El trapero y la pol¨ªtica
"El trapero es la figura m¨¢s provocadora de la miseria humana".
Walter Benjamin
El Ayuntamiento de Madrid multar¨¢ con 750 euros a quien rebusque en la basura. Esta decisi¨®n administrativa es un gesto pol¨ªtico de gran alcance ya que criminaliza una de las figuras, la del trapero, que m¨¢s luz ha echado sobre la convivencia entre humanos. Si, para salir de la crisis, lo m¨¢s s¨®lido que nos cuentan los expertos es esperar a que escampe, no deber¨ªamos despedir al trapero, sin recoger un legado amenazado de extinci¨®n.
Carlos Marx, coincidiendo en esto con Ana Botella, la concejala madrile?a del ramo, fustig¨® sin piedad a los que le defend¨ªan. En alem¨¢n los trapos o harapos se llaman lumpen y sabemos bien el desprecio de Marx por el lumpeproletariat, el proletariado andrajoso, porque era un ej¨¦rcito de par¨¢sitos que no creaban riqueza. S¨®lo ten¨ªa ojos para el Proletariado que, esos s¨ª, hac¨ªan andar la rueda de la historia.
Mientras subsista la miseria habr¨¢ mitos para que haya resistencia
La cosa cambia entreguerras, con el crash burs¨¢til del 29 y el ascenso espectacular del fascismo. En un momento en el que, como dec¨ªa Victor Serge, era "medianoche en el siglo", emerge la figura del trapero. Escritores, como Beaudelaire o Peguy, y fil¨®sofos, como Walter Benjamin, encuentran en ella la gu¨ªa inesperada para entender lo que est¨¢ pasando y c¨®mo salir de la crisis. Nada como dedicarse a las sobras que vierte el est¨®mago de la ciudad dormida para entender lo que est¨¢ pasando.
El trapero, en efecto, dispone de un punto de vista privilegiado para analizar las sociedades avanzadas. Al trapero no se le oculta que el sistema funciona creando desechos que luego recicla y aprovecha como alimento de la maquinaria.
Las sobras son una realidad del sistema y tambi¨¦n la met¨¢fora de la exclusi¨®n. Lo que el sistema desecha no es s¨®lo lo que circula por las cloacas o va al cubo de las basuras. Convierte en basura todo lo que usa y que un momento antes ha sido festejado con todos los honores.
Cuando el trapero hace su ronda de noche pincha con el chuzo de trabajo cartones sueltos con palabras descoloridas, tales como "prestigio", "cient¨ªfico" o "campe¨®n".
El trapo o desecho es s¨®lo el momento posterior de lo que unas horas antes tuvo glamour y que ahora es papel ajado. Ve su condici¨®n de mendigo no como un oficio aparte, sino como un estado que amenaza a cualquiera.
Todo su af¨¢n consiste en rescatar trapos y ponerlos fuera de la circulaci¨®n, como si fueran joyas, con las que armar la resistencia. Porque en ese mundo de miseria hay tesoros que merecen ser salvados, ll¨¢mense austeridad, respeto del entorno, conciencia de que el mundo es limitado y fr¨¢gil.
Posee una gram¨¢tica educativa muy singular y si tuviera hijos les ahorrar¨ªa la angustia del paro ense?¨¢ndoles a distinguir entre ser y tener, desterrando la maldici¨®n de nuestra lengua que califica al desempleado como alguien que "est¨¢ de m¨¢s".
Lo suyo no era s¨®lo la diagnosis, tambi¨¦n ten¨ªa una propuesta para salir de la crisis. Piensa que las teor¨ªas econ¨®micas fracasan porque no soportan el cara a cara con la miseria.
Los pol¨ªticos y sus economistas se retiran demasiado pronto a sus gabinetes para tratar de resolver un problema en vez de escuchar las razones que subyacen a los gritos de los desesperados. Hay que tomar la medida del desastre, contando los ca¨ªdos, escuchando los relatos de los que huyen por hambre, anotando las v¨ªctimas que en alg¨²n lugar lejano producen las decisiones de los poderosos.
"Yo no tengo nada que decir, s¨®lo mostrar", dec¨ªa Benjamin. "No voy a ocultar nada que valga la pena. A los trapos y desechos no quiero clasificarlos, sino s¨®lo hacerles justicia". Ese es el secreto del trapero: mostrar los trapos, uno a uno, y escuchar su elocuencia. A esto invita a los pol¨ªticos.
De la crisis del 29 se sali¨® gracias a la inteligencia de Keynes. El trapero qued¨® archivado como figura literaria. Dicen los que saben que tambi¨¦n de ¨¦sta saldremos, pero volveremos a las andadas si tratamos al trapero como un delincuente. De momento y mientras esperamos la llegada de un nuevo salvador, vuelve su silueta vacilante porque mientras subsista la miseria, habr¨¢ mitos, para que haya resistencia.
Reyes Mate, es profesor de Investigaci¨®n del CSIC y autor de Medianoche en la historia. Comentarios a las Tesis de Benjamin sobre el concepto de historia.
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