Sin blindaje medi¨¢tico
En v¨ªsperas de Fallas el embajador de la Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela, como gustan intitularse, reuni¨® a un grupo de periodistas valencianos para compartir una paella que, sin la menor culpa por su parte, result¨® incomestible, no obstante haberla cocinado una sedicente Escuela de Hosteler¨ªa que deber¨ªa ser clausurada por el Tribunal de la Buena Mesa. Pero muy discreto, a fuer de diplom¨¢tico, Alfredo Toro Hardy disimul¨® la infamia culinaria y, muy puesto en la faena, condens¨® su inter¨¦s en el r¨¦gimen informativo que su pa¨ªs viene padeciendo en Espa?a, donde -dice, y parece evidente- se eval¨²a poco, mal o nada la progresiva pol¨ªtica social y de promoci¨®n de los derechos humanos que lleva a cabo el Gobierno de Hugo Ch¨¢vez.
Con el prop¨®sito de confortarle, se le razon¨® que, salvadas las obvias diferencias, la izquierda pol¨ªtica o asimilada de por estos lares tampoco ha gozado de mejor suerte en el cap¨ªtulo medi¨¢tico, pues aqu¨ª ha sido la Generalitat y su vasta red de prensa obsecuente la que ha venido marcando a su antojo la agenda de los asuntos informativos. Una tarea propiciada estos a?os pasados por el ambiente de exuberancia econ¨®mica que ha relajado al vecindario, abundar en el anonadado a la oposici¨®n pol¨ªtica e incluso desacreditado las cr¨ªticas de las tribunas period¨ªsticas disonantes. En este remedo de California feliz y enladrillada que era el Pa¨ªs Valenciano no hab¨ªa espacio para la discrepancia, ni eco apenas para las severas reprimendas urban¨ªsticas del Parlamento europeo. Todo estaba bajo control hasta que se produjeron una serie de sucesos concatenados que lo han hecho trizas.
Por lo pronto, un denodado y en cierto modo s¨²bito inter¨¦s period¨ªstico por las pol¨ªticas territoriales y esc¨¢ndalos inmobiliarios; despu¨¦s, una crisis econ¨®mica que ha sumido en la miseria el discurso infatuado oficial, y, por ¨²ltimo, el caso G¨¹rtel levantado por el juez Baltasar Garz¨®n y el episodio de la sastrer¨ªa que ha convertido al presidente Francisco Camps y otras destacadas cabezas visibles del PP valenciano en el pim-pam-pum de la s¨¢tira m¨¢s inclemente de los medios informativos estatales. Su futuro pol¨ªtico ha quedado arruinado bajo la pancarta o al grito de "Queremos trajes para todos". Como cuando las cosas se tuercen, ni siquiera ha faltado la defensa en forma de fuego amigo de un personaje como Federico Trillo, el pat¨¦tico h¨¦roe de Perejil y ministro vergonzantemente involucrado en el suceso del Yak-42, donde murieron tr¨¢gicamente 62 militares y el hoy diputado por Alicante estuvo muy lejos de afrontar con arrojo sus responsabilidades.
Fin, pues, del blindaje. Hasta que se produzca un fallo judicial y a¨²n despu¨¦s, independientemente de su sentido, este Consell va a sufrir un escudri?amiento detallado y un desgaste acelerado, como ya se est¨¢ constatando mediante los trapicheos que le han sido aflorados al consejero Seraf¨ªn Castellano, que comparte la preferencia por los autom¨®viles Mercedes con las directoras generales del Libro y de Teatres para sus viajes oficiales. Muy en consonancia todo con los tiempos que corren. No ha de extra?arnos que el molt honorable rehuya la comparecencia en los actos p¨²blicos, no acepte preguntas en las ruedas de prensa y la oposici¨®n parlamentaria brame en las Cortes.
Ah, y con el embajador, estamos en deuda con una buena paella de desagravio.
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