Tu 'extimidad' contra mi intimidad
El auge de la telerrealidad y las redes sociales ha cambiado la forma de entender lo privado
"La primavera me altera". "Odio los lunes". "Jos¨¦ Manuel se ha unido al club de fans de Gracita Morales". "Resac¨®n, resac¨®n...". "Me encantan estos rayos de sol que entran por la ventana". "?Alguien me presta unas lumbares que no duelan?".
La p¨¢gina de inicio de cualquier usuario de una red social como Facebook (la utilizada en el ejemplo) es un rosario de peque?as dosis de la vida ¨ªntima de nuestros conocidos (y de la nuestra propia). Reflexiones, recomendaciones, fotos u ocurrencias, casi todas bastante pensadas. Al fin y al cabo la van a poder ver todos nuestros amigos (y nosotros las suyas). Este intercambio de intimidades nos gusta, de ah¨ª que su ¨¦xito haya sido arrollador.
Una forma de triunfar son las im¨¢genes que mostramos al resto
El 'voyeurismo' social causa tolerancia. Siempre queremos m¨¢s
Facebook es una ventana indiscreta desde la que mirar y exhibirse
?Por qu¨¦ ha dejado de ser lo particular ese valor tan preciado del XX?
En Espa?a, unos 13 millones de personas forman parte de alguna de estas comunidades virtuales -con Facebook, Tuenti y MySpace en cabeza-, aunque la cifra crece a un ritmo del 20%. Si pregunta a los asiduos obtendr¨¢ respuestas en esta l¨ªnea: "Es una buena manera de ense?ar lo que quieres de tu vida a los dem¨¢s". "Me divierte saber qu¨¦ hace la gente que conozco". "Me da la sensaci¨®n de que estoy mucho m¨¢s conectada al mundo". "Es una ventana indiscreta desde la que mirar sin ser visto". "Es un peque?o gesto de exhibici¨®n".
La masificaci¨®n de las redes sociales ha generalizado un concepto que los expertos llaman extimidad, algo as¨ª como hacer externa la intimidad, y que tiene su origen en el auge de los reality shows y de la Web 2.0 (blogs, fotologs, redes sociales...). La fallecida Jade Goody, la ex concursante de la versi¨®n inglesa de Gran Hermano que critic¨®, am¨®, se cas¨® y agoniz¨® de cara al mundo, ser¨ªa el ejemplo extremo de una tendencia de la que es dif¨ªcil escapar. ?Tenemos todos una Jade Goody dentro?
Y mientras los usuarios aprenden a manejar una herramienta que ha entrado en sus vidas como un alud (si pongo este comentario en Facebook, ?le sentar¨¢ mal a Fulanito?; si subo esta foto, ?la acabar¨¢ viendo mi ex?; ?realmente quiero que todos mis amigos se enteren de que de ni?o me encantaba Europe?), los psic¨®logos est¨¢n viviendo su propio quebradero de cabeza analizando los cambios con que, movidos por las nuevas tecnolog¨ªas, construimos nuestra identidad. ?O es al rev¨¦s?
Los expertos han cogido prestado el t¨¦rmino extimidad de Jacques Lacan aunque lo usan con un significado diferente del psicoanalista franc¨¦s. Una de las primeras en tratar el fen¨®meno fue la antrop¨®loga argentina Paula Sibilia, autora del ensayo La intimidad como espect¨¢culo (Fondo de Cultura Econ¨®mica). "Me llam¨® la atenci¨®n que se describieran los blogs como diarios ¨ªntimos. ?C¨®mo van a ser ¨ªntimos si se publican en Internet?", explica Sibilia al tel¨¦fono. "?Qu¨¦ ha sucedido en la sociedad para que haya cambiado tanto la idea de lo ¨ªntimo? En la ¨²ltima d¨¦cada el fen¨®meno ha explotado. La gente cuelga en YouTube sus ecograf¨ªas, v¨ªdeos de porno casero, todo. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando para que la intimidad haya dejado de ser ese valor tan preciado de los siglos XIX y XX? Lo que ha sucedido es que ha cambiado la forma en que nos construimos como sujetos, la forma en que nos definimos. Lo introspectivo est¨¢ debilitado. Cada vez nos definimos m¨¢s a trav¨¦s de lo que podemos mostrar y que los otros ven. La intimidad es tan importante para definir lo que somos que hay que mostrarla. Eso confirma que existimos".
"Cosas que antes se entend¨ªa que eran privadas, que el individuo viv¨ªa de forma retirada del escenario p¨²blico, ahora se viven de cara de los espectadores, a sabiendas de que van a ser le¨ªdas o vistas", explica Jos¨¦ Errasti, profesor de Psicolog¨ªa en la Universidad de Oviedo. "Pero la extimidad no consiste exclusivamente en mostrar lo que est¨¢ dentro, sino que al hacerlo tambi¨¦n construyes de otra forma lo que est¨¢ dentro. Un ejemplo: los concursantes de Gran Hermano al saberse observados sienten de forma distinta que si no fueran mirados. No est¨¢n impostando; sencillamente cuando somos observados sentimos cosas diferentes".
"Al igual que en Gran Hermano, en las nuevas relaciones personales mediadas por el ordenador las emociones se practican con otra l¨®gica", prosigue Errasti. "Hay mayor premeditaci¨®n, mayor grado de desapego respecto del contexto inmediato del individuo, mayor histrionismo, un car¨¢cter m¨¢s autista al no estar entretejido en el di¨¢logo emocional inmediato con el cara a cara con el otro... Antes los factores por los que uno triunfaba o era aceptado en un grupo eran lo que uno dec¨ªa, o si resultaba ingenioso, etc¨¦tera. En la actualidad, una forma de triunfar son las im¨¢genes que cada uno presenta de s¨ª mismo ante los dem¨¢s. Constantemente se alaba ser especial, diferente, ¨²nico. El problema es que esta nueva forma de entender las emociones est¨¢ sometida a la selecci¨®n del ¨¦xito de las audiencias. Antes, cuando yo viv¨ªa las emociones solo en mi casa, sent¨ªa una cosa u otra, pero ahora variar¨¢ en funci¨®n del ¨¦xito que ante los dem¨¢s tengan esos sentimientos. Si yo tengo sensaciones emocionales seguramente venza en t¨¦rminos de audiencia a alguien m¨¢s anodino. Si cuento en mi blog que estoy desesperado y la ¨²nica realidad es la muerte me leer¨¢n m¨¢s personas que si cuento que merend¨¦ un bocadillo de Nocilla".
La red social Tuenti, la preferida de los m¨¢s j¨®venes, se ha situado en el centro de la actualidad en las ¨²ltimas semanas por su implicaci¨®n en el caso de Marta del Castillo. Como tantas otras, la pandilla de la joven sevillana hab¨ªa encontrado en esta red social una buena forma de estar en contacto. La propia Marta se apunt¨® hace justo un a?o, en marzo de 2008. Desde entonces y hasta el d¨ªa de su desaparici¨®n, intercambi¨® fotos y mensajes con sus amigos, entre ellos los ahora detenidos por matarla y deshacerse de su cad¨¢ver. La chica acumul¨® en su p¨¢gina m¨¢s de mil fotos. Im¨¢genes que, desde que se conoci¨® su ausencia, salieron de su red privada a decenas de web creadas para apoyar su b¨²squeda. Y de ah¨ª, a la mayor¨ªa de medios de comunicaci¨®n. El fen¨®meno se desbord¨® cuando la polic¨ªa detuvo a tres de los amigos de Marta, y sus charlas privadas, plagadas de gui?os cari?osos y piques adolescentes, se hicieron p¨²blicas. Las conversaciones entre ellos se convirtieron en el bien m¨¢s preciado para muchos j¨®venes, que se las reenviaban de forma casi compulsiva.
La situaci¨®n oblig¨® a la fiscal¨ªa de Sevilla a ordenar el cierre de los perfiles de Tuenti de Marta y de El Cuco, el menor detenido, y mostr¨® la otra cara de estas nuevas herramientas. Lo que en la pantalla del ordenador parec¨ªa una pandilla cari?osa y unida ten¨ªa una cara oculta. En Internet contamos lo que queremos contar. Y lo que queremos contar suele ser algo que nos deja en buen lugar.
La red est¨¢ lejos de haber dicho su ¨²ltima palabra en cuesti¨®n de extimidad. As¨ª lo demuestra la ¨²ltima moda entre los adolescentes, unas webs en las que muestran sus cuerpos y punt¨²an los de los dem¨¢s. P¨¢ginas como amoratucuerpo.com, micuerposexy.com o votamicuerpo.com son muy conocidas entre j¨®venes latinoamericanos y espa?oles que buscan conocer gente, ligar y valorar los de los dem¨¢s, un paso m¨¢s en la construcci¨®n de ese yo virtual que va ganando peso en nuestra identidad.
Alfredo Oliva, profesor de Psicolog¨ªa Evolutiva en la Universidad de Sevilla y experto en adolescencia, opina que el ¨¦xito de estas webs responde a esa necesidad de "retroalimentaci¨®n" que tienen los adolescentes (y los no tan adolescentes) para reforzar su autoestima. "Entiendo que los que cuelguen su foto en estas p¨¢ginas tienen cierta seguridad en s¨ª mismos. Muchos ni se atrever¨ªan. Su cuerpo est¨¢ cambiando y les preocupa c¨®mo les ven los dem¨¢s".
Oliva opina que escribir sobre sentimientos y emociones y volcarlas en Internet tiene un efecto "cat¨¢rtico y positivo para la salud". ?l mismo se lo aplica en su blog Reflexiones de un psic¨®logo evolutivo, donde desde hace dos a?os cuelga pensamientos e ideas. "La tarea propia de la adolescencia es la b¨²squeda de la identidad. A esa edad uno se est¨¢ buscando a s¨ª mismo y el escribir puede ayudar a conocerse mejor. Cuando te abres a los dem¨¢s, como ocurre en Internet, buscas esa funci¨®n que siempre ha cumplido el amigo ¨ªntimo y que ahora se ha abierto bastante", apunta Oliva, quien cree que este h¨¢bito es "especialmente enriquecedor" en la adolescencia.
No todos los que nos rodean se han subido al carro de esta nueva extimidad con la misma entrega que los adolescentes. Nos encontramos en un momento de transici¨®n entre dos formas de entender la intimidad y es probable que una no sea mejor que la otra. "La intimidad tal como la hemos entendido en los ¨²ltimos dos siglos tambi¨¦n es un producto social en el que hemos sido educados", apunta Errasti. "Hace siglos las emociones tambi¨¦n se viv¨ªan de forma muy p¨²blica. En la sociedad medieval estaban las pla?ideras... Digamos que ha habido un par¨¦ntesis y ahora estamos en un momento de transici¨®n. La intimidad como se entend¨ªa en los siglos XIX y XX sigue existiendo, por supuesto, pero para un porcentaje creciente de gente ya no es la forma m¨¢s importante de vivir su identidad. La extimidad le est¨¢ haciendo a la intimidad algo parecido a lo que el tel¨¦fono m¨®vil le ha hecho al fijo: siguen existiendo tel¨¦fonos fijos, siguen us¨¢ndose, pero est¨¢n empezando a dejar de ser el prototipo de tel¨¦fono".
?A d¨®nde nos llevan estos cambios? "Es dif¨ªcil decir qu¨¦ va a pasar", explica la antrop¨®loga Paula Sibilia. "Seguramente no ser¨¢ nuestra generaci¨®n quien mejor lo explique porque nos ha cogido en medio. Yo nac¨ª sin m¨®vil, correo electr¨®nico ni Internet. Supone un cambio tan violento en la forma en que usamos nuestro tiempo o en que definimos el yo, son tantos cambios y tan profundos que ser¨¢n m¨¢s visibles en la nueva generaci¨®n. Yo prefiero verlo con optimismo. Quiz¨¢ esta nueva forma nos libere de algunas de las trabas morales que arrastramos".
"Nadie sabe hacia d¨®nde nos llevan estos cambios al igual que este cambio no lo hab¨ªa previsto nadie", interviene Jos¨¦ Errasti. "En las revistas especializadas se est¨¢ viviendo un boom. Cada vez se publican m¨¢s estudios sobre c¨®mo construimos nuestra identidad en una red social, sobre c¨®mo se retratan los hombres y c¨®mo lo hacen las mujeres... Queda much¨ªsimo por estudiar. Lo que s¨ª sabemos es que el voyeurismo emocional produce mucha tolerancia y sucede como con las drogas: que cada vez hay que ir subiendo la dosis. Hace 10 a?os la primera edici¨®n de Gran Hermano congel¨® al pa¨ªs. Hoy en d¨ªa ese programa aburrir¨ªa a las piedras. Los programadores televisivos han tenido que ir subiendo mucho la dosis para que la gente siga viendo la televisi¨®n. Estos d¨ªas el caso de Jade Goody nos ha conmocionado, pero dentro unos a?os quiz¨¢ zapeemos aburridos y s¨®lo veamos operaciones a coraz¨®n abierto. Teniendo en cuenta la transformaci¨®n que ha experimentado el ¨¢mbito de lo ¨ªntimo en la ¨²ltima d¨¦cada no tenemos ni idea de c¨®mo va a evolucionar en los pr¨®ximos diez a?os".
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