"La pol¨ªtica de Ra¨²l Castro pretende retrasar el futuro"
El historiador cubano Rafael Rojas siempre se mostr¨® esc¨¦ptico ante el "proceso de sucesi¨®n" encabezado por Ra¨²l Castro. Las recientes destituciones del canciller Felipe P¨¦rez Roque y del vicepresidente Carlos Lage le confirman que los hermanos Castro pretenden "retrasar la transici¨®n democr¨¢tica". Rojas, de 44 a?os, se exili¨® en M¨¦xico en 1991 y es profesor visitante en varias universidades estadounidenses. En 2006 gan¨® el Premio Anagrama de Ensayo, y en esa editorial acaba de publicar El estante vac¨ªo, un apasionante recorrido por la pol¨ªtica cultural del r¨¦gimen cubano, que ha suprimido el legado intelectual del exilio y buena parte del pensamiento occidental, en "una ingenier¨ªa sociol¨®gica" que ha producido una ciudadan¨ªa "mutilada".
"La UE har¨ªa bien en observar cr¨ªticamente lo que sucede en Cuba"
"Las purgas van a hacer crecer la disidencia dentro del aparato comunista"
Pregunta. ?C¨®mo interpreta los recientes cambios en la c¨²pula cubana?
Respuesta. El objetivo de Ra¨²l Castro, por un lado, es compactar el Gobierno, es decir, deshacerse de liderazgos ya constituidos, con redes dentro y fuera de Cuba. Es el caso de P¨¦rez Roque y Lage, que circularon mucho por Latinoam¨¦rica y Europa. Salen porque representan un modelo de sucesi¨®n que inclu¨ªa cierto pluralismo pol¨ªtico y generacional dentro de las ¨¦lites, eso que se llam¨® la "direcci¨®n colegiada".
P. ?Los pilares son ahora el Ej¨¦rcito y el Partido Comunista?
R. S¨ª, es una especie de cuerpo eficiente y coordinado, mixtura entre las jerarqu¨ªas del PC y las Fuerzas Armadas. Pero las purgas son tambi¨¦n un mensaje contra las expectativas de cambio que se despertaron a principios de 2008. El mensaje es que no va a haber una reforma econ¨®mica que contemple la peque?a y mediana empresa privada y, por supuesto, no hay se?ales de que esta nueva ¨¦lite vaya a flexibilizar la situaci¨®n de los derechos civiles.
P. ?Y en pol¨ªtica exterior?
R. Hay un proceso de diversificaci¨®n de las relaciones internacionales, pero sin grandes alianzas ni estrategias ideol¨®gicas: es una diplomacia puesta al servicio del desarrollo de las inversiones. Se quiere presentar la imagen de una direcci¨®n cohesionada, sin diferencias internas, con la cual es posible negociar. En ciertos aspectos, este Gobierno, a pesar de su autoritarismo, puede generar confianza. Pero a aquellos actores internacionales, como Estados Unidos, interesados en una apertura pol¨ªtica, este Gobierno les est¨¢ diciendo: estamos retrasando deliberadamente cualquier posibilidad de transici¨®n democr¨¢tica.
P. Sin embargo, Obama acaba de eliminar algunas de las sanciones impuestas en 2004, y hay presi¨®n para que levante el embargo.
R. El proceso de levantamiento de las sanciones de 2004, lo que se llama el "embargo personal" (restricciones a viajes, remesas o intercambios acad¨¦micos), se va a producir con independencia de lo que haga el Gobierno cubano, porque responde a la pol¨ªtica dom¨¦stica norteamericana, fue un compromiso de Obama y genera mucho consenso en el exilio cubano en EE UU. Creo que es algo positivo, porque deja al r¨¦gimen sin excusas para frenar la apertura. En cambio, el levantamiento del embargo comercial es m¨¢s complicado, porque es la pieza clave de la normalizaci¨®n de las relaciones con Cuba. La Administraci¨®n de Obama lo vincula a la negociaci¨®n de un diferendo hist¨®rico, que incluye el cap¨ªtulo de los derechos humanos y la democratizaci¨®n.
P. Espa?a y la UE han levantado las sanciones, si bien Cuba no ha cumplido sus compromisos. ?Cu¨¢l deber¨ªa ser la actitud ante este nuevo escenario?
R. El Gobierno cubano manda un mensaje dif¨ªcil de asimilar para la UE y algunos pa¨ªses latinoamericanos. Parte de esa pol¨ªtica de acercamiento estaba ligada a la expectativa de cambios que gener¨® Ra¨²l Castro en sus primeros meses, que ahora se han desvanecido. Estamos en un momento de desencanto. Fue Ra¨²l el que habl¨® de "cambios estructurales", de derogar los permisos de entrada y salida y de apertura en derechos civiles. Y eso provoc¨® un gran desplazamiento de las diplomacias europeas y latinoamericanas a favor de un di¨¢logo.
P. ?Y ahora qu¨¦ queda?
R. Creo que los pa¨ªses europeos y latinoamericanos har¨ªan bien en observar cr¨ªticamente lo que est¨¢ sucediendo en Cuba y acompa?ar sus pol¨ªticas de una visi¨®n sin tapujos de la situaci¨®n de derechos humanos, que incluye la exigencia de la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos y la interlocuci¨®n con la oposici¨®n y el exilio. No creo que haya contradicci¨®n entre una pol¨ªtica no sancionadora y al mismo tiempo cr¨ªtica, que es lo que yo siento que falta.
P. Lo cierto es que se han intentado toda clase de f¨®rmulas y ninguna ha funcionado. Algunos analistas creen que habr¨¢ que esperar a que se produzcan no uno, sino dos "desenlaces biol¨®gicos".
R. ?sa, efectivamente, es la lectura inevitable a la que nos obliga ese Gobierno. Los recientes cambios muestran que esta sucesi¨®n no acepta la posibilidad de una renovaci¨®n. Es una pol¨ªtica que pretende retrasar el futuro.
P. ?No es posible visualizar a corto plazo un surgimiento de disidentes dentro del propio aparato, que vaya haciendo tambalear el andamiaje desde dentro?
R. Estas purgas, y el hermetismo que les rodea, van a hacer crecer la disidencia comunista. Pas¨® en los a?os noventa. Y eso a su vez genera un dilema para el exilio y la disidencia interna tradicionales, reticentes a aceptar a pol¨ªticos e ide¨®logos que se inscriben en esa izquierda marxista. Eso crea un reto importante. Yo soy partidario de que haya una mayor comunicaci¨®n entre todos los grupos. Esa oposici¨®n de comunistas frustrados hace m¨¢s complejo el espectro de la disidencia, y eso es bueno.
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