando hay periodistas presentes, pero dejan la silla vac¨ªa en crisis m¨¢s olvidadas. "Cuantos m¨¢s medios de comunicaci¨®n hay acreditados, mayor la concurrencia y m¨¢s elevadas las promesas. Sin embargo, la ONU hace llamamientos anuales para pa¨ªses en situaci¨®n desesperante, como los africanos, que quedan desiertos", lamenta Milleiro.
Una de las promesas que en su momento obtuvo m¨¢s publicidad y que va camino de ser palmariamente incumplida es la que en 2005 el G-8 hizo a ?frica en Gleneagles (Escocia): un incremento progresivo de las ayudas hasta alcanzar 40.000 millones de euros anuales en 2010. A los pocos d¨ªas de anunciar la cifra con pompa y boato, algunos de los Estados -Francia y Canad¨¢- rebajaron o clarificaron sus declaraciones hasta dejar el esfuerzo colectivo en 3.650 millones de euros menos. Para m¨¢s inri, se aproxima la fecha clave y los donantes s¨®lo han cumplido en un 14% con sus compromisos.
"Estas conferencias no son el problema, sino que escenifican un mal de fondo: la arbitrariedad de la cooperaci¨®n al desarrollo", asegura Sanahuja, quien pide ordenar la ayuda, tanto la que se canaliza a trav¨¦s de las conferencias de donantes, como fuera de ellas. El desorden de la cooperaci¨®n al desarrollo es tal que en 2007 el dinero internacional financi¨® m¨¢s de 256 proyectos solidarios en Sierra Leona, la gran mayor¨ªa a espaldas del Gobierno, que luchaba infructuosamente por capturar informaci¨®n sobre las diversas iniciativas, seg¨²n Access Info Europe, una ONG que lucha por introducir transparencia en la ayuda p¨²blica al desarrollo.
Los Estados necesitados son tan d¨¦biles que apenas tienen capacidad de presi¨®n sobre los donantes, a pesar de que la incertidumbre sobre si recibir¨¢n los fondos les impide planificar coherentemente sus presupuestos. "Los donantes parecen gozar de una bula papal que los except¨²a de responsabilidades por el mero hecho de dar dinero", critica Kattya Cascante, experta de la Fundaci¨®n Alternativas. "Es necesaria una rendici¨®n de cuentas mutua que, adem¨¢s, no sea s¨®lo de car¨¢cter estatal, sino en la que pueda participar tambi¨¦n la sociedad civil".
Desde que en 2002 se celebr¨® la Cumbre de Monterrey (M¨¦xico), la comunidad internacional es consciente de que aumentando la suma de dinero no se resolver¨¢n por s¨ª solos los problemas del desarrollo. Hac¨ªa falta mejorar su eficacia. "Poco a poco se consolidan unos principios de buena donaci¨®n humanitaria con el fin de que la ayuda sea previsible y responda a necesidades reales de los Estados en v¨ªas de desarrollo y no a intereses nacionales de los donantes", afirma Manuel S¨¢nchez-Montero, especialista de FRIDE en ayuda al desarrollo.
Afganist¨¢n, uno de los pa¨ªses que ha recibido m¨¢s promesas de inversi¨®n millonaria -18.600 millones de euros en cinco cumbres de donantes celebradas desde 2002-, es un claro ejemplo de la desastrosa gesti¨®n. El Gobierno no sabe c¨®mo se ha gastado un tercio de la ayuda comprometida, seg¨²n Access Info. El ministerio afgano de Finanzas estima que en marzo de 2008 Espa?a s¨®lo hab¨ªa enviado un 18% de la ayuda comprometida entre 2002 y 2011. El Gobierno espa?ol responde que ha cumplido con sus promesas al 60% desde 2005.
La confusi¨®n y falta de transparencia en la ayuda oficial al desarrollo est¨¢n muy relacionadas con los casos de corrupci¨®n, por eso la iniciativa Publique lo que financia, de Access Info, aboga por hacer m¨¢s simple, comprensible y accesible al p¨²blico la informaci¨®n sobre la ayuda, para as¨ª rastrear hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo de euro gastado en la cooperaci¨®n. "Si un ciudadano quiere conocer el coste y el estado de un proyecto de ayuda en un poblado de Per¨², deber¨ªa estar a su alcance con todo detalle en Internet", propugna Eva Moragas, abogada de Access Info.
La presi¨®n social es elemental para que los gobernantes entreguen el m¨¢ximo de informaci¨®n posible, asegura Moragas, que a?ade que en Reino Unido se han realizado grandes avances desde que se promulg¨® en 2005 la Ley de Acceso a la Informaci¨®n.
"Los grupos de presi¨®n cobraron mucha fuerza en Reino Unido despu¨¦s del esc¨¢ndalo del Pergau en los noventa", asegura Nick Highton, experto del Overseas Development Institute (ODI), un think tank brit¨¢nico especializado en cooperaci¨®n internacional: "Se descubri¨® que el Gobierno Thatcher hab¨ªa condicionado la entrega de ayuda a Malaisia a la compraventa de armamento brit¨¢nico".
Una de las ocasiones en que la ayuda al desarrollo ha sido concebida m¨¢s claramente como una oportunidad para hacer negocios fue la conferencia de donantes organizada en Madrid en 2003 para organizar la reconstrucci¨®n de Irak. Celebrada en IFEMA, cont¨® con un foro paralelo al de los gobernantes al que asistieron 255 empresarios.
Con el tiempo se empieza a conocer la envergadura del fraude que los gestores de la reconstrucci¨®n del pa¨ªs ¨¢rabe han perpetrado. La Oficina Especial del Inspector General de EE UU para la Reconstrucci¨®n de Irak (SIGIR, por sus siglas en ingl¨¦s) ha calculado que la malversaci¨®n podr¨ªa ascender hasta los 40.000 millones de euros. SIGIR ha descubierto c¨®mo algunos responsables de gestionar el dinero para la reconstrucci¨®n se fotografiaban triunfantes al lado de monta?as de billetes que luego empaquetaban y enviaban en avi¨®n a Estados Unidos. Entre tanto, las ¨²nicas obras que se llevaban a cabo eran la replantaci¨®n de palmeras en las medianas de las carreteras.
?Tiene la ayuda efectos negativos?
Cooperantes sobre el terreno y acad¨¦micos reconocen que la ayuda al desarrollo no funciona como es debido, pero unos pocos han dado un paso m¨¢s all¨¢ y piden que se cierre el grifo cuanto antes. "Las donaciones del mundo rico a ?frica, m¨¢s de un bill¨®n de d¨®lares en 60 a?os, s¨®lo han generado dependencia y corrupci¨®n", censura Dambisa Moyo, una economista nacida y criada en Zambia, con formaci¨®n en Harvard, que en febrero public¨® en Reino Unido y Estados Unidos el libro Dead aid (Ayuda muerta).
Propone suprimir la ayuda a ?frica en cinco a?os. "Es necesario un l¨ªmite temporal para que de una vez alguien se tome esto en serio", asegura Moyo por tel¨¦fono desde Londres: "Ning¨²n pa¨ªs ha alcanzado el desarrollo econ¨®mico a base de donaciones", asevera, y pone como modelo a China. Moyo acaba de regresar de Ruanda, donde ha hablado con el presidente, Paul Kagame, al que le ha expuesto sus recetas de libre mercado para que ?frica salga del ciclo de la pobreza.
Las ideas de Moyo no son nuevas. Desde los sesenta, los autores post-desarrollistas han propugnado que la ayuda no s¨®lo no desarrolla, sino que obstaculiza a los pa¨ªses que la reciben. Sin embargo, que una mujer de raza negra y origen africano comience a hacer campa?a con esos argumentos ha hecho reflexionar a muchos que advierten de que vivimos un momento de fatiga de la ayuda. "Ya va siendo hora de que ?frica escriba su propia historia. Hasta ahora contada, escrita e interpretada por todas las potencias excoloniales y derivados", valora Kattya Cascante, de la Fundaci¨®n Alternativas: "?frica hace tiempo que tiene voz propia y potencial suficiente para liderar sus procesos de desarrollo".
Los cr¨ªticos de Moyo le reprochan que el debate debe centrarse en m¨¢s y mejor ayuda y no en suprimirla de ra¨ªz. "El dinero que el mundo pobre recibe del rico es todav¨ªa insignificante -los 23 pa¨ªses donantes de la OCDE aportaron 75.540 millones de euros en 2007-", sostiene Jos¨¦ Antonio Sanahuja, experto del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, quien critica que las donaciones son poco m¨¢s que limosna. Sanahuja recurre a la comparaci¨®n de cifras: "S¨®lo los intereses de la deuda p¨²blica que los pa¨ªses necesitados pagan a los m¨¢s pudientes son tres veces superiores al total de la ayuda". La ayuda oficial neta de los donantes de la OCDE en relaci¨®n con el Ingreso Nacional Bruto fue de 0,28% en 2007, muy por debajo del objetivo trazado por la ONU de 0,7%.
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