Bolonia, un di¨¢logo posible
En los ¨²ltimos decenios, por no decir desde su fundaci¨®n misma, las democracias parlamentarias han acusado enormes deficiencias: muchos sectores de la poblaci¨®n de pa¨ªses democr¨¢ticos desconf¨ªan con cierta raz¨®n de sus representantes pol¨ªticos por el mero hecho de que la delegaci¨®n de la voluntad popular en unos miles de personas, aunque se realice dentro de los cauces propios de toda democracia, acaba a menudo resultando un fiasco, cuando no una estafa. Los universitarios significan uno de esos colectivos aquejados de desenga?o, decepci¨®n y, en el fondo, impotencia. De ah¨ª que, cuando el plan de Bolonia entr¨® en una de sus ¨²ltimas fases, un grupo de estudiantes, en noviembre de 2008 -despu¨¦s de una desidia de muchos a?os-, optara por las medidas de presi¨®n que conocemos.
Su prop¨®sito era influir cerca de todas las instancias del poder para que no se cometieran desafueros o irregularidades en la implementaci¨®n del citado plan. Esta era su prioridad, y en esto basaron su coraje y su trabajo. El hecho de que las dependencias del rectorado ofrecieran un aspecto de los que ponen los pelos de punta a algunos ciudadanos no le resta ni un ¨¢pice de consideraci¨®n y de respeto al prop¨®sito m¨¢s noble de esos estudiantes.
Durante este lapso de cuatro meses, han sucedido dos cosas que han acabado volvi¨¦ndose, aun a su pesar, contra el grupo de encerrados. La primera es que actuaban en r¨¦gimen asambleario, algo que suele convertirse en la ruina del mejor y el m¨¢s noble de los prop¨®sitos. Desde diciembre, el propio rector, y con ¨¦l parte de su equipo, acompa?ados a veces de destacados miembros de la comunidad docente, se reuni¨® innumerables veces con distintos grupos de estudiantes con la intenci¨®n de que se estableciera una plataforma mixta de discusi¨®n. Pero estos mismos estudiantes, algunos de ellos de una envidiable inteligencia, al llevar a las asambleas las conclusiones provisionales de esas reuniones, ve¨ªan como aquellas eran rechazadas con vehemencia, siempre con el pretexto de que un movimiento asambleario no conoce ni representantes ni interlocutores. La segunda es que, como suele suceder en este tipo de actuaciones, su componente est¨¦tico ha desvirtuado, sin querer, los m¨¢s altos aspectos morales e intelectuales de la acci¨®n. Es una evidencia (v¨¦ase la p¨¢gina web tancadaalacentral.com) que los encerrados han trabajado sin desaliento, pero la aparatosa dimensi¨®n formal de la tancada ha acabado resultando m¨¢s poderosa. Al final, ¨¦sta se ha mixtificado bajo la forma del espect¨¢culo p¨²blico, sin que el resto de su trabajo, que era lo importante, haya llegado a entrar en la l¨ªnea del debate intelectual. Otra cosa es llegar a discernir si hab¨ªa o no una parte de los propios estudiantes que deseaba precisamente llegar a este final: las se?eras estrelladas que aparecieron por todas partes el mi¨¦rcoles as¨ª lo indican, sin que se entienda f¨¢cilmente qu¨¦ tiene que ver una causa independentista con la cuesti¨®n universitaria y el plan de Bolonia.
Los miembros del equipo rectoral de la UB prometieron di¨¢logo en todo momento a pesar de las presiones m¨¢s vigorosas, y el propio rector asegur¨®, en el ¨²ltimo claustro celebrado, que, aun bajo las circunstancias m¨¢s adversas, seguir¨ªa invitando a los estudiantes -encerrados o no- a participar, al lado del resto de los estamentos universitarios, a formar parte de una plataforma de seguimiento del plan de Bolonia. Ahora les corresponde a los estudiantes, incluso a los que est¨¢n en el limbo, corresponder a esta oferta por su bien y por el de toda la Universidad. La UB, en este sentido, todav¨ªa puede convertirse en una referencia para todas las universidades espa?olas en lo que concierne al control de los puntos oscuros del plan de Bolonia, que son muchos.
JORDI LLOVET es Catedr¨¢tico de Teor¨ªa de la Literatura de la UB
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