Goles entre bostezos
Con un aire cansino y perezoso, el Madrid despacha sin ning¨²n brillo a un Almer¨ªa entregado
Hay varios modos de golear. Al menos, para este Madrid. De forma arrolladora, como en San Mam¨¦s, o incluso tras un encuentro pelmazo, como ante el Almer¨ªa. Esta vez, el equipo de Juande Ramos se regal¨® un partido almibarado, sedante y tedioso frente a un adversario sin chicha. Tras un primer acto de pura ch¨¢chara, s¨®lo alterado por el derechazo triunfador que se recuerda de Marcelo, al Madrid le bast¨® sacudirse algo de galbana para sentenciar al cuadro andaluz, que sin Negredo result¨® ser muy poca cosa. Extraordinariamente regular a la hora de sumar puntos en la Liga, el f¨²tbol del ¨²nico aspirante a cazar al Bar?a sigue muy bacheado. El equipo engancha con su hinchada por su tenaz persecuci¨®n. Por juego, no seduce siempre, ni mucho menos.
REAL MADRID 3 - ALMER?A 0
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Cannavaro, Pepe (Metzelder, m. 78), Heinze (Torres, m. 85); Robben, Lass (Gago, m. 68), Sneijder, Marcelo; Ra¨²l y Huntelaar. No utilizados: Dudek; Parejo, Van der Vaart e Higua¨ªn.
Almer¨ªa: Alves; Bruno, Acasiete, Pellerano, Man¨¦; Juanma Ortiz (Jos¨¦ Ortiz, m. 60), Iriney (Nieto, m. 85), Juanito, Crusat; K. Uche (Corona, m. 69) y Piatti. No utilizados: Esteban; Carlos Garc¨ªa, Solari y Soriano.
Goles: 1-0. M. 23. Marcelo, de fuerte disparo. 2-0. M. 52. Huntelaar fusila a Alves. 3-0. M. 66. Huntelaar, a puerta vac¨ªa.
?rbitro: Mateu Lahoz. Amonest¨® a Pepe, Ra¨²l, Sergio Ramos, Bruno, Iriney, Heinze y Gago.
70.000 espectadores en el estadio Bernab¨¦u.
Los blancos no hicieron cosquillas a Diego Alves hasta que Marcelo sac¨® el mazo
No habr¨¢ quien encuentre una excusa para rebobinar alguna vez el partido despachado por el Madrid y el Almer¨ªa, un tost¨®n, especialmente el primer tiempo, s¨®lo discutido por un cabezazo de Uche que atrap¨® Casillas y el gol de Marcelo, que ha ganado foco como interior. Entre una y otra jugada, el duelo tuvo una cadencia insoportable, lo que disgust¨® a la grada, predispuesta para una tarde taurina, soleada y, de forma excepcional, con f¨²tbol de sobremesa en Chamart¨ªn. Le falt¨® pulso, por la levedad del Madrid y el poco hueso de su oponente.
Ante un equipo remol¨®n, sujetado por el orden de Lass, al Almer¨ªa no le falt¨® posesi¨®n ni se vio inquieto. Se despleg¨® con algo m¨¢s de aceleraci¨®n que su paquid¨¦rmico rival, pero fren¨® en seco en la orilla de Casillas hu¨¦rfano de su goleador. No es f¨¢cil para un modesto relevar a un chico como Negredo, con 16 goles en la mochila. El Madrid no le quiso en sus filas y tampoco enfrente.
Del conjunto local apenas hubo noticias en alguna zona del campo. Robben dimiti¨® durante todo el primer tramo, Ra¨²l se despeg¨® de Huntelaar para escoltar a Lass, al que Sneijder, en su posici¨®n preferida, dej¨® m¨¢s aislado de la cuenta. El Madrid, con su aire cansino y perezoso, no hizo cosquillas a Diego Alves hasta que Marcelo sac¨® el mazo de forma inopinada. El brasile?o solt¨® un latigazo desde fuera del ¨¢rea que su compatriota en la porter¨ªa almeriense se encontr¨® en los morros. Un acto de fe de Marcelo. Hace no muchos meses no se habr¨ªa atrevido por temor a ser ridiculizado por una pierna de la que s¨®lo se sab¨ªa que le sirve para mantener el equilibrio. Hoy, bajo la tutela de Juande y enhebrado como interior, sin mayor tajo defensivo, ha logrado el protagonismo que nunca tuvo desde que lleg¨® a Chamart¨ªn. A su nuevo vuelo se subi¨® el Madrid para cerrar el resultado. Le hab¨ªa faltado de todo y no le hab¨ªa sobrado nada, pero encontr¨® en Marcelo al ¨²nico agitador de la jornada. Reci¨¦n estrenado el segundo tiempo, el brasile?o, crecido como est¨¢, se anim¨® con un zurdazo sin apenas ¨¢ngulo que escupi¨® el larguero. Mantuvo su empe?o, por una vez se anim¨® Robben y, tras la primera comba del extremo holand¨¦s, Alves hizo la parada del d¨ªa. Fue a Marcelo, c¨®mo no, que se vio obligado a felicitarle. El ex lateral cerr¨® su repertorio y los ¨²nicos aplausos que se escucharon desde entonces en el Bernab¨¦u fueron para Huntelaar y uno de sus m¨¢s conspicuos predecesores como ariete madridista: Hugo S¨¢nchez.
En Huntelaar el Madrid ha encontrado un fil¨®n. Rebotea goles con asombrosa facilidad. Tiene el gen del goleador: habita en el ¨¢rea rival y se vulgariza fuera de ese per¨ªmetro. A un paso del gol, es capaz de todo: lo mismo volea con la zurda que la pelota le busca tras un rechace del meta contrario. Por ambas v¨ªas increment¨® el delantero holand¨¦s hasta ocho su cuenta goleadora en la Liga. Un racimo excelente para un reci¨¦n llegado. Su reputaci¨®n como goleador le preced¨ªa.
De Marcelo a Huntelaar s¨®lo hubo bostezos, puro barbecho. De la distensi¨®n nada sac¨® el Almer¨ªa, al que siempre se adivin¨® vencido, como si la feria anterior con el Bar?a o la de ayer con el Madrid no le resultaran mundanas. Aburrida, la afici¨®n homenaje¨® a Hugo y despobl¨® las gradas con tiempo suficiente para echar un vistazo al l¨ªder a la espera de una resta de puntos. No fue as¨ª. El Madrid suma y suma, pero a veces, m¨¢s de las que cabr¨ªa esperar, es plomizo. El Bar?a, recuperado, no s¨®lo mantiene a su rival en el retrovisor, sino que cautiva casi siempre. En cualquier caso, la Liga tiene pulso.
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