Condenados a permanecer en la Red
"Si entra en Google con mi nombre ver¨¢ como punto dos una noticia acerca de m¨ª, de hace veinte a?os, nada agradable, que no quiero dejar a mis nietos. M¨¢xime cuando es francamente obsoleta. (...) Le ruego tenga a bien ordenar su retiro". La carta llega desde Buenos Aires y est¨¢ firmada por un profesor de Farmacolog¨ªa. Efectivamente, al introducir su nombre en el buscador, aparece como primera referencia un listado de Dialnet con los 11 libros de los que es autor, y como segunda entrada, una noticia publicada en EL PA?S en 1988 sobre su ingreso en prisi¨®n por un asunto relacionado con ETA. No hay otras entradas que permitan saber en qu¨¦ qued¨® aquello. En el archivo de EL PA?S figuran 14 noticias con ese nombre, pero ninguna informa tampoco sobre el desenlace del proceso.
?Cu¨¢ndo y por qu¨¦ se deber¨ªa blindar el acceso a una noticia p¨²blica?
En las ¨²ltimas dos semanas, la Defensora del Lector ha recibido varias peticiones m¨¢s. Ana G. D., por ejemplo, escribe: "Quiero agradeceros la atenci¨®n que tuvisteis al publicar en el foro de EL PA?S la queja que envi¨¦. Os escribo para solicitaros que la elimin¨¦is, ya que ha quedado en el hist¨®rico, y todas las personas que buscan mi perfil lo primero que encuentran es ese art¨ªculo". Su preocupaci¨®n es comprensible: una cosa es participar en un foro digital en un tono desenfadado, y otra muy distinta que ese escrito pueda ser le¨ªdo, fuera de su contexto, por un jefe de personal a la hora de evaluar a los aspirantes a un cargo.
La casu¨ªstica es infinita y, en algunos casos, sangrante. Es el caso de un cirujano cuya ¨²nica referencia en Google es su imputaci¨®n por negligencia a causa de un error m¨¦dico del que m¨¢s tarde fue absuelto; el de un toxic¨®mano ya rehabilitado, cuyo pasado le persigue por un atraco en el que particip¨®, o el de una mujer cuyo nombre remite a una noticia de cuando ella era menor y tuvo que presenciar c¨®mo su padre mataba a su madre. Cosas nada agradables de recordar y que aparecen en Google con luces de ne¨®n.
Los afectados consideran que esas noticias da?an su imagen p¨²blica, y por eso piden que se retiren de Internet. Pero no es tan sencillo. Se trata de archivos p¨²blicos en cuya gesti¨®n intervienen diferentes instancias en una madeja de responsabilidades dif¨ªcil de desenredar. La mayor¨ªa son noticias veraces, pero tambi¨¦n las hay inexactas e incompletas. En estos casos, la amplificaci¨®n de Internet agrava las consecuencias de los errores period¨ªsticos, en una problem¨¢tica que Paloma Llaneza, abogada experta en nuevas tecnolog¨ªas, explica as¨ª: "Antes de Internet, cuando alguien quer¨ªa saber algo sobre otra persona, ten¨ªa que ir a una hemeroteca, lo cual requer¨ªa un cierto esfuerzo, pero cuando acced¨ªa ten¨ªa el historial completo. Ahora, buscadores como Google permiten acceder a los archivos de forma autom¨¢tica, pero no completa, y confiere vigencia a noticias antiguas que han dejado de ser relevantes. Si adem¨¢s eran err¨®neas, el perjuicio puede ser muy grave".
ELPA?S.com recibe unas tres peticiones de retirada de noticias por semana. La responsable de su servicio jur¨ªdico, Ana Ramos, explica: "Es una problem¨¢tica muy seria, que va en aumento y que en ocasiones provoca situaciones muy dolorosas. Pero EL PA?S no puede de ning¨²n modo modificar sus archivos. Eso ser¨ªa falsear la historia. Los archivos son intocables. El problema radica en la facilidad con la que Google o cualquier buscador los hace accesibles, y el modo en el que lo hace. Es Google quien establece la selecci¨®n de las noticias que aparecen".
La pelota est¨¢ pues en el tejado de Google. Pero por poco tiempo: "Nosotros nos limitamos a rastrear e indexar p¨¢ginas web de acceso p¨²blico", responde B¨¢rbara Navarro, directora de Relaciones Institucionales de Google. "Cuando alguien nos pide que retiremos una informaci¨®n, le dirigimos al propietario de la p¨¢gina. Es el ¨²nico que puede eliminarla o modificarla".
Cuando un usuario realiza una b¨²squeda, Google aplica un sistema autom¨¢tico que rastrea las p¨¢ginas web existentes. Y para jerarquizar la selecci¨®n, aplica un algoritmo de b¨²squeda que combina m¨¢s de 200 variables, en una f¨®rmula tan secreta como la de la Coca-Cola. Una vez hecha la jerarquizaci¨®n, establece un enlace por el que el usuario puede acceder a cada sitio. Pero la selecci¨®n es necesariamente arbitraria, incompleta y adem¨¢s variable.
"Si la p¨¢gina original es modificada o desaparece, en el pr¨®ximo rastreo tambi¨¦n desaparecer¨¢ de Google", precisa B¨¢rbara Navarro. "Y si el propietario de la web, o el webmaster, no quiere o no puede eliminar la informaci¨®n, entonces nosotros le proporcionamos una herramienta que le permite hacerla invisible en Internet. Pero usar o no esa herramienta es una decisi¨®n del webmaster". En este caso, la informaci¨®n no se destruye, pero s¨®lo puede ser consultada en el archivo del propio medio.
Con esta herramienta, Google deja de nuevo la pelota en el campo de los medios. Pero las cosas siguen sin estar claras. Una reciente resoluci¨®n de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos a ra¨ªz de una denuncia presentada por R. B. G. contra Google y contra ELPA?S.com por la publicaci¨®n de una informaci¨®n sobre un incidente en el que se vio implicado, concluye que la posibilidad de acceder a esa noticia a trav¨¦s de Google "afecta a su situaci¨®n personal de manera fundada y leg¨ªtima", por lo que insta a Google Spain, SL, a retirar los datos de su ¨ªndice e impedir el acceso futuro a los mismos.
La agencia desestima, en cambio, la reclamaci¨®n contra ELPA?S.com por entender que, cuando se trata de una informaci¨®n veraz y de relevancia p¨²blica, prevalece el derecho a la libertad de expresi¨®n. Sin embargo, hace unas consideraciones dignas de ser tenidas en cuenta. Dice, en primer lugar, que los peri¨®dicos deber¨ªamos ponderar mejor la relevancia de publicar la identidad de las personas implicadas en una noticia, y en los casos en que ese dato no aporte informaci¨®n, propone evitar la identificaci¨®n o hacerla con iniciales. Tambi¨¦n nos insta a reflexionar sobre la conveniencia de "mantener de manera permanente una absoluta accesibilidad" a noticias que ya no tienen relevancia p¨²blica, "dada la trascendencia que puede tener sobre la privacidad de las personas". Y finalmente, insta a los medios a "usar medidas inform¨¢ticas para que, en caso de que concurra inter¨¦s leg¨ªtimo de un particular y la relevancia del hecho haya dejado de existir, se evite desde su webmaster la indexaci¨®n de la noticia por los motores de b¨²squeda de Internet. De esta forma, aun manteni¨¦ndola inalterable en su soporte, se evitar¨¢ su divulgaci¨®n indiscriminada, permanente y, en su caso, lesiva".
Esta herramienta supone una novedad, pero abre una caja de Pandora dif¨ªcil de gestionar por los medios. ?Cu¨¢ndo y por qu¨¦ se deber¨ªa blindar el acceso a una noticia de archivo que es p¨²blica? Ana Ramos considera que "puede haber casos en que est¨¦ justificado, porque la informaci¨®n sea incorrecta o incompleta, pero tendr¨ªa que verse caso por caso".
La abogada Paloma Llaneza llama la atenci¨®n sobre la problem¨¢tica que plantea la existencia de una biograf¨ªa digital que cada vez puede tener m¨¢s importancia en nuestras vidas. Estima que eso obliga a la ciudadan¨ªa a plantearse c¨®mo utilizan los instrumentos de la Red, pero tambi¨¦n obliga a los periodistas a replantear las exigencias de los controles de calidad.
Esta Defensora tambi¨¦n lo cree. Por su alta capacidad de impacto, las noticias que publica EL PA?S suelen figurar entre los primeros enlaces de una b¨²squeda con Google. Deber¨ªamos extremar el cuidado en el tratamiento de los datos privados de las personas que aparecen en las informaciones. Y, desde luego, deber¨ªamos poner fin a la tolerancia con que permitimos ciertas carencias en nuestro trabajo, como la de no hacer siempre un seguimiento de las noticias que publicamos. ?Es l¨ªcito que publiquemos a cuatro columnas que alguien ha sido imputado y nunca informemos si ha sido condenado o absuelto? Deber¨ªamos establecer normas al respecto. En casos como la Operaci¨®n G¨¹rtel o las causas por corrupci¨®n urban¨ªstica, con decenas de presuntos implicados, deber¨ªamos especificar qui¨¦nes quedan libres de cargos conforme avanza el proceso, y hacer una recapitulaci¨®n final cuando, seguramente al cabo de muchos a?os, se produzca la sentencia.
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