Salir de Kosovo

No es f¨¢cil encontrar una explicaci¨®n al repliegue de las tropas espa?olas en Kosovo anunciado por la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n. Si se alega que la decisi¨®n es coherente con la posici¨®n mantenida en relaci¨®n con la independencia de la antigua provincia serbia -que, en efecto, lo es-, no se entiende que el Gobierno haya tardado un a?o en adoptarla, por m¨¢s que ahora se trate de justificar ese plazo como gesto de buena voluntad hacia los aliados. Y si se sostiene que la propia OTAN est¨¢ considerando la posibilidad de reducir sus fuerzas -algo todav¨ªa dudoso, tal como ha indicado un portavoz estadounidense en su airada reacci¨®n a la decisi¨®n del Gobierno espa?ol-, resulta incomprensible que no se haya aprovechado esa circunstancia para actuar dentro de los procedimientos previstos por la propia organizaci¨®n.

El papel al que debe aspirar nuestro pa¨ªs en el mundo no se corresponde con la forma de actuar que ha seguido la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, y que ahonda la visi¨®n de Espa?a como socio imprevisible o que s¨®lo atiende a los est¨ªmulos de la pol¨ªtica interior. La revisi¨®n de los compromisos internacionales es siempre un asunto dif¨ªcil de gestionar, y de ah¨ª la importancia de respetar escrupulosamente los procedimientos. Mucho m¨¢s cuando se trata de los de una organizaci¨®n que, como la Alianza Atl¨¢ntica, es un club al que se accede de forma voluntaria. Chac¨®n parece no haberlo tomado en cuenta, limit¨¢ndose a comunicar la noticia al secretario general a trav¨¦s de una llamada telef¨®nica y a hacerla p¨²blica en una arenga a las fuerzas sobre el terreno. Tampoco en el ¨¢mbito interno ha cumplido la ministra con un m¨ªnimo deber de informaci¨®n previa al Parlamento, al que est¨¢ obligado el Gobierno para enviar tropas al exterior, pero que de igual manera deber¨ªa servir para los supuestos de repliegue.

La posici¨®n de Espa?a sobre la independencia de Kosovo es minoritaria en el seno de la Uni¨®n Europea. ?ste ser¨ªa un argumento adicional para actuar con un rigor diplom¨¢tico que se ha vuelto a echar en falta y que, en ¨²ltimo extremo, s¨®lo consiste en hacer que coincidan el discurso y las acciones. No tiene sentido que el Gobierno reitere con cualquier pretexto el compromiso de Espa?a con la legalidad y las instituciones internacionales si, al mismo tiempo, adopta unilateralmente estas iniciativas, por m¨¢s que tambi¨¦n lo hayan hecho antes otros pa¨ªses.

El momento para anunciarlo no ha podido ser m¨¢s inoportuno. Desairar a la OTAN cuando Francia ha vuelto a su mando integrado no parece la mejor credencial para la reuni¨®n que se celebrar¨¢ en las ciudades fronterizas de Estrasburgo y Kehl, a fin de oficializar solemnemente la decisi¨®n de Sarkozy. Ni es tampoco una buena presentaci¨®n pol¨ªtica a quince d¨ªas del primer viaje de Obama a Europa y de su primer encuentro con Zapatero, puesto que su cambio de rumbo en pol¨ªtica exterior exige socios fiables, como la propia Administraci¨®n norteamericana ha hecho notar en una reacci¨®n suficientemente severa.